Qué sí, qué no...
El presidente Donald Trump fue tan criticado por separar a las familias que se echó para atrás. Pero, el lío migratorio es real: EU quiere cero tolerancia y los migrantes nuevas oportunidades.
Ivanka se siente muy fuerte. Mi esposa se siente muy fuerte. . . Lo siento muy fuertemente al respecto. Creo que cualquiera con un corazón lo sentiría con fuerza. No nos gusta ver a las familias separadas”, dijo Donald Trump, presidente de Estados Unidos (EU). “Al mismo tiempo, no queremos que las personas ingresen ilegalmente a nuestro país. Esto soluciona el problema”, mencionó Trump tras firmar la orden ejecutiva que permitirá a las familias migrantes permanecer juntas, política que llevaba un mes impuesta.
Trump no explicó por qué invirtió el rumbo. Pero la decisión se tomó un día después de las reuniones en Capitol Hill, donde los legisladores republicanos le dijeron al presidente que la política era muy dañina para el partido.
La orden decía que EU “impondría rigurosamente” las leyes de inmigración mientras garantiza la unión familiar, y culpó al Congreso por la controversia.
“Todavía tenemos que mantener la dureza o nuestro país será invadido por la gente y por el crimen”, dijo Trump el pasado miércoles.
Mientras los republicanos retroceden cambiando la ley para evitar las separaciones, están divididos sobre otros proyectos de ley de inmigración en competencia y particularmente sobre el tema de si los inmigrantes indocumentados deberían tener un camino hacia la ciudadanía.
Más allá de la separación
Hasta octubre pasado, Laura y su esposo Roberto nunca habían pensado en dejar El Salvador para irse a EU. Pero luego, se toparon con un asesinato entre pandillas, y sintieron que no tenían opción.
Después de que fueron testigos del asesinato de un adolescente, aparecieron pandilleros en su casa, golpearon a Roberto y le dijeron a la familia que se fuera.
Al día siguiente, toda la familia abandonó El Salvador, y comenzó una odisea para Laura, de 27 años, y sus dos hijos —un niño de cinco años, y una niña de 20 meses— quienes llegaron a un albergue de migrantes en Tijuana, México, a miles de kilómetros de su país. Mientras que su esposo, Roberto y su otro hijo, de ocho años, llegaron a Estados Unidos por separado.
“Ir a EU nunca fue mi sueño”, dice Laura. “Tengo familia allí que hubiera podido pedir visa por mí, pero quería quedarme en mi país. De una forma u otra, tuvimos que abandonar El Salvador. No podíamos estar allí”.
Laura espera pronto reunirse con el resto de su familia, pero teme que en la frontera la separen de sus hijos. “Si nos separan, será muy difícil para mí”, menciona. “Vine huyendo de un problema y me encuentro con otro... pero sé que valdrá la pena”.
Laura es una de las muchas personas afectadas por el doble golpe de la creciente violencia en los países como El Salvador, Guatemala y Honduras, y una ofensiva de EU contra la inmigración.
En EU, se intensificó el debate, ya de por sí tenso, sobre la seguridad fronteriza, mientras republicanos y demócratas intentan capitalizar el tema antes de las elecciones que se realizarán en noviembre en ese país.
La administración de Donald Trump formalizó en mayo pasado una política para presentar cargos penales contra cualquier migrante que cruce ilegalmente la frontera, lo que significa que a menudo se envía a la cárcel a los padres mientras se hacen cargo de sus hijos.