MIGRACIÓN Y POLÍTICA
Conforme la presión en temas fronterizos incrementa, se da más poder a discursos de políticos como Trump.
Una generación de consultores políticos creció creyendo el irritante lema de “es la economía, estúpido”. Pero ahora la inmigración rivaliza con la economía como el motor de la política occidental.
En términos económicos, tiene sentido que los países ricos, como el Reino Unido y Estados Unidos (EU), atraigan nuevos trabajadores y ciudadanos jóvenes de sus países vecinos más pobres. Pero la elección de Donald Trump y el voto por el Brexit se alimentaron por los temores de una migración sin control, con Trump prometiendo “construir el muro” a lo largo de la frontera mexicana, y los brexiters prometiendo “recuperar el control” de las fronteras de la Unión Europea (UE).
Claramente este no es un fenómeno exclusivo de Reino Unido y EU. En Alemania, la caída de popularidad de Angela Merkel se relaciona estrechamente a la decisión de la canciller de admitir a más de un millón de refugiados e inmigrantes en su país en 2015. En Hungría, Viktor Orban, acaba de ganar la reelección después de una campaña que incitá los temores sobre la migración. El Partido de la Libertad de Austria, que está en contra de los inmigrantes, ahora está en el gobierno y la Liga, el partido antiinmigrante, en Italia, está bien ubicado para hacer lo mismo. En Francia, el Frente Nacional logró llegar a la última ronda de las elecciones presidenciales. Y en Suecia, el partido Demócrata de extrema derecha, tiene una preferencia de alrededor de 20% en las encuestas; las elecciones serán en septiembre.
Sin embargo, sin inmigración, la población de la UE presentaría una marcada reducción. Las presiones demográficas no son tan pronunciadas en el continente americano. Pero la pobreza y la violencia que llevan a que muchos centroamericanos para realizar el peligroso viaje hacia EU no serán fáciles de erradicar.
A medida que las presiones migratorias se consoliden en las próximas décadas, proporcionarán una gran cantidad argumentos para políticos como Trump. Los movimientos contra los inmigrantes en ambos lados del Atlántico ya están conectados. Pero, las fuerzas políticas occidentales no actúan en una sola dirección. Los grupos defensores de los derechos humanos continuarán presionando a los gobiernos para que traten decentemente a los inmigrantes y respeten su derecho internacional.
En sus esfuerzos por navegar estas corrientes opuestas de la opinión pública, la “solución” a la que muchos políticos de derecha se dirigen es tratar de mantener alejados a los inmigrantes, al tiempo que protegen a los votantes de los detalles angustiosos.
Las tendencias de la población sugieren que la migración continuará impulsando la política occidental durante la próxima generación. A menos de que los políticos de Estados Unidos y Unión Europea puedan encontrar nuevas formas de abordar el problema de la migración.
Gideon Rachman.