Adiós Yellen
El presidente Donald Trump decidió nombrar a Jay Powell como el nuevo presidente de la Reserva Federal. El consenso es que la continuidad de las políticas debe ser prioridad.
Donald Trump, cuyas iniciativas de política económica, en su gran mayoría, han logrado poco o nada, tomó una de las decisiones más importantes de su presidencia. El líder estadounidense nominó a Jay Powell como nuevo presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos (EU). La mejor opción, como argumenta el Financial
Times, habría sido la reelección de Janet Yellen, quien es la presidenta de la Reserva Federal desde 2014, después de unirse a la junta de gobernadores en 2010.
Con certeza, Yellen continuó con el planteamiento de su predecesor, Ben Bernanke, de estar dispuestos a utilizar medios poco ortodoxos para estimular a la economía. La política de la Fed de retirar ese estímulo es más discutible, pero al menos, hasta la fecha, el movimiento ha sido gradual. Puesto que al parecer representa la continuidad del enfoque, Powell era la segunda mejor opción entre los candidatos que entrevistó Trump.
Después de que el presidente de EU nominó al nuevo gobernador de la Fed, Jay Powell, Yellen lo felicitó y dijo que está comprometida a que el esperado traspaso sea una “transición sin problemas”. La declaración completa: “Felicito a mi colega Jay Powell por su nominación para ser el presidente de la Junta de la Reserva Federal. La larga y distinguida carrera de Jay está marcada por su dedicación al servicio público y la seriedad de propósito. Tengo confianza en su profundo compromiso para llevar a cabo la misión pública vital de la Reserva Federal. Me comprometo a trabajar con él para garantizar una transición sin problemas”.
El Senado tiene que confirmar a Powell. Él, por su parte, ofreció palabras de elogio a Yellen y al anterior presidente de la Fed, Ben Bernanke, con quienes trabajó.
“Tuve el gran privilegio de trabajar bajo la gestión del presidente Bernanke y de la presidenta Yellen, quienes guiaron la economía con intuición y valor a través de momentos difíciles mientras movían la política monetaria hacia una mayor transparencia y previsibilidad. Cada uno de ellos encarna los ideales más elevados del servicio público, integridad incuestionable y un compromiso inquebrantable para cumplir con nuestro mandato. Dentro de la Reserva Federal entendemos que las decisiones de política monetaria son importantes para las familias y las comunidades estadounidenses. Comparto con firmeza ese sentido de misión y me comprometo a tomar decisiones con objetividad y sobre la base de la mejor evidencia disponible, en la larga tradición de independencia de la política monetaria”.
Powell viene con dos desventajas. Abogó por la desregulación financiera, revirtiendo parte de las restricciones impuestas a las conductas arriesgadas después de la crisis mundial. Sin embargo, tiene una gran experiencia en los mercados financieros y se le considera como una persona pragmática y no como un desregulador ideológico.
En segundo lugar, el probable nuevo presidente es más abogado que economista, y como tal sus juicios sobre la economía siempre estarán sujetos a cuestionamientos. El anterior presidente que no era economista fue William Miller, quien solo duró poco más de un año. Fue un desastre, pues se negó a endurecer la política monetaria ante la elevada inflación.
Hay pocas probabilidades de que Powell sea otro Miller. En primer lugar, apoyó firmemente la estrategia de la Reserva Federal de los últimos años: sería una sorpresa si de pronto llegara a tomar un rumbo radical de línea dura. En segundo lugar, el comité de mercado abierto de la Fed se volvió mucho más abierto bajo el mandato de Yellen y de Bernanke, más dispuesto a tolerar el disenso durante la gestión del predecesor de Bernanke, Alan Greenspan.
Con un abogado en la presidencia, la composición del resto de la junta de la Fed es inusualmente importante. Si Trump rodea a Powell con gobernadores de línea dura, puede ser más difícil para él argumentar a favor de una política monetaria fácil.
En este contexto, sería prudente que Yellen continúe como gobernadora, incluso cuando termine su período como presidenta en febrero del próximo año. Ella tiene derecho a conservar su asiento en la junta hasta 2024. Esto sería inusual, pero no es algo sin precedentes, y estos son los momentos en los que la necesidad de un sabio consejo serán particularmente importantes. Si la economía de EU se enfrenta a otra crisis y vuelve a surgir la necesidad de recurrir a medidas extraordinarias, como un nuevo programa de expansión cuantitativa, su experiencia y análisis serían muy valiosos.