EL DILEMA DEL BANCO DE MÉXICO
En su próxima reunión la institución encargada de la política monetaria del país deberá fijar su posición respecto de la tasa de interés de referencia.
El próximo 14 de diciembre se celebrará la junta de política monetaria que periódicamente tiene el Banco de México ( Banxico), en ella, el nuevo gobernador y los subgobernadores tomarán la decisión de la que deberá ser, hacia adelante, la tasa de interés de referencia ( o de fondeo como otros le llaman). La decisión es difícil. Si la tasa sube la economía lo resentirá, pero nuestra moneda podrá fortalecerse al menos un poco, o cuando menos la presión sobre el peso será menor; si por el contrario, la tasa se mantiene, nuestra moneda se debilitará, y si se deprecia demasiado impactará a la inflación.
Existen elementos a favor para que la tasa suba un cuarto de punto, de 7% actual a 7.25; las razones son básicamente dos. El día anterior a esta reunión, la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos tendrá su reunión para determinar cuál será la nueva tasa en aquel país.
Según los expertos la posibilidad de un incremento de un cuarto de punto es muy alta y pasaría de 1.25% actual a 1.5. Si no sube la tasa la Fed, México con seguridad no hará nada.
La otra razón para mover la tasa hacia arriba es que la inflación en nuestro país — en el mes de noviembre— repuntó muy por encima de las expectativas del propio banco central. Esta razón por sí sola ejerce enorme presión toda vez que la misión del Banxico es mantener la inflación en 3%; más menos 1%, meta muy lejana de 6.63% actual que es la inflación acumulada en los últimos doce meses.
Agustín Carstens, exgobernador de Banxico, llevó la tasa de referencia de 3.25 hasta 7% en los últimos casi dos años. Los mercados aceptan que hizo lo correcto al adelantarse a las presiones inflacionarias que surgieron en 2017, aunque ahora parece ser que la tendencia de la inflación en 2018 será a la de baja, y casi todos los analistas estiman que se enfilará paulatinamente hacia 4%; no obstante los riesgos de que esto no ocurra, ahí están.
Por un lado, lo que resulte de la renegociación del TLCAN, si llega a cancelarse, podrá presionar con fuerza a nuestra moneda. Asimismo, el escenario político provocará efectos de volatilidad difíciles de valorar al día de hoy.
Pienso que tomando en cuenta los escenarios posibles, lo mejor sería subir la tasa en un cuarto de punto, sin embargo, el banco central — con más información que la de un servidor—, no tengo duda de que tomará la decisión correcta, lo cual no implica que deje de vivir en estos próximos días dicho dilema.