MÉXICO TIENE QUE SER DUEÑO DE SU PROPIO DESTINO
Los factores externos pueden causar volatilidad, pero no son la razón única de el estado actual de la economía.
Es muy preocupante escuchar, en el discurso oficial, lo mal que está nuestra economía en función de un entorno externo que nos afecta negativamente. El hecho de que las tasas de interés en EU vayan a subir lo sabemos desde mediados del 2014, los efectos nocivos en las finanzas públicas como producto de la estrepitosa caída en los precios del petróleo los empezamos a sentir desde finales 2013; quizás lo único que es reciente y que sí sería dañino para México, es la posibilidad de que Trump gane las elecciones en EU, pero todo lo demás ya lo sabíamos desde hace más de dos años.
Nunca escuché a algún funcionario de Hacienda comentar que la estructura fiscal del país era muy vulnerable; al contrario, se decía que la economía estaba blindada.
Cuando empezaron a caer los precios del petróleo la Secretaría de Hacienda no rectificó nada respecto de nuestro rumbo económico, siguió gastando e incrementando el déficit fiscal hasta 3% porque contaba con autorización para ello. Sin embargo, era obvio que el proyecto de expandir el gasto debió cancelarse desde 2014, y no esperar hasta finales de 2015 para proponer recortes, que dicho sea de paso, se concentraron en la cancelación de programas de inversión y no en cortar la grasa que significa el gasto corriente.
Me pregunto cuántos empleados tenía Pemex hace cuatro años y cuantos tiene hoy; efectivamente, tiene los mismos a pesar de que la producción cayó de 2.6 millones de barriles diarios a 2.2 millones, lo que significa que los sindicatos siguen siendo intocables.
Si el actual Secretario de Hacienda - que me parece mucho más confiable que el anterior- quiere verdaderamente arreglar las cosas, debe tener mucha fuerza para poder cumplir no solo con los recortes propuestos por 240,000 millones de pesos, sino fijarse aún una meta mayor. Todos los mexicanos sabemos del derroche de recursos que existe no únicamente en el poder ejecutivo, también el poder legislativo y el judicial que nos cuestan una fortuna; y por lo que se refiere al poder ejecutivo, los recortes deberían de abarcar los tres niveles de gobierno: el Federal, el Estatal y por supuesto de la misma manera llegar a los municipios.
El despilfarro en los órganos electorales y la ayuda excesiva a los partidos políticos, no tiene justificación; los gastos innecesarios son inmensos, la grasa en todos lados rebasa situaciones anteriores. Para que México salga adelante necesita de todos; no le echemos la culpa a los factores externos, ¡tenemos que retomar con decisiones internas duras y difíciles, nuestro propio destino!