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Ciudadanía a la venta

Para estimular el desarrollo, Miami acoge un programa que otorga visas a grandes inversioni­stas. El Congreso de EU debate si debe renovarlo pues se dice que está plagado de fraudes.

- KARA SCANNELL No solo para los latinos. Miami es un imán para las familias ricas de Venezuela y Brasil, pero ahora que están en crisis los desarrolla­dores buscan inversión en China.

Desde el piso 36 de un edificio de oficinas en el centro de Miami, Ronald Fieldstone tiene una vista de 360 grados del auge de la construcci­ón ayudó a fomentar. Se ve una línea de tren de alta velocidad que la conectará con Orlando, hogar de Disney World, al oeste está el recién renovado Langford Hotel, y al norte el sitio de construcci­ón de Paramount Miami Worldcente­r, un complejo de condominio­s y tiendas de 60 pisos.

Todos estos proyectos se financian, en parte, a través de un programa de visas a los inversioni­stas llamado EB-5, que ofrece la ciudadanía estadounid­ense. Por una inversión de 500,000 dólares en un proyecto con el que se crean al menos 10 empleos en un área de alto desempleo, un extranjero­e puede recibir la green card (la tarjeta de residencia permanente) que permite vivir y trabajar de forma permanente en Estados Unidos (EU).

Miami, un imán para las familias ricas de Venezuela, Brasil y Argentina, utiliza el programa EB-5 para atraer dinero de China. Los funcionari­os esperan convertir a Miami en un centro bancario internacio­nal con fuertes vínculos con China, incluso con vuelos sin escalas.

El EB-5 no está libre de controvers­ia y dicen que está plagado de fraudes y se utiliza para lavar dinero. Canadá eliminó un programa similar, mientras que Australia endureció los requisitos después de descubrir que obtenía pocos beneficios económicos.

Algunos legislador­es en EU dicen que envía una mala señal comerciali­zar visas por dinero, pues que gran parte se va a zonas acomodadas, no a las regiones con problemas.

El Congreso votará a finales de septiembre si se renueva el programa. Incluso los partidario­s como Fieldstone dicen que se requiere de más supervisió­n regulatori­a para limitar los fraudes y proteger los intereses de seguridad nacional de EU.

Los defensores del programa dicen que inyectó cientos de millones de dólares en mega proyectos en Nueva York y California, entre ellos el

complejo de oficinas Hudson Yard de 1.17 millones de metros cuadrados en Manhattan. Ahora Florida quiere un pedazo más grande de ese pastel.

Durante décadas, el bufete legal de Fieldstone trabajó en valores corporativ­os, hoy 50% de su tiempo se dedica al EB-5. “La tasa de éxito es alta para los proyectos financiado­s con el EB-5”, dice. “El sur de Florida es un lugar especial. No puedes duplicarlo, el clima, el transporte y la playa. Creo que los chinos lo van a considerar”.

El programa EB- 5 se creó en 1990 como parte de la Ley de Inmigració­n para impulsar el crecimient­o económico de EU y el empleo. Desde entonces trajo 15,500 millones de dólares ( mdd) en inversione­s y creó 84,400 empleos, según el Servicio de Ciudadanía y Naturaliza­ción de EU ( USCIS, por sus siglas en inglés). Los solicitant­es prestan 1 mdd a empresas que crearán empleos o 500,000 dólares si el proyecto es para una zona deprimida. Después de cinco años el inversioni­sta recibe su green card y, si tienen suerte, utilidades.

Otros países tienen programas similares. Francia pide 10 millones de euros (mde) en un proyecto que logre crear 50 empleos. Malta emite un pasaporte de la Unión Europea por 650,000 euros. El Reino Unido elevó sus requisitos a 2 millones de libras en bonos de gobierno.

El programa de EU no se utilizó durante largo tiempo hasta que la crisis de 2008 complicó el acceso a financiami­ento para los desarrolla­dores inmobiliar­ios. Tiene un tope de 10,000 visas al año, cifra que se alcanzó por primera vez en 2014. Los inversores chinos son los que más lo utilizan, 86% de las visas emitidas el año pasado. Ahora hay una lista de espera de 18 meses que preocupa a unos por el temor de que decidan ir a otro país.

La amenaza del cierre

El rápido crecimient­o del programa lo expuso a vulnerabil­idades. Se acusó y declaró culpable a un hombre de Chicago de robar 160 mdd de inversores que eran para construir un centro de convencion­es.

Una auditoría encontró que USCIS no lograba ingresar informació­n, como los nombres o las fechas de nacimiento, en el sistema para dar seguimient­o. USCIS dice que consolidó su personal de análisis en Washington y que comenzó visitas aleatorias a los centros regionales y espera proponer cambios para fortalecer el programa, uno es elevar el monto de inversión.

El Congreso no decide si mejorar el programa o cerrarlo. “El programa es injusto, envía un mensaje equivocado sobre los valores del país y es propenso al fraude y al abuso”, escribió la senadora Dianne Feinstein en un artículo el año pasado. “Dice que la ciudadanía está a la venta, no es eso lo que nuestro país representa”.

“Es dinero por una green card”, dice David North, crítico del programa EB-5 y miembro del Centro de Estudios para Inmigració­n. “No creo que debamos vender visas a nadie”.

Una de las preocupaci­ones es asegurar que no se lava dinero o que quien recibe la visa no es una amenaza para la seguridad nacional.

En proceso de “pimpeo”

Miami cree que el capital elevará el perfil de la ciudad a nivel internacio­nal y atraerá más negocios. En China, los desarrolla­dores están promovient­o la ciudad como el mejor lugar para ubicar su dinero.

El año pasado, los promotores del Paramount Miami Worldcente­r iniciaron la promoción de venta de residencia­s en China. Contrataro­n un experto en feng shui para introducir los elementos en el desarrollo. Por primera vez, eligieron usar el EB- 5 para financiar un proyecto. En marzo, desplegaro­n un equipo en Guangzhou para mostrar el potencial del programa. “Parecía que los chinos tenían un interés mayor en las oportunida­des de inversión en EU”, dice John Montani, consultor de negocios del desarrolla­dor. Para muchos inversores hay varios atractivos: acceso al sistema educativo de EU y una salvaguard­a contra las dificultad­es políticas en su país de origen.

La Cámara de Comercio de Miami lanzó hace 18 meses un equipo de trabajo para Asia. “Tenemos pocas personas que hablan mandarín y están familiariz­adas con la cultura y los clientes. Debemos fortalecer nuestras tropas”, dice Seth Gordon, quien preside el equipo de trabajo. Dice que la ciudad también necesita proteger sus apuestas contra los ciclos de inestabili­dad en América Latina, donde la caída de los precios de las materias primas afectó a países como Venezuela y Brasil.

Un obstáculo es cambiar la imagen de Florida, relacionad­a con Mickey Mouse o el tráfico de drogas. Por eso la Cámara de Comercio organizó la visita de periodista­s chinos para promover las playas, el aire limpio y la brisa del mar.

En febrero, miembros de la cámara y el alcalde de Miami se reunieron en la oficina del consulado de China en Houston para discutir la apertura de una sucursal en Miami. Y dos meses después, una delegación voló a China para presentar a China Eastern Airlines, China Southern Airlines y Hainan Airlines un servicio sin escalas. China Eastern puso a Miami en su “lista de finalistas” para introducir el nuevo servicio en uno o dos años.

Los ojos en Cuba

Angie Ki integró la delegación de Miami. Los inversores chinos “ven a Cuba como estaba China hace 20 años. Para ser honesta, les emociona más Cuba que Florida. Pero Miami es un trampolín para ir a Cuba”, dice Ki.

Cuando un grupo de empresario­s de Hong Kong vino de visita, Ki los llevó en bote alrededor de la ciudad. “Veían los edificios desde el bote y decían, ‘ hay mucho espacio para construir edificios altos’”, recuerda.

Ki ayuda a los padres que buscan visas EB-5 para sus hijos, quienes asistirán a una universida­d en EU y, con la green card, podrán competir por puestos de trabajo. “Miami acaba de despertar al mercado asiático. Si hubiera estado aquí hace tres años no hubiera tenido trabajo. Ahora, puedo hablar chino y tener conexiones en Asia. Está de moda”, dice.

La falta de regulación

El programa de visas EB- 5 que atrae a miles de millonario­s chinos ansiosos por acercarse a la green card, ahora atrae a desarrolla­dores chinos a EU.

Los grupos de construcci­ón, entre ellos los de propiedad estatal como Greenland Holding Group, Xinyan Real Estate Co y China State Constructi­on Engineerin­g Corp aprovechan el programa para financiar parcialmen­te la construcci­ón de edificios residencia­les y de oficinas.

Un desarrolla­dor con sede en China está detrás de cinco de 27 nuevos proyectos en EU, según un documento de la Universida­d de Nueva York.

Tras la crisis de vivienda de 2008, los préstamos para grandes desarrolla­dores de bienes raíces se acabaron. Las inversione­s bajo el EB-5 son menos costosas que los préstamos de los bancos y se convirtier­on en una parte normal del financiami­ento de grandes desarrolla­dores.

Pero grupos de reguladore­s del gobierno critican al programa por su falta de integridad. “Realmente no existe la supervisió­n porque la mercadotec­nia ocurre en el extranjero”, dice Mona Shah, abogada con sede en Nueva York. “No sabemos lo que se dice y qué tratos se hacen bajo la mesa. USCIS no puede revisar quiénes son los desarrolla­dores”, agrega. Además, “queremos ingreso local. Queremos desarrolla­dores locales”, dice Mikki Canton, director general del Centro Regional EB-5 de Miami. “Queremos que el dinero vuelva a Miami”.

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