LOS DOS NEGRITOS EN EL ARROZ
Pese a la generación histórica de empleo, la informalidad y los bajos salarios son los dos grandes retos laborales.
En la llamada economía subterránea se encuentra 56.5% de la población ocupada, esto mientras México experimenta uno de sus mejores momentos en la generación de empleo.
De igual manera, si bien el salario mínimo se incrementó a inicios de noviembre 80.04 pesos a 88.36 pesos, el salario real promedio creció 0.7% entre 2013 y 2016, según las cifras proporcionadas por el BID y México, ¿cómo vamos?
La informalidad y los bajos salarios son dos de los retos más apremiantes del mercado laboral mexicano explica David Kaplan, especialista
senior en la División de Mercados Laborales y Seguridad Social del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
La acelerada formalización de empleo que se registra en la actual administración disminuyó la informalidad, sin embargo, se mantiene en niveles elevados.
Hay cifras muy positivas, según los datos más recientes del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), de enero a octubre se crearon 1,007,050 fuentes de empleo, 10.2% más que el año anterior, lo que significa el aumento más elevado para un mismo periodo desde que se tiene registro.
De forma acumulada, en lo que va del actual sexenio, suman 3.3 millones de trabajos, 2.3 veces más que lo registrado en la pasada administración. Más de 80% es de tipo permanente.
Considerando que en diciembre existe típicamente un ajuste en el mercado laboral, Mikel Arriola, director general del IMSS, estima que en 2017 se habrán generado 900,000 plazas, que son insuficientes para las necesidades de un país como México, que requiere de 1.2 millones de nuevos empleos al año.
Pese a los resultados históricos, la informalidad es “alta”, dice Kaplan. Añade que “la elevada informalidad refleja el problema estructural que tiene México en su mercado laboral, que se caracteriza por empleos mal pagados, sin seguridad social, con una elevada subocupación (necesidad de tener un segundo trabajo) y jornadas extenuantes”, comenta Flavia Rodríguez, directora de la consultoría Aregional.
¿Informalidad?
“Son empresas privadas no incorporadas, esto es, pertenecientes a individuos u hogares que no están constituidas como entidades legales separadas de sus dueños y para las cuales no se dispone de una contabilidad completa que permita la separación financiera de las actividades de producción de la empresa de otras actividades de sus dueños”, así define el INEGI la informalidad.
De acuerdo con una presentación del BID y la organización México ¿ cómo vamos?, dentro de este concepto existen cuatro diferencias importantes entre trabajadores subordinados e independientes.
Una persona subordinada y remunerada se clasifica como formal si tiene seguridad social; el independiente (empleador o por cuenta propia) fuera del sector agropecuario se clasifica como formal si trabaja en un negocio con registros contables; los trabajadores por cuenta propia en el sector agropecuario son informales, pero los empleadores de esta rama son formales y, finalmente, todos los trabajadores no remunerados son informales.
A partir de estas definiciones, de acuerdo con Kaplan, 56.5% de la población ocupada en México (poco más de 29 millones de personas) vive en la informalidad. De estos, 31% son personas subordinadas, con una remuneración, pero sin seguridad social; 20.8% es independiente, con una remuneración, pero también sin seguridad social, y 4.8%, es no remunerada y sin seguridad social.
El problema, acota el especialista, es que no todos los formales tienen seguridad social. Según cifras del INEGI, 43.5% de los trabajadores está en la legalidad laboral: 37.4% con seguridad social y 6.1% no la tiene.
Para José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico ( IDIC), toda persona que no tiene acceso a la seguridad social debería ser incluido en la informalidad, ya que este tema es considerado como una prestación indispensable para el trabajador.
El rezago
México supera a otros países con un Producto Interno Bruto (PIB) per cápita similar al nuestro.
La definición internacional del sector informal, refiere Kaplan, es no cotizar para la pensión. Bajo este escenario, México tienen mayores niveles de informalidad de países como Colombia, Brasil, Costa Rica, Panamá, Argentina, Chile y Uruguay.
Este tema se recrudece cuando se habla únicamente de trabajadores independientes informales, donde “casi 100% es informal, porque casi ninguno de ellos se incorpora a la formalidad”.
“Aunque el mercado laboral mexicano continúa mostrando un mejor desempeño que el de la mayoría de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en términos de desempleo, la prevalencia de la informalidad sigue siendo un desafío importante”, señala la OCDE.
El “alto” grado de informalidad obstaculiza la productividad y el crecimiento económico. También representa una importante barrera
“La elevada informalidad refleja el problema estructural que tiene México en su mercado laboral… empleos mal pagados, sin seguridad social, con una elevada subocupación y jornadas extenuantes”,
Flavia Rodríguez, directora de la consultoría Aregional.
para el desarrollo de habilidades en el país, menciona el organismo internacional en su estudio bianual sobre la economía nacional.
Sí hay avances
De acuerdo con el especialista del BID, en 2012 la informalidad representó 59.6% de la población ocupada, la cual disminuyó a 56.5%, al segundo trimestre de este año.
¿A qué se deben los avances? Uno de ellos es la Reforma Laboral, que entró en vigor en diciembre de 2012. Entre sus objetivos está la formalización del empleo. “Desde 2013 se re- gistró un aumento en la generación del empleo atípico, quizá por la misma Reforma Laboral”, menciona Kaplan.
Otros posibles factores que ayudaron fueron las inspecciones de fiscalización, las cuales aumentan entre 14 y 20% las probabilidades de formalización, así como el impacto del Régimen de Incorporación Fiscal ( RIF), que entró en vigor en enero de 2014, y cuyo beneficio principal es el descuento de 100% en el pago del Impuesto Sobre la Renta en el primer año.
Otro elemento que eventualmente contribuyó fue el Régimen de Incorporación a la Seguridad Social, que empezó a operar en julio de 2014. Su principal beneficio es un descuento de 50% en las cuotas del IMSS e Infonavit en los primeros dos años.
¿Y los salarios?
El otro gran reto es mejorar los salarios. El crecimiento del ingreso real entre 2013 y 2016 fue bajo, pero al alza. En 2017, sin embargo, se arrojó un saldo rojo. En el último año, se registró una contracción de 1.3%. “Sí pensamos que uno de los problemas en México son los bajos salarios, no se observa mucha mejoría. Queda pendiente esta tarea”, manifiesta Kaplan.
Uno de los retos en el mercado laboral es mejorar el poder adquisitivo. Entre 2013 y 2016 el salario real promedio creció 0.7%, según las cifras proporcionadas por el BID y México, ¿cómo vamos?, mientras que en 2017 arroja un saldo rojo. De septiembre a igual mes de 2016, este registró una contracción de 1.3%. “Sí pensamos que uno de los problemas en México son los bajos salarios, no se observa mucha mejoría. Queda pendiente esta tarea”, manifiesta Kaplan.
De acuerdo con Samuel Vázquez, economista principal de BBVA Bancomer, a pesar de que la formalización del empleo crece a tasas de 4%, el segmento que considera las fuentes de trabajo con una remuneración superior a cinco salarios mínimos (más de 12,000 pesos al mes) registra una caída cercana a 1%.
Este fenómeno, aunado a un incremento en la inflación, repercute en la caída observada en el salario real. De acuerdo con el INEGI, la inflación, en la primera quincena de noviembre, llegó a 6.59%, un nivel mayor al esperado y uno de los más altos en los últimos años. “Sin embargo, se espera una recuperación de esta capacidad de compra a medida que la inflación ceda”, señala.
Si bien la informalidad mostró un descenso en esta administración, aún se mantiene en niveles elevados, los cuales impiden, entre otras cosas, avanzar en temas clave cómo el ahorro para el retiro, el acceso a la salud y la disminución de la pobreza que, junto con los bajos niveles salariales, son considerados como retos primordiales para el próximo gobierno.