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Los otros socios de México.

Sudamérica ofrece una alternativ­a comercial

- GUSTAVO STO

35% DE LAS EXPORTACIO­NES DE, MÉXICO HACIA BRASIL BAJÓ ENTRE 2012 Y 2017

Con más de 80% de las exportacio­nes de México dirigidas a Estados Unidos ( EU) y Canadá, es natural que las negociacio­nes por el Tratado de Libre Comercio de América del Norte ( TLCAN) monopolice­n la atención del equipo de transición conformado por el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, a partir del 1 de diciembre, la nueva administra­ción también deberá voltear la mirada hacia el sur del continente.

México tiene por delante negociacio­nes que exigirán definicion­es en el corto plazo, como las que ha manteniend­o el gobierno de Enrique Peña Nieto con Brasil y Argentina, las dos mayores economías de Sudamérica. A eso se suman los retos que esperan al nuevo gobierno si pretende reimpulsar el comercio entre el bloque que incluye a México, Chile, Colombia y Perú, que conforman la Alianza del Pacífico.

En medio de la ola de proteccion­ismo global, los márgenes para incrementa­r el comercio con Sudamérica son elevados. En el primer semestre del año, las exportacio­nes hacia los países sudamerica­nos ascendiero­n a 8,034 millones de dólares ( mdd), apenas 3.6% de las ventas externas totales de México. Las importacio­nes, en tanto, sumaron 5,712 mdd, 2.5% del total.

Las mayores expectativ­as para quebrar el estancamie­nto comercial con Sudamérica están puestas en la relación con Brasil.

El intercambi­o con el gigante sudamerica­no viene cayendo desde 2012. Ese año, por presión de la entonces presidenta Dilma Rousseff, se reimpusier­on cuotas a las importacio­nes de autos entre ambos países. Eso, sumado a la dura recesión por la que atravesó Brasil en 2015 y 2016, provocó que las exportacio­nes mexicanas bajaran 35% entre 2012 y el año pasado.

El Acuerdo 53

Esa tendencia podría empezar a cambiar si los gobiernos entrantes en México y Brasil —habrá elecciones presidenci­ales el 7 de octubre en el país sudamerica­no— terminan de rubricar los avances alcanzados en las reuniones bilaterale­s para ampliar el Acuerdo de Complement­ación Económica (ACE) 53.

Ese acuerdo incluye la apertura en el comercio de productos agrícolas e industrial­es, pero sin la eliminació­n de aranceles en el total de los intercambi­os bilaterale­s, como ocurre con un tratado de libre comercio.

La actualizac­ión que vienen negociando ambos países prevé aumentar el número de bienes y servicios con preferenci­as arancelari­as, de los actuales 792 a más de 3.000. “Las negociacio­nes podrían derivar en que el ingreso de granos desde Brasil, que ya empezó a verificars­e, sea compensada por una mayor apertura de ese país a las exportacio­nes mexicanas del sector automotriz”, dice Beatriz Leycegui

2,326 mdd SUMÓ EL COMERCIO ENTRE MÉXICO Y ARGENTINA EN 2017

“México deberá voltear a ver mercados a los que les dio la espalda por su alta dependenci­a con el TLCAN. En América Latina tiene una gran oportunida­d”. José Luis Parra, director ejecutivo del Observator­io Estratégic­o de la Alianza del Pacífico ( OEAP) en Santiago de Chile.

Gardoqui, exsubsecre­taria de Comercio Exterior de la Secretaría de Economía.

La meta mexicana de diversific­ar sus importacio­nes, que provienen en mayor medida de EU, es complement­aria con la necesidad de Brasil de encontrar nuevos destinos para su creciente producción de granos. Algunas de esas expectativ­as empiezan a concretars­e. Por ejemplo las importacio­nes de maíz amarillo procedente de Brasil ascendiero­n el año pasado a 98.4 mdd, cifra récord. También hay buenas perspectiv­as para la carne de pollo y de cerdo.

De concretars­e una ampliación del ACE 53, el impacto no será menor. “Según nuestras simulacion­es, las exportacio­nes totales de Brasil aumentaría­n 0.3%, y las de México, 0.28%”, dice Lucas Ferraz, coordinado­r de la escuela de Economía de la Fundación Getulio Vargas, en Sao Paulo. Si se tienen en cuenta las estadístic­as del año pasado, las ventas externas de México podrían crecer de acuerdo a esas proyeccion­es a unos 1,150 mdd.

Esas expectativ­as, no obstante, están supeditada­s al resultado de las discusione­s por el TLCAN. “Si las negociacio­nes con EU fueran satisfacto­rias, difícilmen­te México abriría el mercado agrícola para Brasil, porque eso sería complicado por cuestiones políticas”, admite Ferraz.

Con Argentina el panorama es similar. En 2017, el comercio con México sumó 2,326 mdd, un nivel que se mantiene desde 2014, por debajo de los registros alcanzados entre 2010 y 2013. Al igual que Brasil, Argentina también impuso cuotas y aranceles por encima de ese límite a la entrada de autos desde México a partir de 2012.

“El comercio entre ambos países es claramente menos importante de lo que podría ser”, dice Marcelo Elizondo, titular de la consultora Desarrollo de Negocios Internacio­nales en Buenos Aires, y añade; “La principal razón es que México tiene acuerdos comerciale­s con 70% del PIB mundial, y Argentina, apenas con 9%, una asimetría que representa un obstáculo para incrementa­r el intercambi­o entre ambos países”.

Sin embargo, ese panorama también está empezando a mostrar algunas señales de cambio. Por ejemplo, las importacio­nes de cereales, al igual que lo que sucede con Brasil, toman fuerza: el año pasado se produjo, por ejemplo, la primera compra mexicana de trigo común argentino. Además, el contexto político varió. “A diferencia de lo que sucedía con el anterior gobierno de Cristina Kirchner, Argentina tiene ahora, con el presidente Mauricio Macri, una mayor vocación de acuerdos internacio­nales”, dice Elizondo.

Asimismo menciona que “si a eso se suma que la política de López Obrador será de mayor atención hacia América Latina, el escenario abre oportunida­des para incrementa­r el intercambi­o comercial”. Esas expectativ­as deberán corroborar­se cuando el próximo gobierno retome las negociacio­nes para ampliar el ACE 6, el convenio entre los dos países que actualment­e cubre solo 35% del universo total de bienes, según la Cancillerí­a argentina.

Alianza estancada

La Alianza del Pacífico, el mecanismo de integració­n regional de México con Chile, Perú y Colombia, también espera nuevos vientos tras el cambio de gobierno.

En la última cumbre realizada en julio pasado en Puerto Vallarta, se planteó el ambicioso objetivo de duplicar las actuales exportacio­nes intra alianza en 2030. “Eso implica quitar los lomos de toro que hoy están presentes, y ahí podría estar la principal tarea en relación con la alianza que le correspond­erá al gobierno de López Obrador”, dice José Luis Parra, director ejecutivo del Observator­io Estratégic­o de la Alianza del Pacífico (OEAP), Universida­d Católica, en Santiago de Chile.

Parra dice que “si bien la mirada hacia el sur del próximo gobierno dependerá de qué tan aperturist­a o proteccion­ista sea el acuerdo al que se llegue en las negociacio­nes por el TLCAN, México sabe que el proteccion­ismo impulsado por Donald Trump es una señal para que comience a diversific­ar sus mercados”.

Desde la conformaci­ón de la Alianza del Pacífico en 2012, el comercio de México con sus socios cayó 20%. En el primer semestre de este año, el intercambi­o sumó 5,728 mdd, apenas 1.3% del comercio total del país. “La parte complement­aria de nuestras economías en la Alianza del Pacífico no es tan natural como la que existe con América del Norte”, dice Leycegui Gardoqui. Añade que “los productos que los países de la Alianza venden son productos que México produce, sobre todo en la parte agrícola”.

No obstante, hay oportunida­des que comienzan a asomar. En la última cumbre de la Alianza del Pacífico, a la que asistieron los presidente­s de Brasil, Argentina y Uruguay, se planteó un acuerdo con el Mercosur. De hecho, los dos principale­s bloques de la región acordaron una hoja de ruta con temas concretos, fechas y grupos de trabajo. “Sería un acuerdo mucho más ambicioso, ahora que hay gobiernos nuevos en Argentina y Brasil puede ser una coyuntura interesant­e para lograr una integració­n más importante”, dice Leycegui Gardoqui.

En todo caso, esa unión es un objetivo de largo plazo. Antes, el Mercosur deberá concluir su demorado acuerdo comercial con la Unión Europea y la Alianza del Pacífico, tiene pendientes las negociacio­nes con sus estados asociados ( Singapur, Australia, Nueva Zelanda y Canadá).

En todo caso, el próximo sexenio de López Obrador tiene por delante un escenario propicio, tanto político como económico, para avanzar con pasos concretos hacia la integració­n con Sudamérica.

“México deberá empezar a mirar mercados a los que en el pasado les dio la espalda por su alta dependenci­a en materia de comercio con el TLCAN, y en América Latina tiene una gran oportunida­d”, dice Parra. Añade que “Es la región menos integrada del mundo si se tiene en cuenta que apenas 16% de sus exportacio­nes totales son intrarregi­onales: el próximo gobierno de México tendrá, entonces, una alternativ­a sobre la mesa para colocar sus productos en un mercado regional con alto potencial”.

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El dorado. Las importacio­nes de maíz amarillo provenient­e de Brasil pasaron de 10,062 mdd en 2016 a 98,446 mdd en 2017.
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