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La lucha de P&G

El director ejecutivo de la empresa de 180 años, reconoce que se necesita un cambio para crecer más y mejorar el precio de sus acciones.

- ANNA NICOLAOU

Desde hace tiempo comenzó a gestarse un descontent­o entre algunos accionista­s de Procter & Gamble (P&G). En su reunión anual de 2015, la inversioni­sta Karen Meyer, llegó tan lejos como para declarar que “el liderazgo llevó al autobús de P&G a una zanja”.

La pregunta para David Taylor, quien asumió el cargo como director ejecutivo un mes después del feroz encuentro, es cuánto tiempo le darán los accionista­s para cumplir su promesa de volver a poner al gigante de productos de consumo en el camino correcto.

Taylor, un veterano de 35 años de P&G, dijo, a los inversioni­stas, que la dirección puede sacudir el estancamie­nto del crecimient­o de las ventas y cambiar su cultura, sin romper a la compañía.

P&G dijo al inversioni­sta, Nelson Peltz, cuyo fondo de cobertura, Trian Fund Management, le compró en febrero una participac­ión de 3,500 millones de dólares (mdd), que considerar­ía darle un asiento si el desempeño no mejora en el próximo año, según personas con informació­n de las discusione­s. Pero Peltz se postuló a sí mismo para el consejo de administra­ción y dijo que la compañía necesita un externo “motivado” para sacudir las cosas hoy, no el próximo año.

P&G entra en la pelea lista para defenderse, pues contrató a asesores estrella ¬ Goldman Sachs, Morgan Stanley, Lazard y Centerview Partners ¬ para defender al consejo.

Bajo el liderazgo de Taylor, la compañía de 180 años de antigüedad, reconoció que necesita un cambio. Después de asumir el cargo en noviembre de 2015, Taylor prometió “elevar el nivel”, reducir más de la mitad de sus marcas y recortar 10,000 mdd de costos anuales para 2021.

También se criticó a P&G por promover siempre a los empleados de la compañía, que solían conocerse como “Proctoids”, por su fidelidad a una cultura rígida. Taylor dijo a FT, el año pasado, que planea una “gran intervenci­ón en el lado cultural y organizaci­onal”, y se comprometi­ó a dar a los administra­dores locales más autonomía para tomar decisiones y contratar a personas externas.

Se critica que la compañía de 225,000 mdd es muy grande y tuvo crecimient­o lento bajo el mando del predecesor de Taylor, AG Lafley. El crecimient­o orgánico de ventas comparable­s de P&G se mantuvo en alrededor de 2%, un desempeño inferior al de sus pares. Además, las acciones de firma crecieron solo 3% en el último año versus las ganancias de 13% del índice S&P 500.

Trian argumenta que los rendimient­os de P&G para los accionista­s en los últimos 10 años fueron de menos de la mitad de las de sus pares, por el “exceso de costo y burocracia” y “una cultura aislada de lento movimiento”.

El fabricante del detergente Tide y las navajas de afeitar Gillette argumenta que los inversioni­stas piensan a largo plazo y no en ganancias trimestral­es.

La compañía reduce agresivame­nte sus costos desde 2012. En 2015, P&G vendió su marca de belleza Coty, y redujo de 16 a 10 categorías. Estas iniciativa­s no lograron impulsar un crecimient­o en las utilidades, señala Peltz.

P&G ganó 13,400 mdd en 2016, cifra inferior a los 13,800 mdd de los cinco años anteriores.

Un ejecutivo, de una gran compañía de productos de consumo, señala que las decisiones todavía se centraliza­n en la sede de la firma en Ohio. “Todo se queda en Cincinnati. ¿Cómo sabes qué vender en China desde Cincinnati?”.

Frente al contexto de consumidor­es más frugales, P& G perdió participac­ión de mercado ante nuevos participan­tes como Dollar Shave Club y las empresas de comercio electrónic­o como Amazon.

“Compiten contra Amazon, que es más rápida para comerciali­zar y está dispuesta a experiment­ar”, dice Bryan Roberts, director de TCC Global Retailer. “Si eres P&G o Unilever, te toma un año lanzar una nueva marca. Amazon puede hacerlo entre 60 y 90 días”.

En abril P&G sumó a su consejo a Amy Chang, exejecutiv­a de Google, quien con 40 años es décadas más joven que otros miembros. Taylor dijo que su “conocimien­to de las tendencias de la industria digital” será un “enorme beneficio para la compañía”.

Si bien las acciones y el crecimient­o en ventas de la compañía quedaron detrás de las de sus pares, su margen de operación de 22% todavía es el líder de la industria; es lo que van a señalar los defensores de P&G en la siguiente batalla. La compañía puede cobrar precios altos por marcas conocidas como Tide.

Los analistas de Morningsta­r aplaudiero­n las medidas de aumentar el gasto en investigac­ión y desarrollo y mercadotec­nia, a través de los cuales P&G busca la innovación y un mejor empaque. Añaden que “desde hace mucho tiempo decimos que estas inversione­s tomarán tiempo para mostrar una mejora”.

Y Nik Modi de RBC, afirma que la compañía va por el camino correcto. “P& G ya tiene un activista: David Taylor”.

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Volver al camino: La multinacio­nal de Cincinnati, Ohio, estudia si debe recibir ayuda de un “externo motivado”.

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