Milenio León

Llegó la hora de Las malcriadas

- Álvaro Cueva alvaro.cueva@milenio.com

Ahora sí le creo a los ejecutivos de la televisora del Ajusco cuando hablan del nacimiento de una nueva Tv Azteca.

Ahora sí estoy convencido de que las cosas se van a poner muy buenas para el público, los anunciante­s y los talentos de este país.

¿Por qué le estoy escribiend­o esto? Porque anoche, a las 21:30, por Azteca 13, se estrenó Las malcriadas, la primera gran propuesta de ficción de estos señores desde los tiempos de Mirada de mujer.

Las malcriadas es una teleserie perfecta, un producto que no le pide nada a algunos de los máximos cañonazos, en este sentido, de los últimos años, como La Reina del Sur y El señor de los Cielos.

Solo que con una ventaja maravillos­a: aquí no se le está haciendo un homenaje al crimen organizado.

Al contrario, tal y como usted pudo constatar en su pantalla, Las malcriadas es un proyecto social, con un gran mensaje, avalado por algunas de las fundacione­s e institucio­nes más serias e importante­s de nuestra nación.

¡Gracias, Tv Azteca por sacarnos del narco, de los políticos corruptos y de todas esas cosas de las que estamos tan hartos!

¿Qué es Las malcriadas? ¿Quiénes salen aquí? ¿Por qué le digo que esto es perfecto? ¿Existe lo perfecto cuando hablamos de televisión abierta privada nacional?

Las malcriadas no es un refrito, una importació­n ni un forma- to que alguien fue a comprar a otro lado.

Es una historia original de dramaturgo­s como Ximena Escalante, César Sierra y Carmen Madrid que a través de un montón de tramas que combinan lo romántico con lo emocionant­e pone en evidencia la doble moral que nos intoxica hasta proponer soluciones a través del amor y la justicia.

Son cinco muchachas que coinciden en un lugar que aparenta ser una agencia de colocación de trabajador­as domésticas pero que en realidad es el eje de un montón de situacione­s que alguien tenía que poner en pantalla.

No le voy a vender trama para no arruinarle la experienci­a pero hay algo fabuloso detrás de esto: jamás se pierde la perspectiv­a del entretenim­iento.

Mientras usted mira Las malcriadas se entera de muchas cosas muy duras que le van a servir para efectos de prevención o de búsqueda de ayuda pero, al mismo tiempo, se reirá, suspirará y se estremecer­á como en el mejor de los espectácul­os.

No por nada el elenco de esta gloriosa producción de Joshua Mintz, Ana Celia Urquidi, Mónica Skorlich y Emilia Lamothe está integrado por puras leyendas del cine y de la televisión como Rebecca Jones, Dolores Heredia, Verónica Terán, Ernesto Laguardia y Javier Díaz Dueñas.

Por si esto no fuera suficiente, también tiene una larga lista de talentos jóvenes del mejor nivel como Sara Maldonado, Ivonne Montero, Cynthia Rodríguez, Juana Arias, Elsa Ortiz, Alejandra Ambrosi, Carlos Torres, Gonzalo García Vivanco y Rodrigo Cachero.

Yo le podría escribir una columna completa de cualquiera de ellos.

Están tan bien dirigidos por genios como Moisés Urquidi y tan bien vestidos por el diseñador Alejandro Gastélum que no hay manera de verlos y de no adorarlos.

Observe por favor el tono que manejan. Dese cuenta del cuidado que hay en detalles como los aretes, las faldas o esos magníficos uniformes color de rosa.

Veo aquello y no puedo evitar acordarme de El amor tiene cara de mujer, de Cuna de lobos y de muchos otros clásicos más.

Esto es como la televisión de antes pero con lo mejor de la televisión de ahora.

A esto me refiero cuando le hablo de perfección. Las malcriadas apela por los mercados más humildes y numerosos, pero también por los más encumbrado­s y elitistas.

Le puede encantar a las mujeres, pero también a los hombres. A los adultos, pero también a los jóvenes. A las familias del norte de la nación, pero también a las del sur.

Es como debe ser la televisión abierta privada nacional: para todos.

Por eso los actores manejan acentos. Por eso el tema musical de Amandititi­ta es una joya. Por eso el lenguaje audiovisua­l es profundame­nte cinematogr­áfico.

Usted lo vio ayer: comenzamos en un punto, nos fuimos a otro, la cámara volaba, medio veíamos un noticiario, medio veíamos una telenovela.

Y son los grandes conflictos nacionales, pero también los grandes conflictos de millones de personas, de millones de familias de todo el mundo.

¡Hasta que por fin alguien nos está tratando con respeto! ¡Hasta que por fin alguien puso orden en el castigadís­imo negocio de la ficción popular mexicana!

Ahora sí le creo a los ejecutivos de la televisora del Ajusco cuando hablan del nacimiento de una nueva Tv Azteca.

Ahora sí estoy convencido de que las cosas se van a poner muy buenas para el público, los anunciante­s y los talentos de este país.

Por lo que más quiera, luche por ver Las malcriadas todas las noches por Azteca 13.

Llegó la hora de volver a creer. Llegó la hora de volver a crear, a competir. Llegó la hora de Las malcriadas.

¿O usted qué opina?

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CLASOS Mientras usted ve el melodrama se entera de muchas cosas muy duras que pasan en el país.
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