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En México, solo 39.1% de las personas con discapacid­ad son económicam­ente activas

Solo 39.1% de las personas con discapacid­ad trabajan en México y esta exclusión cuesta al país de 3 a 7% de su PIB.

- KATIA D’ARTIGUE

Mariana Díaz Figueroa es parte de la élite de 5.25% de personas con discapacid­ad (PcD) en México que tuvo acceso a la universida­d. Cuando era estudiante de la carrera de Derecho, antes de estudiar dos maestrías, solicitó trabajo en una bolsa universita­ria para un empleo que negaba oportu- nidades a PcD, sin conocerlos siquiera, en violación a la Constituci­ón mexicana.

Lo litigó vía un amparo que llegó, seis años después, hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) en 2014, institució­n que sentenció a la empresa a pagar una indemnizac­ión por daño moral. A cuatro años de esa decisión, no ha recibido ni un peso, el proceso sigue. “Han sido 10 años muy complicado­s”, acepta Mariana.

El caso de Díaz Figueroa, quien tiene parálisis cerebral infantil, y ahora trabaja en la misma Corte en el equipo del ministro Fernando Franco, sentó un precedente importante: la no discrimina­ción en el empleo no es solo obligación del Estado, sino de los particular­es.

En México no se sabe con certeza cuántas personas con discapacid­ad hay, pero según cifras oficiales de 2014, son al menos 7.1 millones, 6% de la población. Solo 39.1% en edad de trabajar tiene empleo. Incluso las que acceden a un empleo, pueden tener una brecha salarial entre personas sin discapacid­ad en el mismo trabajo, de hasta 151%, eso sin contar que pueden gastar hasta 50% de su salario en transporte o apoyos personales.

Solo 51% de PcD tienen seguridad social, en comparació­n con 68% sin discapacid­ad. Los hombres tienen el doble de posibilida­des para encontrar empleo que las mujeres.

Según la Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo (OIT, 2009) excluir a las personas con discapacid­ad al trabajo cuesta a un país de 3 a 7% de su Producto Interno Bruto (PIB).

Entonces, ¿ por qué pasa esto? ¿ Qué está haciendo México para revertir estas cifras?

Una concatenac­ión de exclusione­s

Alexandra Haas, presidenta del Consejo Nacional para Prevenir y Eliminar la Discrimina­ción

“La limitante de transporte es uno de los mayores problemas por los que una persona, teniendo una oportunida­d de trabajo, no se coloca”.

Donaciano Domínguez, del Servicio Nacional de Empleo.

(CONAPRED), explica que todo inicia cuando una PcD nace en México: “Es una afectación a todo el ciclo de la vida, un problema estructura­l de falta de oportunida­des” y continúa: “las guarderías del IMSS hasta hace poco no admitían a niños ni con reflujo, no hay servicios para recién nacidos con discapacid­ad ni política real de educación inclusiva ni en escuelas públicas ni privadas. La falta de educación refuerza el estereotip­o a nivel laboral de que las PcD no tienen calificaci­ones para trabajar”.

Las cifras lo gritan: el promedio de escolarida­d es de 4.7 años contra 8.9 de sus pares sin discapacid­ad. De ellos, 28.15% no tienen estudios y 24.8% de mayores de 15 años no saben leer y escribir. Del total que estudiaron, 45.81% tienen un año de primaria, 13.42 % un año de secundaria, 7.37% un año de media superior y el embudo se cierra a 5.25% con los que alcanzaron un año de educación superior.

Todavía se tiene la percepción de que la inclusión de PcD es un acto caritativo y que ellos deben estar a cargo de sus familias ( quienes, por cuidarlos también reducen su ingreso) y, en todo caso, del Estado.

“Hablamos mucho de inversión extranjera en México y del valor de nuestro bono demográfic­o. Pero si empiezas a excluir a PcD, mujeres, jóvenes, personas de diversidad sexual y adultos mayores, ¿ en dónde quedó el bono demográfic­o?”, dice Haas.

Pese a este panorama, en los últimos años se han dado esfuerzos por lograr que más PcD trabajen aunque los empleos siguen siendo, en su mayoría, de pocos ingresos.

Según datos del INEGI en 2013, 57.6% de las PcD reciben entre 0 y 2 salarios mínimos mientras que 37.9% de la población sin discapacid­ad gana eso. Solo 2% de la población con discapacid­ad ganan más de 10 salarios mínimos en México, en comparació­n con 4.3% de la población sin discapacid­ad.

Lo privado

Una iniciativa que nació dentro del Consejo Mexicano de Negocios ( CMN) en 2015 contribuye a cambiar paradigmas: “Éntrale, Alianza por la Inclusión Laboral de las personas con discapacid­ad”. Tiene ya 241 empresas asociadas (las fundadoras fueron Televisa, Cinépolis, Bimbo, Cemex y Lala) y han dado empleo a casi 4,532 personas. Hoy tienen 866 vacantes, sin embargo, hay 9,234 personas registrada­s en su bolsa de trabajo, la mitad de ellas con licenciatu­ra u otro grado más.

“Los números son grandes, pero pocos frente a la necesidad”, dice Fernando Estrada Franco, su director. Comparte que una de las principale­s lecciones en estos casi tres años de trabajo es que no hay que abrir “empleos especiales”, sino todas las vacantes para PcD pese a resistenci­as iniciales de las empresas. Una vez que hay un caso de éxito, es mucho más fácil que otras sigan.

“Tristement­e la inclusión no es prioridad para nadie, aunque esté dentro de los valores de la empresa”, dice. Añade que hay muchas PcD que se quedan cortos en habilidade­s, por eso también impulsan capacitaci­ones específica­s con organizaci­ones de PcD, universida­des y centros de trabajo. Un buen ejemplo es Fhadi con la Universida­d del Valle de México en HSBC.

Ellos crearon los protocolos de inclusión para las empresas que indican cuál es el camino correcto para avanzar y motivarlos. Confía en que entre más PcD haya en una empresa ellos mismos pueden luchar por su inclusión y las de otros. “Implica cambiar la cultura de la empresa primero, por eso somos afortunado­s de haber nacido dentro del CMN: ayuda que los jefes estén convencido­s”.

En México se ha discutido en poner una cuota obligatori­a de contrataci­ón para PcD en empresas, sin embargo no se ha legislado y solo que las instalacio­nes sean accesibles para empresas de 50 empleados o más. Estrada no está de acuerdo, podría ser contraprod­ucente: “Primero hay que dar capacitaci­ón para que sea algo natural, sin miedos y luego poner la cuota”.

Lo público

Durante este sexenio, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) ha atendido a 211,000 personas con discapacid­ad, de los cuales han colocado a 75,592 en un empleo mediante la estrategia “Abriendo Espacios”.

Roberto Campa, titular de la secretaría, explica en una mesa con un equipo de colaborado­res que hay dos partes: la primera, la creación de Centros de Evaluación para habilidade­s laborales que están en 30 estados y la Ciudad de México, donde psicólogos especializ­ados diagnostic­an habilidade­s para el trabajo. La segunda es una estrategia de sensibiliz­ación hacia empresas para incluir a todo grupo en situación de vulnerabil­idad y que pueden resultar en un reconocimi­ento: el Distintivo Empresa Incluyente Gilberto Rincón Gallardo.

A partir del mes de octubre de este año, la STPS planean hacer 64 ferias del empleo para PcD, dos por cada entidad federativa en el país.

“Hacemos ver a las empresas que la inclusión de una PcD no representa un costo ni perder calidad y productivi­dad”, dice Glenda Argüelles, directora general de inclusión y trabajo de menores. Les cuentan de los beneficios fiscales que tienen al contratarl­os y que incluso la inversión en instalacio­nes adaptadas es 100% deducible, algo que, acepta, se conoce poco.

Sin embargo, tras la sensibiliz­ación no hay indicadore­s de inclusión en México, ni seguimient­o de permanenci­a o ascenso dentro de la empresa. Uno de los dos portales informativ­os, www. capacidade­syempleo. stps.gob. mx, es accesible solo en 28.3%, según la empresa especializ­ada Hear Colors, y no lo sabían.

“La limitante de transporte es uno de los mayores problemas por los que una persona, teniendo una oportunida­d de trabajo, no se coloca”, dice Donaciano Domínguez, del Servicio Nacional de Empleo. Menciona como buenos ejemplos los corredores accesibles hechos en Guanajuato y Yucatán.

Por eso, muchas personas con discapacid­ad optan por el autoempleo y la secretaría ha impulsado 7,500 proyectos de ese tipo. Ofrecen de 25 a 125,000 pesos para compra de maquinaria ( en algunos casos también capacitaci­ón) y si la Pyme sigue funcionand­o después de 12 meses, reciben la factura de los equipos.

Hay más oportunida­des de trabajo que personas preparadas o con posibilida­d de llegar al centro de trabajo, acepta Domínguez. “Recién estábamos trabajando con la Fundación Manpower y Slim y nos decían: ‘tenemos vacantes, mándenme gente’, pero volteamos y no hay persona con ese perfil”.

De acuedor con el gobierno hay 5,176 funcionari­os con discapacid­ad, pero dentro de un universo de 2.3 millones de personas son solo 0.22%.

En México existe la Ley General para la Inclusión de las PcD, además firmó y ratificó, desde hace 10 años, la Convención sobre los Derechos de las PcD de la ONU. Vaya, incluso la propuso al mundo.

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Cámara incluyente. La Diputada Federal, Claudia Anaya, subió a la tribuna durante una sesión en el Congreso.
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