EL NUEVO AEROPUERTO
El gobierno de AMLO deberá tomar una decisión respecto del NAIM, pero sería desafortunado cancelarlo.
No me dejó un buen sabor de boca lo que se anunció el viernes sobre el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM). Tengo la impresión de que el tema se politizó a raíz de la campaña presidencial y ahora por esa razón se complica la decisión.
Estoy cierto de que el tema del NAIM no es preocupación para mucha gente, porque desafortunadamente aún hay millones de mexicanos que no se han subido a un avión y, tal vez, nunca lo hagan. Sin embargo, la utilización de aviones y aeropuertos es algo que crece mucho todos los días; es un signo inequívoco del crecimiento y desarrollo del país; es una necesidad real a la que nos tenemos que enfrentar todos los días y que bueno qué así sea.
Año con año en este país habrá más gente que use el avión como medio de transporte. El caso del aeropuerto de la Ciudad de México, es de mayor importancia porque está totalmente saturado y es, en cierto modo, un cuello de botella no solo para los habitantes de la capital, sino para muchos mexicanos que viven fuera del área metropolitana y tienen que accesar a la ciudad para llegar a sus distintos destinos.
El NAIM viene a sanar este rezago en beneficio de millones de mexicanos; además, es un proyecto que atraerá muchos miles de millones de dólares de inversión, que entre otras cosas, provocarán que se establezca en un sitio muy necesitado, un polo de desarrollo que creará más de 400,000 empleos. Justo lo que México necesita.
Al escuchar en la conferencia de prensa que citó el presidente electo, a mí me quedó claro que de las dos alternativas que se presentaron, la buena es la de seguir adelante con la construcción del Nuevo Aeropuerto.
La de hacer dos pistas en la base aérea de Santa Lucía, para mí no es viable si se quiere que siga funcionando el aeropuerto actual. Lo dicen expertos en aeronáutica, es más, lo dice la agencia más importante en el mundo en este tema, la compañía Mitre, dependiente del Massachusetts Institute of Technology (MIT).
Pregunto, ¿qué caso tiene buscar otra opinión con “expertos chilenos” si los que sí saben y gozan de la confianza del medio aeronáutico en su conjunto, ya nos dijeron que la opción de Santa Lucía y el Benito Juárez no es viable? ¿Para qué gastar 150 millones de pesos más en un estudio adicional y seguir perdiendo el tiempo? En fin, yo no lo entiendo, y menos hacer una encuesta o referéndum al respecto. Esta es una decisión, a mi juicio, que debe tomar el nuevo gobierno; puede seguir construyendo la obra o puede concesionarla al sector privado, pero lo que sí creo que sería desafortunado es cancelarla.