TÁCTICAS DE NEGOCIACIÓN
LA POLÍTICA ARANCELARIA DE DONALD TRUMP PONE EN JAQUE A MÁS DE UNO. CEDER ANTE EU PODRÍA AFECTAR AL COMERCIO GLOBAL
Después de más de un año de lo que fue en su mayoría una falsa guerra por el comercio, la administración Trump puso manos a la obra. Al anuncio de aranceles globales para las exportaciones de acero y aluminio, supuestamente por motivos de seguridad nacional, le siguieron las amenazas de acciones contra China por violaciones a los derechos de propiedad intelectual.
Para las otras grandes economías — más evidentemente China y la Unión Europea ( UE), pero también países clave para el comercio y aliados, como Corea del Sur— esta medida da inicio a un ejercicio de diplomacia económica con cosas muy importantes en juego. Cuando negocias con una administración que dirige alguien tan volátil como Trump, la tentación es darle lo que quiere o, al menos, algo que pueda vender como victoria, a cambio de una exención de los aranceles y esperar que se mueva a otra cosa.
Hay muchas cosas a favor en un enfoque táctico de ese tipo. Pero hacer concesiones permanentes para un alivio temporal no solo es una ruta peligrosa a seguir; es una visión administrativa a corto plazo de la situación, y, de hecho, es más probable que esto se repita.
Corea del Sur, la tercera mayor fuente de importaciones de acero de Estados Unidos (EU), tal vez fue el que llegó más lejos en las negociaciones para obtener una exención de Trump. Seúl aceptó reelaborar parte de un acuerdo comercial bilateral con EU, que entró en vigor en 2012 al ampliar una cuota de importación para los coches estadounidenses y darle a EU 20 años adicionales para reducir gradualmente los aranceles a los camiones. De forma separada, prometió limitar sus exportaciones de acero a 70% de los niveles actuales.
Las primeras dos concesiones son relativamente inofensivas: EU ni siquiera llena su cuota actual de coches. Pero la cláusula respecto del acero, que regresa a las “restricciones voluntarias de exportaciones” de la década de 1980, podría tener repercusiones perjudiciales.
En primer lugar, ese tipo de restricciones son ilegales bajo las reglas que la Organización Mundial del Comercio (OMC) acordó en la década de 1990 y amenazan con activar un conflicto comercial más general. En segundo lugar, para un gran exportador de acero reducir voluntariamente uno de sus principales mercados solo significa que habrá más acero coreano barato rondando, lo que creará tensiones en otras partes del mundo.
En otras palabras, cuando los países tratan de escapar a los aranceles de Donald Trump, deben tener cuidado de no hacer algo que tal vez socave lo que queda del orden comercial mundial. También deben estar conscientes de que es algo difícil de deshacer. Corea del Sur quizá se compró una exención permanente para el conjunto actual de aranceles al aluminio y al acero, pero no hay garantía de que Trump regrese en unos meses con una nueva excusa y nuevas restricciones.
Sería muy corto de mira para Canadá y México ceder a las demandas de EU y debi-
litar significativamente el Tratado de Libre Comercio de América del Norte ( TLCAN), sobre todo, las cláusulas que se relacionan con la cadena de suministro automotriz de clase mundial en el bloque, tan solo para lograr exenciones sobre los aranceles de materias primas como el acero. De manera similar, si bien la UE siempre debe estar lista para las negociaciones en cuestiones comerciales con EU, la probabilidad de que se pueda reiniciar un diálogo trasatlántico constructivo bajo estas circunstancias es mínima.
La decisión de las naciones que decidieron permanecer en la Asociación Transpacífico (TPP) de seguir adelante con el pacto, incluso después de que Trump retiró a su país, mostró el camino. En ese acuerdo se quedaron, por ejemplo, México y Canadá.
Nadie debería pretender que es fácil lidiar con amenazas irracionales que se hacen sobre bases ilógicas. Pero los gobiernos deben tener cuidado de no hacer concesiones perjudiciales y con efectos de distorsión a largo plazo para quitarse de encima un problema inmediato.
La respuesta china
Beijing amenazó con imponer aranceles sobre las importaciones procedentes de EU con valor de 50,000 millones de dólares (mdd), lo que hizo que escalara una política económica arriesgada con Washington y tambaleó los mercados globales de capitales y materias primas.
La medida se produjo unas horas después de que la administración Trump enumeró 1,333 productos chinos como posibles blancos de sus propios aranceles de 25%. La represalia de Beijing puso fin a un enfoque más cauteloso hacia los ataques provenientes de la Casa Blanca contra China y se combinó con una retórica inusualmente dura que prometió igualar a EU arancel por arancel.
“China no quiere una guerra comercial porque nadie resultará ganador”, dijo Wang Shouwen, viceministro de Comercio en conferencia de prensa. La exportación estadouni- dense más afectada fue la soya, que representó 12,300 mdd en exportaciones a China el año pasado, casi una décima parte del total de las ventas estadounidenses a China en 2017 con un valor de 130,000 mdd.
Los planes de China de aumentar 25% los aranceles sobre 106 productos están en una fecha que aún tiene que decidirse, dependiendo de cuándo EU implemente sus propios aranceles.
El sector agrícola de EU depende en gran medida de las ventas de soya a China, representan casi 60% de las exportaciones agrícolas de EU a ese país.
Los nuevos aranceles propuestos por China se dirigen a productos de importancia política.
Caen las acciones
La represalia que planea China también golpeó los mercados mundiales el miércoles de la semana pasada a medida que se intensificaba el fantasma de una guerra comercial.
El S&P 500 cayó hasta 1.5% en las primeras operaciones en Nueva York.
El Dow Jones Industrial Average también cayó 2% a unos minutos de la apertura, pero más tarde operó con una baja de 0.7% mientras que el S&P perdió 0.4%.
Los analistas afirman que la guerra comercial entre EU y China sin duda alguna es un factor que hizo que regresara la volatilidad a un mercado bursátil que en 2017 estuvo inusualmente tranquilo.
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