L Los bancos no quieren ventave de marihuana en Uruguay. ¿Pedirán lo mismo en México?
Sucursales bancarias estadounidenses, en Uruguay, amenazan a las farmacias con clausurar sus cuentas si venden cannabis, a pesar de que es legal. ¿Qué le espera a México?
Gabriel Bachini decidió darle un giro inesperado al recorrido de su pequeña farmacia familiar ubicada en el departamento de Colonia, Uruguay. Desde el 19 de julio — día en que ese país sudamericano se convirtió en el primero del mundo en legalizar el cultivo, la producción y la venta de marihuana para uso recreativo—, la farmacia Carmelo agregó bolsas de 5 gramos de cannabis a su oferta.
“Como era la única farmacia del departamento que iba a vender marihuana, creí que era una buena oportunidad para atraer a un público diferente al tradicional”, dice Bachini. Sin embargo, la experiencia terminó en forma abrupta apenas 40 días después de haber sido lanzada. “El BBVA y el Banco de la República me dijeron que iban a cerrar la cuenta de la farmacia si seguía vendiendo cannabis, y no dudé”, dice.
El camino innovador que emprendió Uruguay para combatir el narcotráfico se está topando con un obstáculo imprevisto: bancos internacionales con filiales en Uruguay — Santander, Itaú y Scotiabank, entre otros— y el estatal Banco de la República, anunciaron su decisión de cerrar cuentas a las farmacias que vendan marihuana. ¿La razón? De mantener a esas farmacias como clientes, podrían sufrir represalias como sanciones de sus corresponsales bancarios con sede en Estados Unidos (EU). En ese país, luego de la aprobación de la Ley Patriótica en 2001, los bancos están impedidos de hacer negocios con distribuidores de sustancias como la marihuana.
Ante el riesgo de dejar de realizar transacciones con el exterior, las entidades financieras de Uruguay ya decidieron el camino a seguir. Desde mediados de agosto, resolvieron cerrar todas las cuentas de las farmacias relacionadas con la venta de marihuana e impedir nuevas aperturas vinculadas a ese tipo de comercio.
El obstáculo abre serias interrogantes en torno a cómo seguirá el proceso iniciado por el gobierno del expresidente José Mujica, en 2013.
Hasta que se conoció el ultimátum de los bancos, los 13,304 ciudadanos registrados como “adquirientes” estaban habilitados a comprar hasta 40 gramos por mes de marihuana en 16 farmacias del Uruguay. El canal de venta prometía crecer: 22 farmacias estaban completando la documentación para comenzar a vender cannabis
a corto plazo, y otras tantas estaban a la expectativa de ver cuál era el resultado de las ya inscritas. Pero la decisión de los bancos marcó un quiebre; 6 de las 16 habilitadas para vender marihuana renunciaron a seguir haciéndolo. “Ya no conviene”, dice Bachini. “El margen de ganancia es igual que el de la venta de un medicamento o de un champú, y el riesgo es altísimo: dejar de operar con los bancos, nada menos”.
En tanto, las 10 farmacias que por ahora siguen expendiendo cannabis ya no aceptan tarjetas de débito y crédito, y solo cobran la venta en efectivo. “En los pequeños pueblos del interior del país no solemos trabajar con los bancos y, de hecho, algunas farmacias chicas, como la mía, no tenemos cuentas corrientes para poder funcionar”, dice Miguel Taberne, dueño de la farmacia Nueva Brun en Trinidad, una localidad de unos 20,000 habitantes.
El problema es que, frenado el proceso de inscripción de nuevas farmacias, los 10 establecimientos que venden cannabis son insuficientes para abastecer la demanda.
El estatal Instituto de Regulación y Control del Cannabis (IRCCA) le permite a cada farmacia habilitada vender un máximo de 2 kilos de marihuana cada 15 días. “En Montevideo, hay 1.5 millón de habitantes y solo tres farmacias habilitadas: el
stock se consume en dos o tres días”, dice Taberne.
Disputa legal
Las dificultades amenazan con derribar una de las políticas que luce con orgullo el gobierno del centroizquierdista Frente Amplio. Es por eso que el presidente Tabaré Vázquez, sucesor de Mujica, promete dar una dura batalla legal.
Para contrarrestar el argumento esgrimido por las corresponsalías que adhieren a la Convención de Viena en torno a que la comercialización de cannabis se trata de un negocio ilegal, el gobierno uruguayo plantea que en ese país la venta de marihuana está absolutamente regulada por el estado, desde la cosecha hasta la distribución. De hecho, el gobierno compró semillas en España, las germinó en el Instituto Nacional de Semillas y en febrero del año pasado entregó 4,000 plantines de marihuana a dos empresas que pueden producir un máximo de dos toneladas anuales. Las dos compañías –Simbiosys e International Cannabis Corporation (cotiza en la bolsa de Valores de Toronto)– ganaron una licitación entre 22 postulantes, en 2015.
Esa estricta regulación estatal fue el argumento central de la delegación enviada por el gobierno del presidente Vázquez a comienzos de septiembre a EU para intentar desbloquear la situación. El prosecretario de Presidencia, Juan Roballo, y el presidente del directorio del Banco Central, Mario Bergara, se reunieron con legisladores y miembros de la Reserva Federal, el Departamento del Tesoro y el Departamento de Justicia de EU. Pero la misión volvió a Montevideo con las manos vacías.
La apuesta del gobierno de Tabaré Vázquez pasa por insistir con sus planteos y, sobre todo, esperar un cambio normativo en Estados Unidos. En ese país, varios estados — California, entre ellos— ya legalizaron la venta de marihuana para uso recreativo. Pero, como las leyes federales no permiten la comercialización, se terminó provocando una contradicción entre la ley de esos estados y la normativa que rige para el país. Ante eso, hay una iniciativa a consideración del Congreso para dar una solución a esa situación mediante una modificación de la ley federal.
Las autoridades uruguayas confían en que el Congreso estadounidense aprobará, más temprano que tarde, una norma que permita a los bancos tener como clientes a vendedores de marihuana en estados y países donde esté regulada. Pero, hasta que ese cambio legal no esté vigente, el efecto cascada provocado por las corresponsalías financieras seguirá hiriendo de muerte al experimento uruguayo dirigido a combatir el narcotráfico.
Estimaciones de organizaciones especializadas, como Monitor Cannabis, habían estimado que un cuarto de la demanda total de marihuana en Uruguay podría ser provista por las ventas legales en las farmacias. De hecho, para abaratar su precio y competir con el cannabis que llega desde Paraguay en forma ilegal, la droga está exenta del Impuesto al Valor Agregado (IVA). El precio del gramo de marihuana en las farmacias es de 1.30 dólares. Pero la caída en el número de sitios que venden marihuana alejó los objetivos planteadas cuando comenzó el proceso.
Lecciones para México
La experiencia uruguaya es un espejo que adelanta para México. El uso de la marihuana con fines terapéuticos fue legalizado en junio pasado. La Secretaría de Salud tiene 180 días para cumplir con la reglamentación de la norma. “A partir del año próximo las ventas de aceite de cannabidiol conformarán un mercado de 700 millones de dólares ( mdd), y estimamos que se triplicará en solo cinco años”, dice Fausto Ávila, socio y especialista en el sector Salud de la consultora KPMG.
Si bien varias empresas están esperando la reglamentación de la ley para definir su ingreso al mercado, HempMeds, una subsidiaria de la estadounidense Medical Marijuana Inc., es hasta ahora la única legalmente constituida para importar y distribuir aceite de cannabidiol con el que se atienden a los pacientes que sufren enfermedades neurológicas, como la epilepsia. “Llegaremos a un mercado de 2,000 mdd a mediano plazo”, dice Carlos González, director operativo de HempMeds en México. “El atractivo del mercado mexicano es grande, pero la apuesta, a mediano plazo, es abastecer desde aquí a toda América Latina”.
A diferencia de lo que ocurrió en Uruguay, el salto a la legalización del uso recreativo de la marihuana hasta ahora sigue bloqueado. En abril del año pasado, el presidente Enrique Peña Nieto presentó un proyecto de ley que, además de permitir el uso de la marihuana medicinal, abría la posibilidad de portar hasta 28 gramos de cannabis para uso personal en lugar de los 5 gramos que establece la Ley General de Salud. Pero el Congreso rechazó esa propuesta.
El debate no está cerrado. La tendencia mundial es avanzar hacia la legalización del uso recreativo de la marihuana, y todo indica que la discusión seguirá creciendo en México. “Si bien todavía falta para llegar a esa instancia porque sigue satanizando la planta, en el largo plazo los países tenderán a legalizar su uso”, dice González, de HempMeds. “Es por eso que tendríamos que voltear a Uruguay para tomar nota de los avances y retrocesos de esa experiencia”.
“BBVA y el Banco de la República me dijeron que iban a cerrar la cuenta de la farmacia si seguía vendiendo cannabis, y no dudé”, Dueño de la farmacia Carmelo en Colonia, Uruguay.