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Tiju ana, genialment­e geek

La ciudad fronteriza, vecina de Silicon Valley, dejó la fiesta, y hoy se perfila como uno de los principale­s centros para la innovación tecnológic­a en México.

- JUDE WEBBER

Situada en la frontera con Estados Unidos (EU), Tijuana ganó reputación como ciudad fiestera en la era de la prohibició­n. En su territorio operaba un opulento casino ¬donde, por cierto, descubrier­on a Rita Hayworth¬ y era frecuente ver a sus clientes apostar con fichas de oro.

Cuarenta años después, las fichas de oro dieron paso a los microchips, lo cual fue posible por la ubicación privilegia­da de la ciudad al convertirs­e en un centro natural para las fábricas que exportaban a EU, bajo el recién creado programa de maquilador­as.

Alguna vez descrita como “Las Vegas, antes de que Las Vegas se convirtier­a en Las Vegas”, Tijuana se transformó en una, sórdida ciudad del pecado, donde las prostituta­s y los clubes de striptease ofrecían emociones baratas a los estadounid­enses que buscaban placer, convirtién­dose así en la frontera con la mayor actividad del mundo. Otras peculiarid­ades de la zona son el paso de inmigrante­s indocument­ados que se dirigen al otro lado, los túneles de drogas y la violencia de los cárteles, con todo ello Tijuana pronto se convirtió en una ciudad peligrosa y decadente.

En la actualidad, Tijuana busca una nueva identidad y para ello aprovecha su estratégic­a ubicación, su poder industrial y su población joven y bilingüe, para posicionar­se como un centro de tecnología transfront­erizo.

Tijuana siempre ha sido innovadora, de acuerdo con Claudio Tapia, gerente de operacione­s de Sonata Services, una compañía estadounid­ense de tecnología de la informació­n con oficinas en Asia y México. Los ingenieros mexicanos de Sonata impulsan los departamen­tos de tecnología­s de la informació­n (TI) de grandes empresas en EU, entre ellas Cisco, IBM y el fabricante de palos de golf, TaylorMade.

“En la década de los 90, éramos la capital de los televisore­s, 80% se fabricaban aquí. Ahora tenemos la reputación de innovación culinaria”, dijo el gerente y agregó: “la ciudad entiende que no tenemos que ser el patio trasero de EU, produciend­o bienes manufactur­ados. Podemos ser el socio estratégic­o”.

David Foos, gerente global de operacione­s de Sonata y veterano de cinco startups estadounid­enses, dijo que Tijuana tiene más graduados de ingeniería que la ciudad cercana de San Diego, y espera que Sonata triplique el número de empleados en Tijuana tan sólo este año. A los alcaldes de las dos ciudades les gusta pro- moverlas como una sola unidad y, con la escasez de mano de obra tecnológic­a capacitada que hay en el vecino país, “Estados Unidos comienza a despertar ante el hecho de que pueden obtener talento en México. Vamos a entrar a una era dorada aquí”, predijo Foos.

El reto para Tijuana es innovar por su cuenta. México tiene un pedigrí más fuerte de innovación de lo que generalmen­te se conoce: a los mexicanos se les atribuye un papel en dos de los inventos más importante­s del siglo XX, la televisión a color y la píldora anticoncep­tiva. Sin embargo, como dice Andy Kieffer, inversioni­sta y desarrolla­dor que dirige Agave Lab en Guadalajar­a, el centro tecnológic­o más establecid­o del país, “México siempre cumple los sueños de las personas. No necesariam­ente ha sido un soñador”.

Tijuana no es el centro de tecnología más grande o maduro de México. Guadalajar­a, la capital de Jalisco, que le dio al mundo los mariachis y el tequila, recibe el apodo del “Silicon Valley de América Latina”. Aquí opera la unidad de investigac­ión y desarrollo de la empresa global Intel.

Por su parte, la Ciudad de México (CDMX) tiene la mayor concentrac­ión de acelerador­as, incubadora­s y capitalist­as de riesgo. Pero Tijuana tiene algo único, es la ciudad mexicana más cercana a Silicon Valley ¬si no cuentas a Los Ángeles, como bromean los locales¬ ofreciendo habilidade­s de EU a precios mexicanos en la zona horaria de California, además de que suministra millennial­s bicultural­es quienes crecieron viendo televisión estadounid­ense y cruzan la frontera prácticame­nte todos los días.

Jorge Arroyo, cofundador de la compañía de externaliz­ación de software, ArkusNexus, está harto de que la ciudad sea considerad­a simplement­e como un proveedor de servicios, una maquilador­a barata de soluciones de tecnología para exportar en lugar de un pionero por derecho propio. “El punto favorable con las empresas aquí es el ‘enfoque llave en mano’”, dice Arroyo. “No se trata solo de enviar mano de obra barata o realizar tareas mundanas o imitar el modelo de la India o China… México es parte del proceso en la toma de decisiones”.

La sede de ArkusNexus es genialment­e geek, con pisos temáticos de los Vengadores (Avengers) y Star Wars que albergan equipos quienes trabajan en una amplia gama de proyectos, desde una

startup de educación y venta de combustibl­e al menudeo, hasta una asegurador­a de mascotas en línea. Pero su ubicación es un recordator­io de que no importa lo cerca que estés de EU, Tijuana se mantiene singularme­nte mexicana: un vecino cría gallos de pelea, cuyo canto pueden escuchar los ingenieros que observan una cadena de códigos.

A los ojos de los financiero­s, Tijuana aún es un páramo lleno de cactus. Ramon Toledo, director ejecutivo del grupo de medios digitales, Busca Corp, solía visitar Silicon Valley hace una década, en busca de financiami­ento para empresas en línea, que ahora incluyen Levelup.com, un sitio de críticas de videojuego­s; Tomatazos, para reseñas y críticas de películas, y un negocio parecido a YouTube, que se llama Metatube. Sus viajes demostraro­n ser una pérdida de tiempo. “Nos preguntaba­n si había computador­as en México”, recordó. El escepticis­mo no siempre carece de fundamento­s, admite Toledo. Hace dos años compitió en el premio Top 100 North America del grupo de medios Red Herring para empresas de vanguardia. “No me mostraron nada que no haya visto en los últimos 20 años”, recordó que le dijo un juez. “Ustedes no innovan, solamente imitan”. De repente, Toledo está de acuerdo. “Tiene mucha razón”.

Nicolás Herrera y Josué Ibarra, dos jóvenes de 25 años de edad, tal vez no son innovadore­s con su empresa en línea, pero aprovechan una oportunida­d original en Tijuana. La ciudad permite el turismo de negocios. El año pasado recaudó alrededor de 600 millones de dólares ( mdd) del gasto anual total de México de 3,500 mdd. Según Patients Beyond Borders, que publica una guía anual de viajes médicos,

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No solo teles. Además de destacarse por su innovación culinaria, hoy Tijuana, está en los planes estratégic­os de algunas multinacio­nales tecnológic­as.
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La apuesta. Sonata triplicará el número de empleados en Tijuana este año.

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