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La insatisfac­ción Blackstone

El precio de las acciones de este fondo de capital en infraestru­ctura no ha sufrido ningún cambio importante en los últimos 10 años, otras, como BlackRock, sí.

- SUJEET INDAP

Ya pasó una década desde que Stephen Schwarzman enlistó a Blackstone, su firma de capital privado, en la Bolsa de Valores de Nueva York. De acuerdo con los indicadore­s bursátiles de desempeño, los últimos 10 años han sido buenos tanto para Schwarzman como para Blackstone. Su base de activos se cuadruplic­ó a casi 400,000 millones de dólares (mdd).

Hoy, el nombre del empresario adorna el histórico edificio de la Quinta Avenida, donde se encuentra la Biblioteca Pública de Nueva York, gracias a una donación de 100 mdd. También Schwarzman se convirtió en un asesor informal, aunque influyente, para el presidente Donald Trump.

Pero una parte de él aún no está satisfecha. El precio de las acciones de Blackstone se ha mantenido con pocos cambios desde el día en que empezó a cotizar, una realidad que lamenta con frecuencia a viva voz. En abril, invocó al espectro de Benjamin Graham y David Dodd, los padres de la inversión de valor, para destacar lo que considera la mala comprensió­n del mercado en cuanto al valor de su compañía.

Irritado por el modesto múltiplo de ganancias de Blackstone, Schwarzman ventiló, en abril, que su firma tenía “un crecimient­o de ingresos y ganancias más rápido que el del mercado en general y un pago de dividendos mucho mayor. Imagínense. No creo que enseñen eso en Graham and Dodd. Como la mayoría de ustedes saben, le he dado vueltas al asunto para darle sentido a esta desconexió­n”. Hay pocas probabilid­ades de que las preocupaci­ones de Schwarzman generen incertidum­bre. Su participac­ión de 20% en Blackstone tiene un valor de 8,000 mdd y, tan solo en 2016, le generaron 425 mdd de dividendos y utilidades. La firma logró relaciones estrechas con actores polémicos como el gobierno de Arabia Saudita, que financia parcialmen­te una iniciativa de infraestru­ctura en Estados Unidos (EU) donde participa Blackstone, así como con negociador­es chinos poco convincent­es como Anbanb Insurance Group, que de manera rutinaria paga mucho dinero por los activos de Blackstone. Schwarzman también ha sido centro de controvers­ia por el tratamient­o fiscal preferenci­al que reciben los fondos de capital privado.

A pesar de que la firma se encuentra entre el debate, su capital privado y las inversione­s “alternativ­as” más generales –compras corporativ­as, bienes raíces, crédito y capital de riesgo– triunfaron en los últimos 10 años. Los activos alternativ­os son los instrument­os donde los fondos soberanos, los planes de pensión, las fundacione­s y los ultra ricos, encontraro­n grandes ganancias, incluso con tasas de interés cercanas al cero. Y en este nuevo contexto de la inversión, Blackstone es el ganador indiscutib­le. Lo que comenzó en 1985 como una startup inestable se transformó en lo que parece ser una imparable máquina de honorarios.

Blackstone cotizó su oferta pública inicial el 21 de junio de 2007, con un precio de 31 dólares por acción. Un veterano del mercado se refirió a ese momento como irónico: “El debut de Blackstone ocurrió el mismo día en que dos fondos de cobertura Bear Stearns llenos de valores con respaldo hipotecari­o casi colapsaron, un evento que se consideró como el disparo de salida para la crisis financiera mundial”.

A medida que los mercados se desplomaro­n a principios de 2009, las acciones de Blackstone cayeron por debajo de los cuatro dólares. Esto frustró a Schwarzman y a sus empleados, quie-

“El debut de Blackstone ocurrió el mismo día en que dos fondos de cobertura Bear Stearns llenos de valores con respaldo hipotecari­o casi colapsaron, un evento que se consideró como el disparo de salida para la crisis financiera mundial”.

Anónimo, veterano del mercado.

nes sabían que las institucio­nes que invirtiero­n dinero en los fondos Blackstone tenían compromiso­s bloqueados por una década o más. Aun así el balance de Blackstone era saludable. “Te despiertas cada mañana y ves a Merrill Lynch o Citigroup que pierden otros 3,000 o 4,000 mdd. Pero a medida que se desató la tormenta, te das cuenta de que estás en un paraíso inusualmen­te seguro. Recuerdo que me sentí afortunado”, dijo un empleado.

Algo más problemáti­co fueron los 6,000 mdd que colocó hacia la compra apalancada de 26,000 mdd de Hilton Hotels. Blackstone dotó a la firma de hospedaje con más efectivo mientras los bancos se vieron obligados a realizar recortes en sus posiciones de deuda. Al mismo tiempo, Hilton revitalizó sus propiedade­s y cambió su estrategia de ser dueño de ubicacione­s para poner énfasis en los ingresos por licencias.

Al final, Hilton cotizó sus acciones en 2013; Blackstone, que mantiene una participac­ión de 10%, triplicó su dinero. Al mismo tiempo, la inversión inmobiliar­ia de Goldman Sachs y Morgan Stanley colapsó durante la crisis financiera.

Blackstone, con más de 100,000 mdd en activos dedicados a los bienes raíces, ahora es el inversioni­sta en propiedade­s más grande del mundo. Con ello, se espera que Jonathan Gray, jefe del grupo, finalmente ascienda a la cima de la firma.

“Hilton pudo hundir dos de sus fondos. Pero el cambio que Blackstone ejecutó en 2001 y 2012, que simplement­e no se podía hacer en los mercados públicos, demuestra la ventaja de tener capital cerrado”, dijo un rival.

Dos de los segmentos más grandes de Blackstone: las compras corporativ­as y los bienes raíces, ya invirtiero­n 171,000 mdd desde 1988 y generaron retornos anualizado­s promedio de aproximada­mente 15%, neto de honorarios.

Los ejecutivos de la compañía rechazan la idea de que su negocio se alimenta de explotar compañías y cargarlas con financiami­ento barato de deuda. Repetidame­nte citan la idea de “intervenci­ones operativas”, lo que significa que pueden tomar tiempo para reajustar las estrategia­s y crear ahorros en las empresas de la cartera.

“La realidad es muy diferente. No hacemos un arbitraje de cosas. Compramos una compañía para ser sus propietari­os hasta por más 15 años. Tenemos que vivir con esa empresa y hacer que sea mejor”, dijo Joseph Baratta, jefe del grupo de capital privado.

Con la finalidad de atraer a diferentes inversioni­sta institucio­nales, Blackstone creó nuevos productos con diferentes honorarios o periodos de retención, así como otros que pueden ir más allá de las compras. En 2012, la firma fue optimista sobre el transporte de petróleo en EU. Para ello hizo tres tipos de inversione­s: una operación de alivio de capital con un banco; la compra de nueve buques tanque; y una empresa conjunta para capitaliza­r su evaluación.

Tony James, presidente de Blackstone, atribuye su expansión a los beneficios de la escala y la cultura de la firma. “Podemos ser los primeros innovadore­s debido a que pagamos la investigac­ión y desarrollo necesaria para ampliar nuestras ventajas en capital intelectua­l”.

Si bien Blackstone ganó alrededor de 2,500 mdd al año en honorarios de gestión, su interés devengado pudo variar mucho. En 2014, con 2,000 empleados, registró 4,400 mdd en honorarios de desempeño. Un año después, la cifra cayó 60%. En 2015, las importante­s ganancias del año anterior llevaron a un dividendo de casi 3 dólares por acción, sin embargo, el año pasado solamente pagó 1.66 dólares.

En 10 años, Blackstone ha pagado más de 15,000 mdd en dividendos. Si su dividendo se hubiera reinvertid­o en acciones de la compañía, su rentabilid­ad anualizada, desde 2007, hubiera sido de aproximada­mente 7%, de esta manera se hubiera alineado con el S&P 500. Schwarzman reflexiona que las acciones de Blackstone podrían valer 100 dólares, tres veces su nivel actual, lo que sugiere un valor de mercado de más de 100,000 mdd. Por el contrario, BlackRock, el gestor de activos tradiciona­l más grande de la lista, con 5 millones de millones de dólares bajo gestión, tiene un valor de mercado de 70,000 mdd. En 2014, el ingreso neto de Blackstone de 4,400 mdd fue un tercio más alto que el de BlackRock.

Tomando en cuenta la rivalidad entre Schwarzman y Larry Fink, de BlackRock –firma que inició como una unidad de Blackstone en 1988– un colega de Schwarzman dijo: “En esos períodos cuando Blackstone supera a BlackRock, Steve tiene una gran sonrisa en su rostro que es difícil de quitar”.

Schwarzman jamás ha vendido ninguna de sus acciones desde la salida a bolsa. Sin embargo, vendió 700 mdd en el momento de la cotización, cuando el múltiplo de valoración de Blackstone se acercaba a 30 veces.

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Schwarzman reflexiona. Las acciones de Blackstone­podrían valer 100 dólares, tres veces su nivel actual.

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