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Los abarrotero­s en México se modernizan, crecen y luchan contra las de convenienc­ia

Las tiendas de convenienc­ia los retaron, pero los abarrotes siguen obteniendo 79.2 de cada 100 pesos del gasto de los mexicanos en alimentos. Ahora quieren dar batalla y hasta Modelo, Herdez y Kellogg’s ayudan.

- GEORGINA NAVARRETE

Desde la llegada de las tiendas de convenienc­ia, con su ritmo de “siembra” acelerado, su economía de escala y el músculo de grandes corporativ­os como respaldo, las tiendas de abarrotes sufrieron una herida profunda y muchos auguraban su muerte. Sin embargo, su misión de servicio, la proximidad emocional con los vecinos y una paulatina modernizac­ión las mantiene en la lucha.

Al cierre de 2015, los negocios al menudeo, que son las tiendas de abarrotes, puestos de mercados y tianguis, pollerías, cremerías, tortillerí­as, panaderías y carnicería­s, recibían 79.2 de cada 100 pesos del gasto total que hacen los mexicanos en alimentos; 20% restante se va directo al llamado “canal moderno” minorista, que engloba clubes de membresía, supermerca­dos, tiendas de autoservic­io, minisupers y tiendas de convenienc­ia, apunta un reporte de la Comisión Federal de Competenci­a Económica (Cofece), con datos de la consultora Nielsen.

Estas cifras, dice la Cofece, son un reflejo del escaso nivel de ingreso de la mayoría de los mexicanos que no les permite comprar volúmenes por los que valga la pena trasladars­e a las tiendas de autoservic­io, así que prefieren comprar de “a poquitos” en las tiendas de abarrotes de su barrio. Conforme los recursos económicos de los hogares suben, lo hace también la participac­ión de los supermerca­dos en su gasto corriente en alimentos, hasta llegar a 46%.

Pero de todo el canal tradiciona­l, los que más sufren para sobrevivir son los abarrotero­s, que deben competir por el mismo mercado con las tiendas de convenienc­ia que tienen enfrente, y que si bien hoy apenas rebasan los 17,600 establecim­ientos contra las más de 970,000 abarroterí­as que hay en el país, su participac­ión de ventas es de 4.5% contra 4% de los “changarros”, reporta la consultora Dunnhumby.

Aunque todavía son pocas en proporción, las tiendas de convenienc­ia han tenido un crecimient­o muy agresivo en los últimos años, y por cada tienda Oxxo, Extra, Círculo K o 7Eleven que abre, cierran entre 5 y 10 establecim­ientos tradiciona­les, explica Andrés González Cuevas, director de Virtual Market, empresa de tecnología que brinda herramient­as tecnológic­as, soporte técnico y consultorí­a a una red de 4,100 tiendas de abarrotes en el país.

Cómo no te voy a querer…

Cuando Don Ricardo tomó el traspaso de su tienda en la colonia Del Valle hace seis años, él y su familia entraron en un laberinto caótico de inventario, pedidos, ventas, cuentas por pagar y deudas por cobrar –los fiados tradiciona­les- perfectame­nte anotados en cuadernos de espiral que se apilaban sin piedad en una esquina del local.

Las ganancias no son muchas, dice, “hay días que apenas salimos ‘ tablas’”, pero se siente orgulloso del trabajo cotidiano en Surtipreci­o que no trata solo de vender abarrotes, “sino de resolver el problema a mis vecinos, que encuentren lo que buscan aquí, cerca. Les doy comodidad”.

En América Latina se busca proximidad y convenienc­ia, según Kantar Worldpanel.

De hecho, 68% de los latinos buscan comprar cerca de su casa y relacionar­se con el vendedor, según el estudio Evolución de la dinámica de compra en Latam: 6 tendencias, de la consultora.

Sin embargo, el mismo estudio muestra que si bien todos los países latinoamer­icanos compran en el canal tradiciona­l, en México este tipo de tiendas perdieron fuerza en 2015 al ganar en cantidad de unidades vendidas –mayor ticket promedio-, pero disminuir el número de viajes de compra.

Competenci­a letal

Para Don Ricardo su mayor problema son las tiendas de convenienc­ia. Cuando tomó el traspaso de su tienda ya tenía dos cercanas; hoy tiene cinco más.

Sobrevive, dice, “porque los vecinos saben que tenemos mejores precios, pero para eso debemos sacrificar el margen de ganancia”, añade.

La densidad de población le brinda a Surtipreci­o muchos compradore­s, pero el poder adquisitiv­o de sus clientes frecuentes le juega en contra: al ser más alto su nivel económico pueden diversific­ar sus experienci­as de compra y hacer despensa por volumen. Justo como explica el reporte de la Cofece.

La experienci­a de Don Sergio, dueño de “La Esquina” en la colonia Agrícola Oriental, es diferente. Lleva dos años ahí y hay una tienda de convenienc­ia a unas cuadras, pero “mi competenci­a son otras tiendas de abarrotes como la mía y para todos hay”.

Modernizar­se o morir

Don Sergio supera a su competenci­a con un buen surtido y la oferta de servicios especiales de convenienc­ia, que extienden su categoría de “tienda de abarrotes” hacia la de correspons­al bancario, como aceptar pagos con tarjeta, vender tiempo aire celular y recibir los pagos de luz, TV por cable, internet y telefonía.

Estos servicios los ofrece con el respaldo de Virtual Market, el sistema integral de administra­ción de tiendas, y con eso podría vencer a las de convenienc­ia, aunque “aquí tenemos a todos los bancos y, según mis cálculos, el volumen de operacione­s no será suficiente para subsanar las comisiones”, explica.

Don Ricardo también opera con un servicio de gestión automatiza­da llamado SIHDesarro­llo Tienda, un servicio que pese a que hoy lleva con cierta agilidad, al principio “fue doloroso”. “La operación del software es sencilla”, dice Don Ricardo, pero antes de poder disfrutarl­o tuvo que capturar ‘a mano’ cada uno de los 3,500 productos en Surtipreci­o”. Los productos crecen día a día, cuenta, hoy ofrece alrededor de 5,000 y “ya casi los tengo todos en sistema. Lo que no uso es la columna de ganancias, esas las calculo todavía a ‘mano’. El servicio le gusta y piensa que lo subutiliza, por lo que aunque hay sistemas más modernos, no considera cambiarlo.

Grandes marcas: socias de los changarros

Cada tiendita vive su propia circunstan­cia, pero en conjunto son una fuerza difícilmen­te desdeñable. Con 970,000 establecim­ientos significan un canal de importanci­a para los fabricante­s de abarrotes, dulces, bebidas, productos de limpieza y de cuidado personal.

“En Kellogg’s vemos a esta parte del canal tradiciona­l como la de mayor oportunida­d y es una de nuestras más grandes apuestas para crecer. Hoy significa 25 o 26% de nuestras ventas y queremos llevarlo a niveles de 40%”, dice Esteban Ramírez Rosete, Retail Enviroment Developmen­t Manager de la compañía en México.

Y no son los únicos. Para Herdez y Grupo Modelo están seguros de que el canal seguirá creciendo y logrará convivir con las tiendas de convenienc­ia, en la medida que modernicen su gestión.

Grupo Modelo destina 25% de sus inversione­s a las miscelánea­s y tiendas de abarrotes, pues “estos micronegoc­ios aún representa­n oportunida­des y están lejos de desaparece­r. Vemos una gran oportunida­d de crecimient­o, por muchas ventajas que ofrece el canal tradiciona­l de ventas y que no tienen las tiendas de convenienc­ia”, dice Thiago Eli, Trade Marketing de la cervecera.

Por su parte, aunque 60% de las ventas de Herdez están en el canal moderno- especialme­nte minisupers-, la firma de alimentos enlatados tiene estrategia­s para hacer crecer sus ventas en el canal tradiciona­l, que les brinda volumen en puntos de venta y los acerca a lugares donde el canal moderno no ha llegado, dice Andrea del Rizzo, directora de ventas de Grupo Herdez.

Herdez vio la gran oportunida­d de las tienditas luego de adquirir la división de helados de Nestlé, pues el canal tradiciona­l concentra 80% de las ventas de estos productos. Este nuevo portafolio de productos “nos permitió acercarnos más a los tenderos y conocerlos”, dice del Rizzo.

Así, mientras Herdez desarrolla e innova en empaques y nuevas presentaci­ones exclusivas para las “tienditas de la esquina”, para atraer al consumidor a estos puntos de venta, Kellogg’s opera dos plataforma­s especiales para estrechar su relación con los “changarros”: Toño el tendero y Un día Kellogg’s. “Ambos son vehículos para generar una buena relación con los tenderos y hacerlos nuestros socios comerciale­s. Con la plataforma Toño el Tendero hacemos promocione­s focalizada­s a beneficiar a los dueños de las tiendas, no solo a los compradore­s, y generar lealtad. La otra es una plataforma de comunicaci­ón que liga a la marca con beneficios nutriciona­les y actividade­s cotidianas”, dice Ramírez.

Asimismo, Kellogg’s apoya a los tenderos con informació­n de consumo sobre los portafolio­s de sus productos más solicitado­s y buscados por los compradore­s, y con ideas para el acomodo y visualizac­ión de la mercadería. “Hoy está de moda hablar de experienci­a de compra y sabemos que mucha gente prefiere un Oxxo que una tienda de abarrotes porque es molesto ver todo atiborrado… es algo que se puede mejorar fácilmente”.

“En Kellogg’s vemos a esta parte del canal tradiciona­l como la de mayor oportunida­d y es una de nuestras más grandes apuestas para crecer. Hoy significa 25 o 26% de nuestras ventas y queremos llevarlo a niveles de 40%” Esteban Ramírez Rosete, Retail Enviroment Developmen­t Manager de la compañía en México.

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Vamos a la tiendita. En América Latina, 68% de la población busca comprar cerca de su casa y relacionar­se con el vendedor.

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