TRUMP: LA PESADILLA DE MÉXICO
El país debe voltear a ver a sus otros aliados comerciales para dejar de depender de EU.
No es exageración decir que para México, así como para el mundo, la llegada del presidente de Estados Unidos ( EU) Donald Trump fue una mala noticia, desde la posición de poder que le da al ser el dirigente del país más importante del orbe, está rompiendo los lazos que con tanto esfuerzo y años de trabajo había logrado el mundo occidental. Ahora resulta que para el señor Trump los que eran sus socios, actualmente son sus enemigos y así los está tratando; y quienes eran sus enemigos, reciben de él un trato mucho mejor.
México, en especial, ha sido su villano preferido desde que lanzó su campaña, nos ha catalogado como asesinos y violadores, y no pasa una semana que no nos vuelva a agredir de alguna otra forma. Lo más relevante fue su decisión de separar a los menores de sus padres, acto deleznable que lo pinta de cuerpo entero. Afortunadamente el mundo se le fue encima y tuvo que retractarse, pero el crimen ya lo había cometido.
Ahora nos atormenta y nos hace responsables de que no detenemos la inmigración de centroamericanos hacia su país, y por ello, endurece la negociación del TLCAN y la condiciona a que aceptemos sus términos, esto es simple y llanamente un chantaje, aprovechándose de su enorme posición de poder; espero que México no ceda a la presión y acepte lo que es razonable, y lo que no, pues no. Estoy seguro de que será mejor no tener Tratado, a tener uno que no nos convenga.
Lo que es más preocupante, es que en su país aún goza de la confianza de los que votaron por él, lo que me lleva a pensar que el fenómeno Trump no es un tema aislado. Lo peor es que pareciera que en esa importante nación, hay millones de ciudadanos que comulgan con su presidente, millones de estadounidenses que habían mantenido oculta su naturaleza racista y misógina y que hoy aplauden a su líder; Europa también lo está padeciendo. Ha dejado de ser el líder respetado, convirtiéndose en alguien que está dispuesto a romper el orden establecido; ahora es un admirador de Putin, adversario histórico del mundo libre.
Por todo lo anterior, los mexicanos debemos cerrar filas para defendernos de este gran peligro que se llama Trump — y cerrar filas quiere decir trabajar más duro en lo interno—, acercándonos más al resto del mundo para no ser tan dependientes de nuestro vecino que dejó de ser buen socio y se ha vuelto nuestra principal pesadilla. El camino es largo y no será fácil, pero es imperativo empezar a actuar; en la medida en que le demos prisa a este tema, mejor estaremos. No nos debemos confiar que el señor estará solo cuatro años; a lo mejor son ocho, y esto no nos puede volver a pasar.