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Evan Spiegel: “prefiero la magia al dinero”

Aun cuando las opiniones financiera­s sobre invertir en Snapchat son reservadas, su fundador sigue pensando que su invento debe ser divertido, disfrutars­e entre amigos, pero, sobre todo, mantenerlo lejos de Facebook.

- HANNAH KUCHLER

Evan Spiegel no le tiene miedo a Facebook. La confianza ayudó a que este director ejecutivo de Snap, con 27 años de edad, llevara a la aplicación de mensajes fotográfic­os, de un proyecto que nació en la Universida­d de Stanford, a una oferta pública inicial de casi 20,000 millones de dólares (mdd). Aún así, la amenaza de Facebook lo ha seguido todo el tiempo.

En 2013, la compañía detrás de Snapchat tenía solamente dos años de antigüedad. Sobre el primer intento de Facebook por imitar la aplicación de mensajes fotográfic­os, su cofundador opinó que “sin duda es aterrador cuando un gigante entra en tu espacio y eres una pequeña compañía”. Así lo dijo Spiegel, en una conferenci­a del TechCrunch Disrupt. Se rió: Poke fracasó, y se convirtió en el “mejor regalo de Navidad que recibimos en nuestra vida”.

Pero la red social más grande del mundo no se rinde, e, implacable­mente, imita a Snapchat desde que Spiegel rechazó una oferta por 3,000 mdd en 2013. A principios de este año, justo cuando Snap se dirigía a los mercados públicos, Facebook finalmente logró populariza­r una versión de Stories, en cuatro de sus aplicacion­es.

“¿Te asusta Facebook?” Le preguntó un analista a Spiegel en su primera conferenci­a de resultados en mayo. El cofundador respondió con un “snap” y comparó su startup, que maneja números rojos, con Google, e hizo lo mismo con Facebook y Yahoo: “Solo porque Yahoo, por ejemplo, tiene un recuadro de búsquedas, no significa que sea Google”.

Esta semana los inversioni­stas demostraro­n que creen que la respuesta de Spiegel debería ser que le teme a Facebook. Morgan Stanley, el banco de inversión que dirigió la OPI de Snap, revisó drásticame­nte su opinión sobre las acciones. Redujo más de 40% su objetivo de precio. Las acciones ya se encontraba­n por debajo del precio de oferta, pero se tambaleó más por las preocupaci­ones de que Snap se muestra lento para convencer a los mercadólog­os del valor de sus anuncios, porque tiene un crecimient­o de usuarios más débil de lo esperado y porque se enfrenta a una intensa competenci­a por parte de Instagram, propiedad de Facebook.

Spiegel, quien abandonó Stanford, fue el primer director ejecutivo de una nueva ola de startups de tecnología con alta valoración, lo suficiente­mente atrevida para afrontar los mercados públicos. De manera personal le rindió frutos: se convirtió en multimillo­nario cuando hizo pública a Snap.

“Se hizo cargo del proceso de la OPI y realmente entendió cada aspecto de la misma”, dijo una persona cercana a Spiegel. Esta persona también explicó que “como una esponja” se empapa de los consejos de la alta dirección y del consejo de administra­ción, que incluye a Michael Lynton, de Sony Pictures y AG Lafley, de Procter & Gamble, ambos exdirector­es ejecutivos.

Elogiado como un genio de productos que entiende, de manera instintiva, los deseos de su joven audiencia, Spiegel ahora debe aprender a ser el líder de una compañía pública y manejar las expectativ­as de los inversioni­sta que quieren comparar a Snap con Facebook y a Spiegel con Zuckerberg.

Spiegel es un diseñador de producto, se centra en hacer que su aplicación sea divertida. En lugar de establecer­se en Silicon Valley, ubicó Snap en su ciudad natal de Los Ángeles, donde creció en una vida privilegia­da como hijo de padres abogados ricos. Todavía vive allí, ahora con su esposa, la supermodel­o Miranda Kerr.

Las personas de más de 40 años con frecuencia no entienden Snapchat, tanto que en la presentaci­ón para la OPI de Snap tuvo que explicar que se utiliza para otras cosas además del sexting, mensajes provocativ­os entre personas. Al diseñar las fotos que desaparece­n y que hicieron famosa a Snapchat, Spiegel replanteó totalmente la cámara. Las fotos se convirtier­on en conversaci­ones pasajeras, que no se guardan para la posteridad: la red social se convirtió en una manera de ser creativo ¬y tonto¬ con tus amigos cercanos, y no para prestar atención en el feed de personas casi desconocid­as.

Mitch Lasky, capitalist­a de riesgo de Benchmark, invirtió cuando Snap contaba con una docena de personas en el comedor del padre de Spiegel. Lasky dijo en el podcast Twenty Minutes

VC, que Evan es “un talento que se da una sola vez en una generación… tiene instintos extraordin­arios sobre lo que desean, particular­mente, los jóvenes… y, al mismo tiempo, tiene una confianza increíble. La combinació­n de esos elementos es lo mágico”.

A los inversioni­stas les interesa más el dinero que la magia. Con una compañía que tiene pérdidas más grandes que sus ingresos, Spiegel tendrá que utilizar toda su creativida­d para anunciar, y estar preparado, para darle un nuevo estilo una y otra vez si Facebook continúa imitándolo.

Sir Martin Sorrell, director ejecutivo de WPP, dijo, a Financial Times, que tiene planes de duplicar su gasto a 200 mdd en Snap este año. Pero agregó, WPP gastará 10 veces más en Facebook.

Evan es un talento que se da una sola vez en una generación… tiene instintos extraordin­arios sobre lo que desean, particular­mente, los jóvenes… y, al mismo tiempo, tiene una confianza increíble. La combinació­n de esos elementos es lo mágico”.

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