¿Y los salarios?
En México se trabajan más horas, pero no se ve reflejado en el sueldo.
La productividad está creciendo, sin embargo, a la hora de observar qué sucede con el nivel de remuneraciones a nivel nacional no registra el mismo comportamiento.
Cifras del INEGI revelan que la participación de los salarios en el PIB entre el 2003 y el 2013 ha caído del 32% al 29%, una caída de 3 puntos porcentuales. Entre las razones está el nivel del salario mínimo, el cual aumenta en términos del alza de precios y no más.
“La explicación es porque mientras las ganancias para los empleados están basadas en un precio fijo que es el salario mínimo y no hay otro mecanismo formal que obligue a las empresas a distribuir las ganancias, el reparto de utilidades es a discreción del propietario del capital”, comenta Iván Franco, consultor de negocios en Triplethree International.
Otros factores que inciden, agrega Arturo Anton, académico del Cide es que la relación entre productividad y salarios es ambigua ante el alto empleo informal y el efecto en la inflación.
Al respecto, estudios de la CEPAL coinciden en la relevancia de analizar y modificar el salario mínimo en el país pues es un tema de reducción de la desigualdad y de apoyo de una mejor política social para la reducción de la pobreza.
“El salario mínimo constituye un núcleo esencial en el cumplimiento de los derechos humanos. A nivel nacional e internacional el tema del salario mínimo llegó para quedarse y se está planteando como un elemento de reactivación económica”, afirmó recientemente Hugo Beteta, director de la Sede Subregional en México de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).