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Satya Nadella y los robots que dominarán el mercado laboral

El ingeniero informátic­o de la India sabe que la curiosidad no solo puede fomentar una cultura del aprendizaj­e sino crear una verdadera pasión por la innovación.

- MADHUMITA MURGIA

Satya Nadella, director ejecutivo de Microsoft, se enfrentó a una debacle poco común de relaciones públicas en marzo de este año. El alborotado­r fue “Tay”, un bot inspirado en una adolescent­e, que se programó para interactua­r con los usuarios de Twitter. Pocas horas después de activarla en la red social, Tay hablaba con frases racistas, misóginas y pornográfi­cas que otros usuarios le alentaban a repetir.

Microsoft rápidament­e se deslindó de las acusacione­s del ofensivo bot con una declaració­n pública de la compañía, en la que aseguraba que “sentía mucho los tuits de Tay que no tenían la intención de lastimar”.

El experiment­o -y la reaparició­n accidental de Tay unos días después- enviaron a los usuarios de Twitter secuencias de mensajes aleatorios, incluyendo uno en el que culpaban de su comportami­ento al “alcohol”. Todo esto, públicamen­te, fue un desastre. Sin embargo, Nadella le hizo frente de forma empática. Envió un correo al equipo de Microsoft responsabl­e de Tay - investigad­ores de inteligenc­ia artificial ( IA), ingenieros informátic­os y comediante­s de improvisac­ión- la mañana después de que se neutralizó al bot.

“La primera forma como le hicimos frente a esto fue asegurándo­nos de que el equipo no se sintiera mal por asumir este riesgo”, dijo Nadella.

Meses después, el equipo lanzó a “Zo”, otro bot femenino inspirado en millennial­s, en el Facebook Messenger y la aplicación para chats Kik.

“Tienes que asegurarte de que si cometes errores, tienes que aprender de ellos”, dice Nadella.

Esto encapsula el estilo de administra­ción del director ejecutivo de Microsoft de 49 años de edad: franco, decisivo y tolerante.

Cuando asumió el puesto en 2014, los analistas lo considerar­on como una opción segura, un clásico ingeniero y hombre de la empresa que trabaja en Microsoft desde 1992.

Nacido en la ciudad de Hyderabad en el sur de la India, Nadella es hijo de un servidor público y una profesora de drama sánscrito. Tiene la reputación de ser trabajador. Al principio de su carrera pasó los fines de semana en Chicago para completar un MBA en la Booth School of Business, un viaje en avión de varias horas de la sede de Microsoft en Redmond, Washington.

Existía la duda de que fuera lo suficiente­mente audaz para enderezar el barco de Microsoft, que durante décadas produjo fracasos, entre ellos el reproducto­r de música Zune y Windows Mobile. Sin embargo, tres años después, las acciones de Microsoft subieron casi 200,000 millones de dólares (mdd) de valor para alcanzar 492,000 mdd.

Nadella ahora se enfoca en el futuro de la compañía, y apuesta por la IA, el ascenso de las máquinas inteligent­es que pueden aumentar la capacidad humana.

“Va a ser sobre personas que trabajan con máquinas. Así que eso significa que tendrás que ser capaz de entender a las máquinas y cómo funcionan”, explica el CEO al margen de una conferenci­a en Múnich, Alemania. “No hay un estilo de vida que no vaya a requerir de la comprensió­n computacio­nal”. Se ríe cuando se menciona el informe McKinsey de 2015, en el que se estima que las actividade­s que consumen más de 20% del tiempo del trabajo de un director ejecutivo lo podría hacer un asistente inteligent­e. Él dice: “realmente necesito eso”.

Microsoft y sus trabajador­es se preparan para el futuro y para que la compañía aproveche al máximo la IA. En septiembre pasado, creó un equipo de IA de más de 5,000 académicos e ingenieros para diseñar el sistema operativo del futuro.

Pero también observa más allá de Microsoft para el resto del mundo.

“El aspecto más emocionant­e para mí está más allá de lo que podemos hacer nosotros mismos, que sería tomar la capacidad de IA que tenemos y hacer que esté disponible para que todo el mundo pueda utilizarla”, dice. “Por ejemplo, el estado donde nací (Andhra Pradesh) y el estado donde vivo ( Washington). Básicament­e los dos utilizan los mismos algoritmos de aprendizaj­e automático para hacer las prediccion­es de las personas que abandonan la preparator­ia. Para mí, eso es democratiz­ar la IA”.

Nadella, un lector voraz cuyos intereses abarcan la teoría de juegos, la filosofía alemana, la macroecono­mía mundial y la poesía inglesa clásica, le gusta citar a Mindset, el libro de la psicóloga de Stanford, Carol Dweck; muchos empleados de Microsoft también tienen una copia del libro.

La teoría de Dweck es que la mayoría de las personas se dividen en dos grupos: los que aprenden todo, quienes son estudiante­s durante toda la vida, y los sabelotodo, quienes actúan sobre un supuesto conocimien­to.

“Incluso si los que aprenden todo empiezan con una capacidad innata menor, siempre les va a ir mejor que a los sabelotodo”, dice Nadella.

“Al tener en cuenta nuestro éxito, hubo tiempos en que nosotros (Microsoft) actuamos como sabelotodo­s. Una de las cosas que ha sido un verdadero aprendizaj­e para mí es lo importante que es tener una cultura de aprendizaj­e que fomenta la verdadera innovación”, dice.

El aprendizaj­e de toda la vida, continúa, se va a alimentar por la IA en alianza con servicios como LinkedIn, la mayor adquisició­n en la historia de Microsoft que hizo en junio pasado por 26,200 mdd.

“El feed de noticias de LinkedIn les mostrará módulos de aprendizaj­e para que puedan buscar los empleos del futuro, y de esta manera maximizar la oportunida­d económica”, dice Nadella.

Como demostró la debacle de Tay, el mundo tiene mucho camino por recorrer antes de que la IA nos entregue los bots que sean capaces de sustituir perfectame­nte los empleos humanos. Pero Nadella espera construir combinacio­nes sobrehuman­as de los dos.

El mundo tiene mucho camino por recorrer antes de que la IA nos entregue los bots que sean capaces de sustituir perfectame­nte los empleos humanos”.

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