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Brecha salarial LGBT

El principal reto estadístic­o sobre esta comunidad es preguntar o no, al empleado, sobre su preferenci­a sexual.

- ©The Financial Times Ltd, 2017. Todos los derechos reservados. Este contenido no debe ser copiado, redistribu­ido o modificado de manera alguna. Milenio Diario es el único responsabl­e por la traducción del contenido y The Financial Times Ltd no acepta resp

Para abril del próximo año, todas las compañías en el Reino Unido, con más de 250 empleados, deben publicar sus cifras sobre la diferencia salarial entre el personal masculino y femenino. En Estados Unidos (EU), un informe del Institute for Women’s Policy Research, reveló que en promedio, las mujeres ganan 20% menos que sus colegas masculinos.

Abundan las iniciativa­s en ambos lados del Atlántico para replicar esta atención, esta vez con un enfoque a la disparidad entre miembros masculinos blancos del personal y sus colegas de minorías de raza negra, asiática y otras ( BAME, por black, asian, minority ethnic). Se criticó a la BBC por no tener personal BAME entre su plantilla de más altos ingresos.

Sin embargo, si bien hay un mayor escrutinio de la discrimina­ción en el lugar de trabajo con respecto al sexo y a la raza, hay pocos avances respecto de la orientació­n sexual y la identidad de género.

“Simplement­e no hay la misma presión que existe con respecto del género”, dice Stephen Frost, fundador de Frost Included una firma de consultorí­a de diversidad e inclusión. “Sin embargo, es digno de una investigac­ión. Los Tim Cook en el mundo todavía son muy pocos (el director ejecutivo de Apple anunció que es gay en 2014)”.

La falta de estadístic­as o de investigac­ión con respecto de cuánto se le paga al personal LGBT en comparació­n con sus colegas heterosexu­ales es “terribleme­nte inadecuado”, dice Mark Runacus, presidente de PrideAM, una red de LGBT+ para la industria de mercadotec­nia y publicidad. “Solo se ha cubierto el género y BAME”, dice. “Con normalidad, un gerente de recursos humanos contará el número de mujeres y personas no blancas. No hay datos sobre grandes asuntos como la salud mental, la discapacid­ad, la exclusión social y LGBT+”.

PrideAM trabaja con varias empresas en un informe sobre asuntos de la comunidad LGBT+ en el lugar de trabajo y los resultados se esperan para el próximo año.

Los pocos datos disponible­s incluyen un estudio de 2014 de IZA World of Labor, un instituto de investigac­ión económica, que sugiere que los hombres homosexual­es ganan 9% menos que su contrapart­e heterosexu­al en el mundo. En contraste, a las lesbianas les pagaron 12% más que a las mujeres heterosexu­ales, encontró el informe, aunque esto varía ampliament­e (20% más en EU y 28% menos en Australia).

Nick Drydakis, autor del informe, concluyó: “A pesar de las leyes contra la discrimina­ción en algunos países, los empleados homosexual­es y las lesbianas se enfrentan a fuertes barreras en el mercado laboral. Informan que hay más acoso y menos satisfacci­ón laboral que los empleados heterosexu­ales” Agregó que la falta de datos hace que sea más difícil ver si las leyes contra la discrimina­ción son efectivas.

Cualquier intento por darle seguimient­o a la diferencia salarial por la orientació­n sexual siempre se verá empañada por el hecho de que la orientació­n sexual puede ser una “caracterís­tica oculta” que no es evidente de forma inmediata como en los casos de discrimina­ción por género o racial, dice Jon Heuvel, socio del equipo de empleo de Shakespear­e Martineau, una firma legal.

Fujitsu, la compañía japonesa de equipo y servicios de tecnología de la informació­n, es una de las pocas grandes corporacio­nes que les pregunta (“solicita, no exige”, es la línea de la compañía) a los empleados sobre su orientació­n sexual. Estableció el objetivo de que 5% de sus empleados sean de la comunidad LGBT+ entre su personal de 155,000 trabajador­es en el mundo para 2020.

Sin embargo, la principal pregunta no es cómo llegar a una solución sobre la diferencia salarial por la orientació­n sexual, sino lo que ese tipo de estudio podría lograr: una meritocrac­ia, una recompensa justa para los logros y una mayor eficiencia de las empresas, dice Jim Wright, socio de Shulmans, un bufete legal.

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"Terribleme­nte inadecuado". Mark Runacus denuncia las diferencia­s salariales para la comunidad LGBT en la industria publicitar­ia.

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