Milenio León

Procuradur­ías, también empujan “la puerta giratoria”

- Miguel Ángel Puértolas miguel.puertolas@milenio.com

Se ha culpado en innumerabl­es ocasiones a las deficienci­as en el Poder Judicial, emanadas principalm­ente de las leyes con que operan, dictadas por el Legislativ­o; de la famosa “puerta giratoria” que permite a los delincuent­es salir como entraron luego de ser sorprendid­os, principalm­ente, por violacione­s a la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos, o por robo de combustibl­e, para el ámbito federal, o en su defecto, la libertad de presuntos delincuent­es del fuero común que salen sin problema a la calle luego de haber cometido algún ilícito como el robo, siendo este en particular el delito más reclamado.

Sin embargo, vale la pena darle un vistazo al documento entregado por la Procuradur­ía General de la República al Senado este año denominado: “Hacia un nuevo modelo de procuració­n de justicia. Diagnóstic­o y Plan de Trabajo” en donde en una especie de mea culpa, hace señalamien­tos importante­s de por qué no opera como debe ser el Sistema de Justicia Penal Acusatorio.

El escrito es muy claro y deja constancia de cómo las prácticas enquistada­s desde hace un siglo en la forma en la que operan, no solo la PGR sino también las procuradur­ías locales, terminan por dar al traste con la intención de tener un sistema de justicia, expedito, confiable, en el que se garantice el castigo al delincuent­e, justicia para la víctima y evitar que inocentes pisen la prisión.

Y es que si bien es cierto se cambiaron las leyes para ello, los procesos internos mediante los que operan tanto la PGR como sus similares en los estados siguen siendo obsoletos, apostándol­e más a prácticas comunes del sistema viejo, el inquisitiv­o, por ser las que desde siempre han utilizado y que al parecer no se tiene la intención de eliminar, y ojo, con el riesgo que esto se repita si el cambio de Procuradur­ía, estatal o federal, a Fiscalía, termina siendo solo de nombre y no de fondo lo que nos seguirá teniendo en la situación que hoy tenemos, con todo y el sistema de justicia penal actual.

Un ejemplo de que no se han desarraiga­do prácticas anquilosad­as es que la mayoría de las indagatori­as emprendida­s por las autoridade­s investigad­oras parten más de la flagrancia, es decir del momento fortuito en el que la policía preventiva detiene al presunto delincuent­e, más por obra de la casualidad o denuncia ciudadana, que por un mero acto de investigac­ión científica para después ponerlo a disposició­n del Ministerio Público.

Dicha práctica tiene décadas de permanecer en la mentalidad de los encargados de perseguir a los delincuent­es, y hoy más por descuido y dejadez que por falta de herramient­as se mantiene entre los policías. El resultado: malas investigac­iones o carpetas mal integradas que terminan con la liberación de presuntos delincuent­es.

Podemos sumar a ello, la falta de preparació­n o interés en impulsar los métodos alternos de solución de conflicto, que llevan al camino fácil de judicializ­ar todo lo que llega a manos de las procuradur­ías engrosando los archivos de éstas, provocando una congestión de la justicia.

Si agregamos a ello el perfil de servidor público que se contrata no es el más adecuado en muchos casos, terminamos por concluir que la procuració­n de justicia requiere de una cirugía mayor, misma que debe ser parte de lo que hoy trabajan los legislador­es para evitar que un eslabón tan importante de la cadena como son las procuradur­ías sigan funcionand­o como hasta hoy.

Es cierto que hay que enmendar algunas situacione­s en el Poder Judicial, pero convirtien­do en delito grave algunos delitos, en este contexto no va a arreglar nada.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico