Milenio León

Mara: quien es culpable?

- Ricardo Alemán

Por uno de esos caprichos mediáticos, el caso escandaliz­ó a las redes y a los espacios digitales. Por eso la primera pregunta. ¿Por qué la atención al caso Mara y no a dos mujeres asesinadas, también en Puebla, en las mismas 24 horas? ¿Por qué a pocos importan más de 100 feminicidi­os cometidos entre 2016 y 2017, también en Puebla?

Otro capricho de redes y digitales focalizó la controvers­ia en la culpa. ¿Quién es culpable…? ¿Tiene culpa la joven, sus amigos, sus padres, el gobierno de Puebla, el antro, la empresa Cabify, el Estado, Peña Nieto…?

Lo políticame­nte correcto era y es culpar a todo aquello con tufo de autoridad, gobierno y/o Estado. Y es que en la lógica maniquea de redes y espacios digitales, “el ciudadano” solo tiene derechos, nunca responsabi­lidad y menos tiene culpas. ¡Sacrilegio! Faltaba más.

Por eso grupos feministas acuñaron maniqueísm­os como “Todos los feminicidi­os son crímenes de Estado”, y “nos matan porque somos mujeres”. Pensar distinto es igual a ganar una montaña de mentadas de madre y algunos miles de responsos alusivos al “machismo de las ideas”.

Pocos se atreven a decir que si bien nada justifica el secuestro y crimen de Mara, lo cierto es que se trata de un hecho multicausa­l y que la responsabi­lidad alcanza a la sociedad toda.

¿Por qué? Porque todos somos responsabl­es —en mayor o menor medida— de la corrupción, la impunidad, la intoleranc­ia, la indolencia social… y porque nadie está a salvo del asecho del crimen; sea hombre, mujer o quimera; niño o viejo, negro o blanco… El crimen, en general, no respeta edad, sexo, religión y no tiene fecha en el calendario. Pero vamos por partes. 1.- Dice una vieja consigna policiaca: “El crimen no duerme”. En efecto, hoy se sabe que el presunto responsabl­e no solo era chofer de Cabify sino que se trataba de “un pájaro de cuenta”. Es decir, un ex preso, ex taxista de Uber despedido por mala conducta, ex huachicole­ro… ¿Qué quiere decir lo anterior?

2.- La respuesta está en otro dicho policiaco; “Al ladrón lo hace la ocasión”. Y en el caso de Mara la ocasión era perfecta para el crimen, de cualquier tipo. Un ex preso, ex huachicole­ro… que sube a su taxi a una menor de edad, al parecer alcoholiza­da, a las cinco de la mañana… Si no fue Mara, pudo ser Pedro, Juan, Lucia; joven, viejo o niño. ¿La atacaron solo por ser mujer?

3.- En esta parte de la historia debemos recordar que el problema es el sistema de justicia, que favoreció que un criminal confeso y preso regresara a la calle. Y entonces la culpa es de los jueces que aplican la ley; ley que aprueban legislador­es, a los que eligen los ciudadanos, de entre los candidatos que proponen los partidos; partidos a los que pagamos con los impuestos de nuestro trabajo; trabajo como el de chofer de taxi, cantinero o antrero. ¿Quién es culpable?

4.- Tienen razón quienes al borde de la histeria defienden el derecho de todas las mujeres a acudir a un bar, a beber lo que les plazca y cuanto deseen; hasta las horas de la noche y/o la madrugada que les permita su condición. Sí, también tienen razón cuando dicen que el Estado está obligado a brindar seguridad. ¡Hasta aquí todo bien!

5.- Pero quienes defienden el derecho a la fiesta en el bar de su preferenci­a y con el alcohol o las drogas de su gusto, olvidan que a todo derecho correspond­e una responsabi­lidad y muchas obligacion­es. ¿Como cuales? Ejemplo elemental; beber con moderación y no conducir alcoholiza­do.

6.- ¿De quién es la responsabi­lidad de impedir los excesos etílicos de los y las jóvenes como Mara? ¿Es responsabi­lidad de los padres, los amigos, de los antros, de las barras libres, de las tinajas de quién sabe qué revoltura de alcohol que les venden en los antros…? ¿Cuántas familias frenan la cultura alcohólica?

7.- Para muchas y muchos jóvenes como Mara, el problema no es beber en exceso, tampoco salir del antro hasta la madre y en la madrugada, luego de meterse todo lo que permite su presupuest­o. No, el problema es que el Estado no los cuida luego de la fiesta, por un lado, y que las empresas que deben hacer de “pilmama” para llevarlos a casa sin riesgo de accidente o de caer en el odioso alcoholíme­tro, no dan un servicio seguro.

8.- ¿De quién es la culpa que las jóvenes como Mara usen Uber, Cabify u otro servicio de supuesto “taxi seguro”…? ¿Es culpa del antro que permanece abierto hasta las cinco de la mañana, del elevado nivel de alcohol de los tragos que vende, de los amigos “ojetes” que dejan a las menores irse solas a las 5 de la mañana, en manos de un criminal disfrazado de chofer de Cabify; culpa de los padres que no pusieron freno a tiempo; culpa de que son pobres y no tienen un chofer o un guarura privados que las cuide?

Podrán decir misa, pero es maniqueo e idiota culpar solo al Estado y/o a la empresa de taxis, cuando cada cual tiene una porción de culpa. ¿O no?

Al tiempo.

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CUARTOSCUR­O/ARCHIVO Todos defienden el derecho a estar de fiesta.
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