¿Ángeles de la guarda?
Si Samsung, Apple, Huawei o Google integraran un sistema de alertas se formaría una red mundial para prevenir terremotos.
Las Naciones Unidas calculan que los terremotos, las inundaciones y los desprendimientos de tierra afectaron a 445 millones de personas y provocaron la muerte de 8,000 en el mundo. Se estima que el impacto económico fue de casi 139,000 millones de dólares (mdd), solo en 2017.
Sin embargo, se empieza a reclutar a los casi 5,000 millones de usuarios de teléfonos móviles en el mundo para que ayuden, tanto después de un desastre como para proporcionar un sistema de alerta anticipada.
Una de las primeras cosas que las personas quieren hacer después de que golpea un desastre es ponerse en contacto con los servicios de emergencia y sus seres queridos. Varios operadores de telefonía móvil formalizan su papel en estos momentos de estrés. Por ejemplo, Telefónica, que opera en países como Chile con un alto riesgo de terremoto, se asoció con Facebook, para integrar la “revisión de seguridad” de la red social en su plataforma de inteligencia artificial ( IA) Aura que permite a amigos y familiares saber que están a salvo.
Tigo El Salvador, un operador líder de telefonía móvil, introdujo una “tarifa cero”—donde los datos de las comunicaciones de emergencia no cuentan para la factura de un cliente— después de un terremoto en junio pasado.
En Filipinas, un área con alto riesgo de tsunamis, el operador de telefonía móvil Smart envió 10 millones de mensajes de texto y alertas a sus clientes, mientras que su rival Globe entregó 250 millones de mensajes gratis el año pasado.
Ahora se pueden aprovechar los teléfonos móviles para predecir desastres naturales. Battalgazi Yildirim trabajó como becario de investigación posdoctoral en el Departamento de Geofísica de la Universidad de Stanford antes de montar Zizmos, un sistema de detección de terremotos basado en teléfonos móviles.
Este producto de inicio, que se lanzó en 2015, ofrece una alternativa más barata a los sistemas de detección y advertencia convencionales. El Sistema de Alerta Temprana de Sismos de Japón, por ejemplo, costó 1,000 mdd en el transcurso de 15 años, pero se basa en un número limitado de sensores.
Zizmos espera establecer una red de millones de sensores de bajo costo en entornos urbanos para crear un sistema de detección basado en la nube a través de los smartphones.
Su aplicación eQuake utiliza el acelerómetro del teléfono inteligente, que mide el movimiento de inclinación, y la brújula, con el fin de generar datos de forma colectiva cuando se producen temblores. Los datos se transmiten de regreso a la nube donde los sistemas Zizmos monitorean si un terremoto es inminente y alertan a los usuarios para que encuentren un lugar seguro.
La aplicación recibió un subsidio de 1 mdd de Verizon y ya se descargó más de 100,000 veces hasta la fecha.
Sin embargo, los sistemas basados en teléfonos tienen sus limitaciones. La aplicación Zizmos solo funciona cuando el teléfono está conectado a WiFi y se encuentra fijo, por ejemplo, cuando se encuentra sobre una mesa de café y no en el bolsillo de alguien. Para extender su alcance, Zizmos también se encuentra en el desarrollo de un módulo de internet de las cosas que se puede instalar en los hogares para actuar como “columna vertebral” para la red sísmica.
Podría establecerse un sistema global de alerta temprana para los terremotos de un día a otro si los fabricantes de smartphones integraran directamente la tecnología en sus teléfonos,
“Creemos firmemente que la aplicación basada en smartphones es una solución muy elegante. También creemos que solamente será una solución viable si uno de los fabricantes de teléfonos más grandes como Samsung, Apple, Huawei o Google, que tiene control en los sistemas operativos Android, lo respaldan”, dice Battalgazi Yildirim de Zizmos.
La industria satelital también busca hacer más para predecir terremotos y tsunamis y se prepara para “grandes avances en la sofisticación”, según Paul Gudonis, responsable de empresa de Inmarsat, la compañía de comunicaciones por satélite del Reino Unido. Esto podría incluir mejores imágenes de observación de la tierra y redes de sensores instalados en ubicaciones remotas.
Muchos de los países con mayor riesgo “no tienen grandes cantidades de dinero” para enlaces satelitales avanzados, dice Gudonis, pero “la necesidad es la madre de la innovación”. Un ejemplo son los sensores que se colocaron en las boyas de pesca que pueden monitorear y predecir las olas en el agua que podrían indicar un tsunami. Los sensores envían los datos a través de satélites, ya que son demasiado remotos para que los puedan cubrir las redes tradicionales de telecomunicación.
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