VW bajo más presión por el “dieselgate”
Las autoridades de la Unión Europea dicen que el programa de retiro de autos no tuvo el alcance necesario y plantean la recompra.
Las autoridades de la Unión Europea (UE) reavivaron la presión sobre Volkswagen por el “dieselgate” y dijeron que el programa de retiro de vehículos para su revisión no tuvo el suficiente alcance como para remediar el daño que provocó a los clientes, y que debe considerar la recompra de al menos algunos de los coches afectados.
Ya que los inversionistas están a la espera de que un juez estadounidense apruebe el acuerdo que ofrece una compensación a medio millón de propietarios de VW con relación al engaño en las pruebas de emisiones en algunos vehículos con motor a diésel, el mensaje destaca las consecuencias financieras desconocidas que tiene el escándalo.
En una carta a la que tuvo acceso Financial Times, Vera Jourova, la comisionada europea de política y justicia, dijo que la compañía debe prestar “especial atención” a las personas que quieren vender sus coches y que tienen pocas posibili- dades de encontrar un comprador hasta que se haga el retiro y el vehículo entre en consonancia con las normas ambientales de la UE.
Para esos clientes, VW debe asegurar que el retiro “es prioridad, o que el coche se vuelva a comprar con condiciones ventajosas”, dijo Jourova en una carta a Francisco García Sanz, miembro del consejo de VW.
Lo mismo debe aplicar en otros casos en donde alguien necesita urgentemente tener un coche con recertificación de los reguladores para ser compatible con las reglas de la UE, por ejemplo si se mudaron y tienen que registrar el coche en un nuevo país, dijo.
VW dijo que sus clientes europeos tendrán una solución para los automóviles que requerirá únicamente de 30 minutos. “Eso es legal y se apega a la ley europea”, dijo el grupo.
La carta también insta a la compañía a garantizar que la solución técnica que se despliega en los coches afectados no perjudique algún otro aspecto del desempeño del vehículo. Advierte que de no hacerlo violarían las leyes del consumidor de la UE.
La carta es una señal de la frustración de la comisión porque VW le dio prioridad a los clientes en Estados Unidos -incluyendo ofrecerles compensación-, a pesar de que la mayoría de los automóviles involucrados en el escándalo de engaño se vendieron en Europa.
En las secuelas del escándalo, que se centra en el engaño de VW a las pruebas de emisiones de los peligrosos óxidos de nitrógeno, o NOx, se dieron a conocer importantes deficiencias de las leyes ambientales actuales de la UE y los procedimientos de pruebas de vehículos.
También llevó a revelaciones de que la autoridades nacionales y la Comisión Europea no actuaron con base en información que recibieron de que se hacían trampas en las pruebas de emisiones en diferentes grados por una serie de fabricantes, y Volkswagen era el ejemplo más notorio.
La carta pide a VW a proporcionar más pruebas de que puede cumplir su objetivo a otoño de 2017 para completar los retiros de vehículos.
Grupos ecologistas y de consumidores advirtieron que lograr que VW entre en consonancia con las actuales reglas ambientales tendrá poco impacto en la práctica, considerando la debilidad de su actual legislación que permite que los coches superen los límites acordados de NOx cuando se conducen fuera del laboratorio de pruebas.
EU acordó a principios de este año una transformación del sistema de pruebas para abordar estas fallas, aunque la eliminación gradual comenzará el próximo año.
En los últimos meses, la comisión comenzó a recurrir cada vez más a la ley de protección al consumidor de la UE como una forma de presionar a Volkswagen.
En septiembre, Jourova advirtió que es probable que VW rompiera la “directriz sobre las prácticas comerciales desleales” de la UE hasta en 20 países europeos con campañas de mercadotecnia que sugerían que sus vehículos a diésel eran “verdes”. Instó a las organizaciones nacionales de protección al consumidor a explorar las opciones que tienen para demandar a la compañía.
En su carta a García Sanz, Jourova enfatizó una ley europea diferente, “la directriz de ventas y garantía al consumidor”, obliga a la compañía a reparar los coches de tal forma que no tenga un impacto en su desempeño, por ejemplo, cuando se trata de la economía de combustible, el ruido o la vida del motor.
“Se requiere que VW entregue los vehículos en total conformidad con la calidad y especificaciones y características específicas que la compañía representó en un comunicado, la publicidad o los folletos durante el proceso de venta”, escribió. La compañía también tiene que demostrar que los cambios no tendrán como resultado algún incremento en los costos de mantenimiento.