ANTE LA POSIBLE REFORMA FISCAL EN EU, ¿QUÉ PODEMOS HACER EN MÉXICO?
A México le conviene que EU tenga un fuerte crecimiento, aunque es muy pronto anticipar si su reforma fiscal nos beneficia o no al ser aprobada.
Aunque aún no sabemos si Donald Trump logrará que su congreso le apruebe su ambiciosa reforma fiscal, este es un tema que tarde o temprano va a prosperar. No me atrevo a decir cómo y menos cuándo esta reforma de Trump será una realidad.
Si damos por bueno lo anterior debemos de anticipar que, para México esto traerá consecuencias algunas positivas y otras no. Dentro del marco positivo estará que de aprobarse los cambios la economía de Estados Unidos ( EU) podrá experimentar un crecimiento importante por encima de lo que ya está creciendo al día de hoy y, como he comentado muchas veces, a México le conviene que nuestro vecino tenga un fuerte crecimiento porque eso le da un impulso a las exportaciones que tenemos con ellos.
La demanda de los muchos productos finales e intermedios que requerirán para satisfacer su crecimiento le dará impulso a nuestra economía, con o sin Tratado de Libre Comercio. Así ha sido siempre y eso no va a cambiar.
Desafortunadamente, su reforma fiscal nos puede generar daños colaterales que tendremos que enfrentar. Yo encuentro dos principales: el primero es que si ellos logran reducir sus impuestos corporativos de 35% actual, al 20% propuesto, nuestro país automáticamente perderá competitividad para atraer nuevas inversiones, toda vez que la tasa impositiva a nuestras empresas actualmente es de 30%. Claro que no faltará quien proponga que nosotros bajemos nuestra tasa impositiva al 20% lo cual ante las circunstancias actuales de nuestras finanzas públicas sería una locura.
El segundo daño colateral es que si se da un crecimiento más fuerte que el actual debido a su reforma fiscal, seguramente la Reserva Federal tendría que subir las tasas de interés más deprisa de lo que hoy se estima y esto obligaría a que Banco de México tuviera que subir aún más las tasas de interés internas.
Estamos atrapados en una coyuntura que no nos favorece porque nuestros tiempos políticos no nos permiten pensar en la posibilidad de una reforma fiscal integral, que es a todas luces lo que requiere el país. Una reforma de este tipo se tendría que hacer con la nueva administración que tome las riendas del país en diciembre del 2018.
La reforma fiscal que requiere México debería de estar fincada en buscar un mayor número de contribuyentes y recargarse más en los impuestos al consumo que en los impuestos a la inversión y al trabajo, pero además antes de proponerse esto se tendría que garantizar los mecanismos que garanticen el rendimiento de cuentas y fiscalización transparente, porque si no es así, sería una estupidez incrementar los ingresos fiscales para que unos cuantos se los roben.