LA SOBERBIA POR ENCIMA DE LA RAZÓN
Ante un posible triunfo de AMLO, hay que estar atento a sus promesas de campaña.
Estoy como muchos millones de mexicanos, preocupado por la perspectiva de un posible triunfo populista para gobernar nuestro país los próximos seis años.
Mi preocupación se basa en datos concretos comprobables sobre algunas acciones que el representante del movimiento populista, que encabeza las encuestas, pretende implementar si gana en el proceso electoral en el que estamos inmersos.
Este personaje, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), ha hablado con claridad sobre algunas acciones que pretende impulsar en caso de llegar a la presidencia de la República. Sin jerarquizar estas pretensiones, quiero mencionar algunos temas importantes para la vida nacional: Educación superior. En este capítulo transcendental para el futuro
del país, él dice que todos los jóvenes tendrán acceso a la educación superior, sin importar si tienen los conocimientos mínimos para poder realizar estos estudios. Me parece una promesa imposible de cumplir, cuando menos en el corto y mediano plazo, ni siquiera contamos con la infraestructura física para recibirlos. Coincido en que debería de ser un objetivo a lograr a largo plazo, pero solo para aquellos que tengan la plataforma mínima suficiente para aprovechar lo que se pretende aprendan en las aulas.
No se puede construir de arriba para abajo, es imprescindible construir los cimientos en los cuales se apoyará esta titánica tarea. No se pueden “ahorrar” etapas críticas en la formación de los jóvenes. La educación básica de nuestros niños es insuficiente y de mala calidad y los responsables de impartirla —los maestros— deben tener mejor preparación para compartir sus conocimientos; tienen que capacitarse y después someterse a una evaluación mínima de requisitos, ya que su responsabilidad es enorme.
Eso pretende la Reforma Educativa a la cual AMLO se opone, y no solo eso, él prefiere apoyar a los disidentes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) que se comportan más como pandilleros que como educadores; ejemplo, el caos que estos han logrado crear en Oaxaca, uno de los estados más pobres que tenemos.
La pretensión de AMLO en este tema es absurda, es soberbia pura, carente de buen juicio. Rechazo a la Reforma Energética. Esta Reforma recientemente
aprobada, aunque tardía porque por décadas fue bloqueada por la izquierda extremista que AMLO representa, es el primer paso en la dirección correcta sobre el aprovechamiento de una riqueza nacional que durante tanto tiempo no benefició a los mexicanos.
Eso de que el petróleo es nuestro, no favoreció a nadie, con excepción de los líderes sindicales y políticos como Echeverría y López Portillo, con los cuales AMLO trabajó, apoyó y sigue admirando.
Cancelar esta Reforma u obstaculizarla, no solo sería contrario a los intereses nacionales, sería interrumpir flujos de inversión que el país requiere para afianzar el crecimiento futuro. AMLO ha dicho que es igual de fácil sacar petróleo a 2,000 metros de profundidad que sacar agua de un pozo a 200 metros de la superficie; si eso no es soberbia, usted qué adjetivo le pondría.
Este artículo continuará en el próximo suplemento de Milenio.