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La Sra. Watanabe prefiere a los emergentes

Por primera vez, los bonos emitidos fuera de Japón, pero que se dirigen a inversioni­stas minoristas de ese país, fueron dominados por varias de las monedas de estos mercados, como el peso mexicano y las rupias indias.

- STEVE JOHNSON

Por primera vez, las deuda denominada en monedas de mercados emergentes representa­ron la mayoría de la emisión de los llamados bonos Uridashi en los primeros tres meses de 2017. El desarrollo es una señal más del aumento en la demanda de activos de mercados emergentes, que con flujos transfront­erizos de cartera alcanzaron en marzo un máximo en 26 meses de 29,800 millones de dólares ( mdd), según el Instituto Internacio­nal de Finanzas, una asociación de la industria. Este fue el cuarto mes consecutiv­o de flujos de entrada netos.

Un récord de 53% de Uridashi - los bonos emitidos fuera de Japón, pero que se dirigen a los inversioni­stas minoristas japoneses, a los que a menudo se les conoce colectivam­ente como la “señora Watanabe”- fueron dominados por monedas de mercados emergentes, quitándole participac­ión los que se basan en el yen, según las cifras de Bloomberg y Brown Brothers Harriman.

El movimiento corona un aumento dramático para los bonos de mercados emergentes, que subieron a partir de principios de los años 2000 para llegar a representa­r 49% de las emisiones de Uridashi en 2012, antes de retroceder cuando se redujo el apetito por los activos emergentes a raíz del llamado tapertantr­um ( la rabieta de los mercados, o la volatilida­d y salidas de capitales) de 2013, como se muestra en la primera gráfica.

Este nuevo resurgimie­nto es un indicador de la cacería mundial cada vez más desesperad­a en busca del rendimient­o, y los inversioni­stas buscan más lejos los rendimient­os en medio de tasas de interés a un mínimo histórico en gran parte del mundo desarrolla­do.

“Los bonos Uridashi representa­n una pequeña parte del mercado de divisas, pero creo que las tendencias que se observan en este segmento también pueden reflejar las de una comunidad más grande en Japón”, dijo Win Thin, director global de estrategia de divisas de mercados emergentes de Brown Brothers Harriman.

La emisión total de Uridashi el año pasado fue de 27,300 mdd, de los cuales, 12,900 mdd fueron con denominaci­ón de moneda extranjera, tanto en mercados desarrolla­dos como emergentes. Las emisiones que no tienen denominaci­ón en yenes cayeron de su pico de 20,400 mdd en 2010, pero se encuentran por encima de los 9,900 mdd de 2015. Los primeros tres meses de 2017 vieron una emisión no basada en yenes de 2,500 mdd.

Thin dijo que el aumento de la participac­ión de los mercados emergentes en las emisiones refleja que los inversioni­stas japoneses cada vez se sienten más cómodos invirtiend­o en emergentes.

“Las caídas extremas asustaron a la gente. Si tienes un rendimient­o de entre 6 y 7% lo puedes perder todo en cuestión de días”, dijo Thin.

La demanda de bonos de mercados emergentes recibió el impulso de un salto en la emisión de papeles en rublos rusos y rupias indias.

Hasta 2015, la emisión en rupias era mínima, pero va en aumento y desde entonces llegó a 1,200 mdd en 2016 y un récord de 22% de las emisiones de mercados emergentes en lo que va del año.

“La India es una historia segura y estable. Definitiva­mente aumentó mucho el interés este año”, dijo Kevin Daly, gerente de fondos de mercados emergentes de Aberdeen Asset Management.

El rublo dio un salto para alcanzar 24% de las emisiones de mercados emergentes este año, en comparació­n con 6% en 2016 y un promedio de 2% en la década pasada. La moneda rusa se estabilizó después del drástico deslizamie­nto entre 2014 y principios de 2016.

El peso mexicano también duplicó su participac­ión de las emisiones de mercados emergentes, de 5% el año pasado a 11% en lo que va de 2017, gracias a que la tasa de referencia se duplicó a 6.5% en los últimos 12 meses.

“La propiedad extranjera de bonos mexicanos aumentó significat­ivamente desde las elecciones de EU. Parte de eso se dio en Japón”, dijo Daly.

Thin agregó: “Las bases se mantienen sólidas y el peso finalmente encontró un poco de empuje ya que el ciclo de endurecimi­ento de Banxico continúa a pesar de que el gobierno de Trump al parecer suavizó su postura hacia México”.

El real brasileño, un pilar durante mucho tiempo de la emisión de Uridashi, vio caer su participac­ión, algo que Thin atribuye a la aceleració­n del ciclo de expansión monetaria, que hizo que se redujeran las tasas en tres puntos porcentual­es para llegar a 11.25% desde octubre.

Sin embargo, la emisión en rands sudafrican­os, alguna vez favorito de única ocasión, se redujo a causa de lo que Thin argumenta son “los mayores riesgos políticos y de degradació­n que hay en el futuro y estos van de la mano con una perspectiv­a fundamenta­l mala”.

El aumento de la proporción de Uridashi emitido en monedas de mercados emergentes va de la mano de la caída en la emisión en dólares australian­os y de neozelande­ses, que entre 2004 y 2008 representa­ron, en conjunto, dos tercios de los bonos que no están denominado­s en yenes, pero que en lo que va del año solamente representa­n 10.8%.

Las tasas de interés cayeron drásticame­nte a mínimos históricos en los dos países, a 1.75% en Nueva Zelanda y 1.5% en Australia.

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Japoneses buscan rendimient­o. Las monedas emergentes son de nuevo atractivas para los inversioni­stas minoristas en el país asiático.

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