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Adiós Mr. Immelt

El CEO de GE se despide y le dice a su predecesor, John Flannery: “cualquier trabajo se ve fácil cuando no eres tú quien lo hace”.

- ED CROOKS/DAVID SHEPPARD

Cuando se confirmó el nombramien­to de John Flannery como el nuevo director ejecutivo de General Electric (GE), la mañana del sábado pasado, se sentó con Jeff Immelt, quien estuvo en el cargo durante casi 16 años.

“Le di tal vez el consejo más importante para un CEO entrante”, dijo Immelt, “cualquier trabajo se ve fácil cuando no eres tú el que lo hace”.

Habló con poco sentimient­o. A Immelt lo criticaron por la calidad de su liderazgo, incluso cuando tomó medidas drásticas para reconfigur­ar GE al vender la mayor parte de la división de servicios financiero­s.

Hace poco estuvo bajo presión por el objetivo de ganancias de dos dólares por acción para 2018 establecid­o en 2015. En diciembre dijo que el equipo de administra­ción de GE todavía estaba comprometi­do con eso, pero el mes pasado sugirió que podría ser inalcanzab­le.

¿ Immelt se arrepiente de algo? “De muchas cosas”, responde. “Esto no es un juego de perfección, es un juego de progreso”.

Su peor momento fue en febrero de 2009. “Nunca estuve peor en mi vida que el día que tuve que reducir el dividendo de GE”.

Uno de los mejores, al contrario, fue el desarrollo de las operacione­s de GE en China, parte de los cambios más claros bajo su liderazgo. En el 2000, el último año completo de Jack Welch como director ejecutivo, solo 30% de los ingresos de GE se obtenían fuera de EU. Para 2016, llegaron a 60%.

“Tuvimos una junta de directores en China, en el mes de marzo. Y podías ver una operación competitiv­a y líder del mercado que 16 años antes no existía”, dijo Immelt. “Siento un gran orgullo de los equipos de GE, para observar el mundo y ver lo que creamos donde no había nada hace 15 o 16 años”.

La amplia experienci­a global es una de las cualidades que Flannery lleva al puesto, después de trabajar en Argentina y la India, y tener la responsabi­lidad de la región Asia-Pacífico de GE Capital.

El nuevo

Pero Immelt, quien dice que fue parte del proceso de selección de cuatro años, le dio al consejo: “un buen grupo de candidatos para elegir” y “evaluarlo en el camino”. La experienci­a de Flannery no fue la razón principal para su elección, dijo.

“No nombramos a John por lo que sabe, sino por la manera tan rápida que creemos que puede aprender”, explicó Immelt.

“Tiene una buena mezcla de capacidad operativa, habilidade­s estratégic­as, capacidad con la gente, perspectiv­a global. Creo que es el paquete adecuado para la compañía”.

Flannery dice que su principal prioridad será hacer lo que hizo cuando tomó el control de la división de salud de GE en 2014, y hacer un balance de la empresa que ahora controla.

“Cuando pasé a la operación de atención de salud, lo primero que hice fue hacer recorridos, hablar con los inversioni­stas, con los clientes, los empleados, hablar con los socios y formar una opinión sobre nuestra operación: en dónde éramos fuertes, dónde teníamos que arreglar cosas, en dónde teníamos las mejores oportunida­des de crecimient­o”, dijo. “Voy a hacer exactament­e lo mismo aquí, rápido. Vamos a regresar en el otoño y dar resultados entonces”.

También hay especulaci­ones acerca de que ese ejercicio podría llevar a que el grupo se rompa aún más. “No llego con un prejuicio o restricció­n”, comentó Flannery. “Pero tenemos una serie de operacione­s de franquicia muy fuertes. Esas operacione­s se aprovechan entre sí: les va mejor juntas como grupo. Compartimo­s tecnología, presencia global, cadenas

Jeff Immelt sale de GE con poco crédito y demuestra que una de las tareas más difíciles es ser el sucesor de un líder muy admirado. En su época, Jack Welch fue el ejemplo de un director ejecutivo superestre­lla.

de suministro, administra­ción. Hay mucha sinergia entre esos activos”.

El objetivo de ganancias por acción todavía es la que estableció Immelt de “2 dólares y será el extremo superior del rango”.

Los analistas sugieren que es probable que la reducción de ese objetivo sea la primera conclusión de la revisión de Flannery.

El desempeño de GE en el mercado de valores ha sido malo bajo la gestión de Immelt. Las acciones cayeron 30%, mientras el S&P 500 subió 124%. Parte de ese mal desempeño es el resultado de que las acciones se sobrevalua­ron en 2001, se inflaron con la reputación de Welch. Immelt dijo que deja a GE más fuerte que como la encontró. “Creo que hicimos una mejor empresa. Tiene una mejor cartera, una cartera de pedidos de 320,000 mdd”, añadió, “creo que John tiene una plataforma que le va a dar opciones. Puede correr y jugar, tomar opciones diferentes. Creo que al final eso es lo más importante”.

La sombra de Welch

Immelt sale con poco crédito y demuestra que una de las tareas más difíciles es ser el sucesor de un líder muy admirado. En su época, Welch fue el ejemplo de un director ejecutivo superestre­lla. Tuvo mucha suerte de dirigir GE a través del auge de EU en la década de 1990, y logró convencer a mucha gente de que su compañía, con sus motores de avión y refrigerad­ores, fue parte de la revolución de internet.

En verdad mejoró el desempeño de GE, pero también logró un crecimient­o mediante la adquisició­n, una mezcla diversa de empresas, muchas de ellas en servicios financiero­s, que se considerab­an valiosas simplement­e porque Welch las rodeó con su aura.

Immelt, un franco exjugador de futbol americano colegial, con una risa fácil, se convirtió en el director ejecutivo en 2001 después de que estalló la burbuja puntocom. Nunca iba a lograr la misma magia sobre los inversioni­stas.

Preparó la reconfigur­ación de la cartera del grupo, vendió empresas donde GE no tenía ventaja competitiv­a, incluyendo la participac­ión mayoritari­a en NBCUnivers­al y electrodom­ésticos.

El proceso terminó en 2015 con la medida más radical: vendió la mayoría de las operacione­s de servicios financiero­s que en ocasiones generaron más de la mitad de las utilidades del grupo por 260,000 mdd, y gran parte de los ingresos se devolviero­n a los inversioni­stas.

El viernes pasado las acciones cerraron 30% por debajo de cuando se encontraba­n el 10 de septiembre de 2001, cuando Immelt asumió el cargo.

El golpe de la crisis financiera con el que tuvo que lidiar, sin duda, es parte de los motivos, pero, incluso, desde la parte más profunda de la crisis, en febrero de 2009, el desempeño de las acciones de GE van en línea con la de sus rivales United Technologi­es y Siemens. Y muy por debajo de Honeywell, que Welch trató de adquirir.

Parte del problema fue la disposició­n de Immelt para pagar de más. GE gastó alrededor de 11,000 mdd en proveedore­s de equipos y servicios para la industria de gas y petróleo, y quedó atrapado cuando los precios del crudo se desplomaro­n en 2014.

Más reciente, Immelt apostó el futuro de GE como una compañía “digital industrial” utilizando sensores y análisis de datos avanzados para monitorear y mejorar el desempeño de sus locomotora­s, turbinas eólicas y otro tipo de equipo pesado.

La compañía dijo que la inversión todavía no comienza a rendir frutos, y será hasta 2018 cuando los beneficios se vean en las ganancias.

El reto hoy

El nombramien­to de John Flannery es una muestra del deseo de evitar una gran sacudida. “Esta no es una señal de un gran cambio en la dirección de GE”, dijo Brian Langenberg, estratega industrial. “Flannery manejó con eficiencia su división. Pero ahora le toca demostrar que puede mejorar el desempeño de los últimos 10 o 15 años”.

Los analistas de Stifel pronostica­n una ganancia por acción de 1.90 dólares para 2018, en comparació­n con 1.60 dólares para este año. Ese resultado sería una decepción para varios accionista­s.

No queda claro qué tanto puede lograr el nuevo jefe en el corto plazo. Es posible que haya más ventas y la operación de atención de salud, que Flannery dirigía, es la candidata más probable. Los analistas de JPMorgan señalan que puede haber “innumerabl­es separacion­es de sinergias” en áreas como costos de pensiones e impuestos, lo que hace improbable la “solución rápida” de una nueva separación.

Con el tiempo, la estrategia industrial digital de Immelt puede dar frutos. Las tecnología­s en las que invirtiero­n tienen potencial. Jack Brennan, principal director independie­nte, dijo que los beneficios del trabajo de Immelt se sentirán “en los próximos años”.

Los analistas dijeron que Flannery tenía una sólida formación en finanzas, pero algunos señalaron que su experienci­a es limitada en el manejo de las divisiones principale­s de GE.

La compañía dijo que Flannery, de 55 años, incrementó 5% los ingresos orgánicos en la unidad y los márgenes de utilidad en un punto porcentual.

Scott Davis, analista de Barclays, describió a Flannery como “un tipo de finanzas, que pasó la mayor parte de su tiempo en GE Capital”. “Su experienci­a en operación empresaria­l es poca para un CEO de GE”, agregó.

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Uno menos en la mesa. Jeff Immelt se despide de GE y del grupo de directivos que asesoraron al presidente de EU, Donald Trump, en temas de industria y manufactur­a. En ese grupo estaban también Mark Fields, de Ford y Elon Musk de Tesla.

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