UNA OLA SOFOCANTE
La onda de calor que sufrió el hemisferio norte provocó muerte y destrucción a su paso. Expertos en el clima toman acciones en contra del calentamiento global.
A medida que una prolongada ola de calor envuelve gran parte del hemisferio norte, provocando la muerte y la destrucción a través de incendios forestales y golpes de calor, los expertos en el clima hablan más enérgicamente sobre el vínculo entre el clima extremo y el calentamiento global.
Hace poco, la precaución científica los llevó a introducir cualquier pronunciamiento con una declaración de que ningún suceso individual —inundación, tormentas, sequías u ondas de calor— podría atribuirse al cambio climático provocado por el hombre, en lugar de la variabilidad natural del clima. El público a menudo malinterpretó esto como una incertidumbre fundamental sobre el calentamiento global en sí mismo.
Ahora la evidencia es muy solida como para que los científicos declaren abiertamente que el calentamiento global provoca episodios como la ola de calor más severa que se está sufriendo en este verano, y que las cosas van a seguir empeorando en las próximas décadas, a medida que los combustibles fósiles liberen más dióxido de carbono a la atmósfera.
Hay dos formas interconectadas en las que el calentamiento causa problemas. Una es que el aumento de temperatura de un grado centígrado promedio desde la revolución industrial, exacerba las olas de calor y también las tormentas de lluvia al colocar energía y humedad adicional en la atmósfera. Más compleja y preocupante es la forma como afecta a toda la circulación atmosférica. Este verano, por ejemplo, debilita la corriente en chorro y la empuja mucho más hacia el norte de lo normal, permitiendo que un área persistente de alta presión se establezca en Europa. Para la década de 2040, las olas de calor, como las de este año, probablemente sean eventos habituales en verano.
A medida que se evaporan muchas de las dudas que continúan sobre la advertencia global, la necesidad de emprender acciones por parte de los responsables de las políticas, las empresas y personas privadas se vuelve más urgente. Su respuesta debe combinar la “adaptación” para hacer que la sociedad sea más resistente al inevitable impacto futuro del cambio climático con medidas de “mitigación” que reduzcan las emisiones de carbono.
El proceso de adaptación apenas comienza y necesita acelerarse. Casi todos los aspectos de la vida moderna son vulnerables al aumento de las perturbaciones y los extremos meteorológicos, desde la vivienda y la salud hasta los servicios de emergencia y la infraestructura de transporte.
Uno de los problemas más importantes es cómo y dónde construimos casas. Como se ilustra en la tragedia griega de hace dos semanas, las costas son particularmente vulnerables a los desastres relacionados con el clima. Las autoridades locales deben evitar la construcción ilegal y restringir los nuevos permisos de construcción en zonas vulnerables. En todas partes se necesita una ruta segura de evacuación en caso de desastre.
Cualquiera que sea su ubicación, los edificios nuevos solamente deberían permitirse si tienen incorporada una resistencia climática.
En las regiones de clima templado, eso significa cumplir estrictos estándares de conservación de energía para minimizar los requisitos de calefacción estacional —sí, todavía podemos esperar olas de frío en los inviernos más duros provocados por el cambio climático—, así como el enfriamiento pasivo incorporado que es esencial en las regiones tropicales. (Una ironía es que la creciente demanda del enfriamiento activo a través del aire acondicionado agrava el calentamiento global).
En el mundo político, las acciones para implementar el Acuerdo de París de 2016 debe continuar con urgencia a pesar de la lamentable ausencia de Estados Unidos ( EU), o al menos de su gobierno federal. Varias ciudades y estados de EU, sobre todo California, registraron incendios provocados por las altas temperaturas del calor, que actualmente causan una devastación. El gobierno estadounidense sigue comprometido con una agenda de reducción de emisiones de carbono.
Mientras tanto, en el corto plazo, los meteorólogos esperan que el calor regrese en agosto a las zonas del noroeste de Europa que experimentaron una repentina interrupción en el clima el fin de semanas antepasado. Para muchos, este será el verano más caluroso registrado, y no se puede negar que el culpable es el cambio climático provocado por el hombre.
“Para la década de 2040, las olas de calor, como las de este año, probablemente sean sucesos frecuentes en verano”.