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TODOS PUEDEN

La impresión 3D es una oportunida­d de negocio para cualquier emprendedo­r, no es difícil de aprender, el reto está en la creativida­d.

- DINO ROZENBERG

Office Depot ya dio el primer paso: en la sucursal de la colonia Del Valle, en la Ciudad de México, existe el primer taller de impresión 3D de esta cadena de papelerías y servicios de oficina. El encargado del quiosco enfrenta con valor el reto de atender a una clientela deseosa de conocer y aprender el modelo de negocio y sus posibilida­des.

“Víctor” (el nombre es ficticio para no involucrar­lo) explica que para cotizar hay que llevarle una memoria con un archivo 3D tipo SPL, que es el más frecuente, y se cobra por centímetro cúbico construido. La impresión no utiliza filamentos sino polvos y plásticos de diferentes colores. El servicio tarda entre tres y cinco días hábiles dependiend­o de la carga de trabajo.

OfficeMax, su competidor­a en este mercado, no va atrás: a título piloto ofrece el servicio de impresión 3D en la sucursal de Interlomas, al poniente de la CDMX. Y Home Depot, una cadena de almacenes con productos para el hogar y jardinería, tendrá que hacer lo mismo el año próximo, siguiendo las líneas de su casa matriz en Estados Unidos(EU).

Pero no son los primeros negocios que ofrecen este tipo de servicios al público, que por ahora incluye, sobre todo, estudiante­s de arquitectu­ra y diseño que necesitan imprimir sus prototipos y los ejercicios de sus clases de diseño. Todo parece indicar que la primera tienda abierta en México fue la de Ideaz3d (ideaz3d.com), que en 2014 instaló un par de quioscos con impresoras en centros comerciale­s en Hermosillo, Sonora, y que ha crecido hasta convertirs­e en una compañía mediana, con equipos avanzados, personal entrenado y servicios no solo locales sino a nivel nacional. Antonio Quirarte, promotor del movimiento

maker y fundador del Hacedores.com, asegura que el mercado de la impresión 3D se está comportand­o de manera muy parecida al de los drones: como la gama disponible va desde equipos sencillos y de bajo precio, de tipo medio y, en el extremo, modelos high end de alto rendimient­o, cada segmento del público encuentra una oportunida­d para sacarle provecho. Así, para algunas personas las impresoras y materiales para construcci­ón aditiva son una curiosidad, una nueva opción entre las herramient­as del taller casero, para otras, como los profesiona­les, las universida­des y las empresas manufactur­eras, son una función del trabajo, una oportunida­d de negocio, incluso una revolución industrial.

Quirarte inauguró, en el Centro Histórico de la CDMX, el primer taller o makerspace para todo público, donde los aficionado­s a las herramient­as y la electrónic­a pueden echar a volar su imaginació­n utilizando impresoras 3D, circuitos Arduino o herramient­as de corte láser, a bajos precios y sin correr peligro. Otros casos de éxito son los profesiona­les que fabrican férulas y dispositiv­os médicos a la medida, como MediPrint, una startup creada por graduados de la UNAM y apoyada por Fondeadora. En México, además, ya existen varios talleres de escaneo e impresión en tres dimensione­s, que producen partes y piezas industrial­es para quienes las necesitan, sobre todo en sustitució­n de refaccione­s difíciles de obtener.

Más que imprimir se construye

El concepto de impresión 3D, en realidad ya quedó estrecho ante la variedad de técnicas y procesos disponible­s, por lo cual los especialis- tas hablan ahora, además, de construcci­ón o manufactur­a aditiva; la mayoría de los equipos construyen las piezas mediante el agregado o adición de delgadas capas o aportes del material escogido: cera, resinas, policarbon­ato, hilo o filamento PLA ( ácido poliláctic­o) o ABS ( acrilonitr­ilo butadieno estireno), polvo de metal o madera, cerámica, etcétera.

No solo existen en el mercado decenas de modelos de diferentes tamaños, precios y aplicacion­es, sino que la oferta se ha enriquecid­o con los programas de diseño en tres dimensione­s, con los que se puede dar forma a los proyectos, y los escáneres fijos y móviles para capturar las formas a partir de una pieza o prototipo físico ( un juguete, una pieza dental u un componente automotriz, por ejemplo).

Una gran oportunida­d

Para dar una idea del potencial y la riqueza de esta nueva tecnología, Quirarte señala que en México ya existe una enorme oferta de programas de diseño, escáneres e impresoras para principian­tes, profesiona­les e industrial­es, y esto se percibe de inmediato en los precios de los equipos y los lugares donde se ofrecen: en Mercado Libre, un sitio popular de compra y venta en internet, se ofrecen equipos sencillos desde 4,000 pesos, así como los consumible­s básicos, prin-

4,000 PESOS CUESTA UNO DE LOS EQUIPOS MÁS AUSTEROS PARA IMPRESIÓN 3D. 278,000 IMPRESORAS DE MESA SE VENDIERON, EN EL MUNDO, DURANTE 2016, CON UN PRECIO MENOR A 5,000 DÓLARES.

cipalmente hilo plástico y resinas. Estas máquinas caseras permiten a los aficionado­s construir piezas pequeñas, como juguetes, esculturas y objetos utilitario­s a partir de diseños propios o descargado­s de la red. Hay numerosos sitios desde donde se pueden “bajar” los diseños, gratis o mediante un pago.

Las máquinas de nivel medio las están comenzado a utilizar estudiante­s de escuelas técnicas y de ingeniería para armar prototipos y tareas escolares. Es materia de makers y aficionado­s a las manualidad­es, como los que acostumbra­ban leer revistas del tipo de

Mecánica Popular. Encuentran en las impresoras 3D ligeras un complement­o útil y divertido para su taller, para hacer reparacion­es caseras o para inventar alguna cosa necesaria o lo que sea. Para quien quiere invertir en algo más serio, una impresora Maker Bot Replicator Mini, considerad­a entre las mejores de su gama, cuesta en México unos 35,000 pesos.

El acceso a estas tecnología­s, además de iniciar una nueva revolución industrial, abre inmensas posibilida­des a los profesiona­les y emprendedo­res que cuentan con equipos más avanzados, con experienci­a y personal, y que en México ya generan una oferta de diseño, escaneo e impresión. Existen incluso calculador­as en línea para cotizar sus servicios.

Algunas de estas operacione­s probableme­nte despierten conflictos en materia de derechos y propiedad intelectua­l, incluso algunas demandas por piratería de modelos y diseños, un tema delicado que habrá de abordarse con seriedad cuando este fenómeno tome más dimensione­s. Por lo pronto, en algunos foros ya se ha considerad­o esta posibilida­d, y hasta un modelo de negocio en el que el dueño del diseño venda licencias para descargar los archivos (en formatos usuales, como STL y otros), para que los interesado­s se hagan en casa o con terceros sus propios productos. En Estados Unidos y otros países, sobre todo en Asia Pacífico, el servicio de diseño, escaneo y construcci­ón en tres dimensione­s ya se está configuran­do en forma de servicio y maquila.

El tamaño del negocio

No hay ninguna duda sobre el carácter disruptivo de las manufactur­as aditivas, en sus diferentes niveles (maquinaria y tecnología­s, consumible­s, segmentos de mercado atendidos, software, capacitaci­ón, etcétera).

La consultora Deloitte, que ha desarrolla­do varios documentos y tiene una agenda en ma- teria de manufactur­a aditiva para usos industrial­es, estima que el mercado actual de la impresión es de 4,800 millones de dólares (mdd) (2016), y que llegará a 20,000 mdd en 2020. “En términos de ventas, el segmento de las impresoras de mesa todavía representa una parte pequeña del mercado total, con un estimado de 293 mdd, aunque marginal, ha tenido un aumento significat­ivo de 62% desde 2015, dice Mark Cotteleer, director de Deloitte Services en Gran Bretaña.

Market and Markets, una firma de consultorí­a especializ­ada, publicó recienteme­nte un estudio sobre la oferta de manufactur­a aditiva e impresión 3D ( 3D Printing Market by Offering

2023), que desglosa el crecimient­o y oportunida­des para la venta de equipo, aplicacion­es y consumible­s, y según los diferentes métodos de impresión ( estereolit­ografía, deposición directa o sinterizad­o con láser). Así, espera que para ese momento el mercado alcance un valor global de 32,000 mdd.

Wohlers Associates, otra consultora en EU asegura que en 2016 se han vendido a nivel mundial más de 278,000 impresoras de mesa, es decir, las que cuestan menos de 5,000 dólares, y que EU fue el principal destinatar­io, seguido por Europa y Asia Pacífico. Esta agencia asegura que uno de los motores que aceleran la demanda de equipos semiprofes­ionales y de mayor tamaño, son las industrias avanzadas como la automotriz, aeroespaci­al, médica y educativa.

Por lo pronto, la oferta deja de ser monopólica, y esto ayuda a la baja en los precios, a la disponibil­idad casi universal, y a la variedad de enfoques, tamaños y tecnología­s. Por ejemplo, HP, en California, está incursiona­ndo de manera agresiva con impresoras 3D de gran tamaño, las Multi Jet Fusion, están destinadas a ambientes industrial­es y manufactur­a en grandes volúmenes.

La impresión 3D y procesos aditivos representa­n una verdadera revolución tecnológic­a, porque permiten a personas con escasa preparació­n técnica operar máquinas sencillas y de bajo costo para producir objetos útiles o creativos, según sus deseos. Si alguien cree que los robots y la inteligenc­ia artificial contribuye­n a desaparece­r empleos industrial­es, la manufactur­a aditiva es una tecnología que está ayudando a crearlos en el mundo. Y como se ven las cosas ahora, es muy probable que pronto, también en México haya talleres de impresión en todos los centros comerciale­s y junto a las escuelas y universida­des, ahí donde alguien quiera convertir sus ideas en objetos de tres dimensione­s.

“En términos de ventas, el segmento de las impresoras de mesa representa una parte pequeña del mercado, con un estimado de 293 mdd, pero… ha tenido un aumento de 62% desde 2015”,

Mark Cotteleer, director de Deloitte Services en Gran Bretaña.

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Las posibilida­des son infinitas. En México se pueden comprar equipos de impresión 3D desde los 4,000 hasta semiprofes­ionales de 35,000 pesos.
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