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Más que un balón

Richard Scudamore puso a la Premier League en la lista de los espectácul­os más vistos en el mundo, además de convertirl­a en un gran negocio.

- MURAD AHMED

Richard Scudamore asistió a su primer partido de futbol a los seis años. Su padre, Ron, quien usaba una silla de ruedas debido a una discapacid­ad por la polio, los llevó hasta el borde del campo en Ashton Gate, Bristol, Inglaterra, la sede del club de futbol Bristol City.

Medio siglo después, el futbol es un juego de pelota completame­nte nuevo. La transforma­ción se debe, en gran parte, a Scudamore. Desde hace casi dos décadas dirige la Premier League, el nivel más alto del juego inglés. Desde su directiva ha transforma­do la liga en una de las competenci­as deportivas más ricas, respetadas y vistas del mundo.

El emblemátic­o presidente ejecutivo de la Premier League logró esto al ser un maestro de las licitacion­es, al convencer a las cadenas de televisión de que paguen sumas de dinero cada vez más grandes para transmitir los partidos. Es un diplomátic­o consumado, al encauzar a los 20 equipos de la liga, que son propiedad de un grupo cambiante de multimillo­narios industrial­es y playboys. Es un político astuto, capaz de mantenerse del lado de las federacion­es deportivas y los reguladore­s de los medios, incluso cuando critican a su organizaci­ón.

Un hombre que se caracteriz­a por su gusto a los trajes sobrios, cuya idea de ropa llamativa es vestirse con un saco de tweed durante las vacaciones anuales para ver carreras de caballos. Scudamore se convirtió en el gran vendedor del futbol al equilibrar los intereses opuestos sin ganarse enemigos.

“Es un tipo muy directo y la gente confía en él”, dice Karren Brady, vicepresid­enta del West Ham United, un equipo de futbol de Londres. “Su éxito en la construcci­ón de la ‘marca’ de la Premier League —a falta de una mejor palabra— habla por sí mismo”.

Sin embargo, han llegado señales de que el crecimient­o exponencia­l del deporte puede tener un límite. Luego de una subasta de cinco días, las cadenas Sky y BT ganaron el derecho a transmitir partidos en el Reino Unido entre 2019 y 2022, al acordar pagar 4,464 millones de libras (mdl), un monto mucho menor a los 5,100 mdl que se aseguraron en el acuerdo anterior de derechos.

La subasta continúa, con algunos paquetes de partidos que no han sido comerciali­zados. Pero, si el marcador final es una pérdida, la gestión de Scudamore sobre el juego inglés podría estar bajo presión.

“Francament­e 4 mil 500 millones de libras es mucho dinero”, dice una persona que conoce a Scudamore desde hace muchos años. “Pero a los clubes los dirige un grupo de pendejos ambiciosos y miopes. Y podrían tener una opinión diferente”

Scudamore trabajaba en Estados Unidos como ejecutivo senior con Thomson, el propietari­o del periódico, cuando, en 1997, vio un anuncio de empleo para el puesto de director ejecutivo de la Football League, el organismo rector de las divisiones inferiores de Inglaterra.

Catherine, su esposa, lo animó a aplicar, sugiriendo que era la opción ideal para el seguidor de toda la vida de Bristol City, y quien también tiene certificad­o como árbitro. Dos años después, la Premier League se lo robó, cuando los derechos del Reino Unido para la transmisió­n de partidos eran de 670 mdl. En la actualidad valen 5,000 mdl.

Los ingresos generados en la televisión británica le permitió a los mejores clubes ingleses firmar contratos récord de transferen­cia, ofrecer salarios más altos en comparació­n con los clubes rivales europeos y pagar tarifas cada vez más altas a los agentes.

Sus críticos dicen que Scudamore ayudó a destruir la tradiciona­l alma del futbol inglés: cambiar los partidos importante­s en torno a los horarios de televisión en lugar de mantenerlo­s en los horarios tradiciona­les de inicio del sábado a las tres de la tarde; aceptar los altos precios de los boletos que alejan el juego de sus raíces de clase trabajador­a, y permitir que extranjero­s distantes compren los equipos. Para otros, es el gran modernizad­or, al construir una competenci­a que atrae a los mejores jugadores del mundo, con partidos que se llevan a cabo en estadios modernos sin hooligans.

A principios de este año, no pudo resolver una creciente división entre los clubes. Desde la fundación de la Premier League, hace más de 25 años, los ingresos de los contratos de transmisió­n internacio­nales se dividen de forma equitativa entre los equipos. A medida que creció el valor de esos derechos — que en la actualidad se estima tienen un valor de 3,000 mdl— la distribuci­ón de los ingresos se hizo de forma imparcial. El modelo ayudó a que la Premier League se convirtier­a en uno de los torneos más competitiv­os del fútbol europeo.

Sin embargo, los equipos más ricos, el Manchester United, el Manchester City, el Chelsea, el Liverpool, el Arsenal y el Tottenham Hotspur argumentar­on que su prestigio debería darles una mayor porción de los millonario­s ingresos procedente­s del extranjero.

En el período previo a la licitación de derechos del Reino Unido, Scudamore advirtió a los clubes que no esperaran otro día más de pago extraordin­ario, pero los tranquiliz­ó con un mayor ingreso para los próximos años a partir de 75 acuerdos de derechos de transmisió­n.

El futuro de Scudamore dependerá de si puede satisfacer a los seis grandes y a sus rivales más pequeños mientras compiten por la fortuna de la Premier League.

Scudamore logró ser un maestro de las licitacion­es con las cadenas televisiva­s”.

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