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Los cobots ayudan a crecer a la industria manufactur­era en México

El mercado de robots colaborati­vos tiene un potencial de crecimient­o de 50% en México, sobre todo en industrias como la automotriz, electrónic­a y farmacéuti­ca.

- EMILIANO GONZÁLEZ ISLAS

En el nuevo centro de capacitaci­ón en robótica colaborati­va de la empresa Universal Robots (UR) en Querétaro, seis pequeños robots están listos para ser programado­s y controlado­s a través de una tableta. En este lugar, en un espacio similar a un salón de clases, hasta 12 personas pueden aprender desde la programaci­ón hasta cambiarle el motor a un robot, o bien, tomar un curso

express en línea de 90 minutos. Se trata del centro de capacitaci­ón más grande de su tipo en América Latina, una réplica del que tiene la empresa UR en Dinamarca, su país de origen. Solo en la sala de capacitaci­ón con los seis robots colaborati­vos se invirtiero­n cerca de 200,000 euros, de acuerdo con Daniel Ramírez, country manager para México de UR.

La tecnología de los robots colaborati­vos o cobots, como les llaman, está ayudando a empresas de todos los tamaños a ser más productiva­s y eficientes al eliminar los tiempos muertos, sin dejar de lado el capital humano. Este fenómeno de colaboraci­ón entre personas y máquinas dentro del sector manufactur­ero se conoce como “industria 5.0” o “quinta revolución industrial”. Consiste en “regresar al ser humano a la línea de producción, apalancand­o su poder y su creativida­d con el poder del robot”, explicó Jürgen von Hollen, CEO de UR, durante la presentaci­ón de la nueva sede de la compañía en Querétaro en septiembre.

“Dentro tres a cinco años, se espera que el mercado crezca más de 50%”, dice von Hollen.

La función de los cobots

La nueva sede de UR en Querétaro es solo una muestra del potencial que tiene la industria de la robótica en el mundo y en México, para ayudar a crecer no solo a las grandes compañías manufactur­eras como la automotriz, la electrónic­a y la farmacéuti­ca, sino también a las pequeñas empresas.

De acuerdo con el estudio de la firma Barclays Equity Research, The rise of cobots: Sizing the market, las ventas globales de los robots colaborati­vos o cobots, como les llaman, alcanzarán un valor de 3.1 miles de millones de dólares ( mdd) en el mercado en 2020 y 12 miles de mdd para 2025.

Aunque se debe hacer una inversión fuerte para adquirir los robots colaborati­vos, que cuestan en promedio entre 23,000 y 36,000 euros según el peso que tengan (tres, cinco o diez kilogramos), el retorno de la inversión llega en menos de dos años y, en algunos casos, en menos de tres meses, de acuerdo con UR, que hasta junio de 2018 había vendido 25,000 robots alrededor del mundo, los cuales trabajan en más de 25,000 centros de producción.

Uno de los primeros esfuerzos para crear un robot que pudiera trabajar junto a los humanos fue Baxter, un androide de 22,000 dólares desarrolla­do por Rethink Robotics en 2012, que podían entrenar trabajador­es sin experienci­a en robótica en menos de 30

minutos, quienes debían mover sus brazos para simular la tarea deseada y luego apretar un botón para programar el patrón.

Los creadores de Baxter, que ahora planean sacarlo del mercado porque sus ventas han disminuido en medio de la competenci­a y la constante evolución de la industria, lo definieron entonces como “un robot con sentido común”.

Aunque la quinta revolución industrial aún es joven, cada vez más empresas apuestan por adquirir cobots que trabajen junto a los seres humanos. Un ejemplo es Continenta­l, empresa alemana que desarrolla tecnología­s y soluciones innovadora­s en la industria automotriz.

Con 23 locaciones en México, la compañía adquirió tres robots colaborati­vos para su planta Periférico en Guadalajar­a, Jalisco, con una inversión estimada de 135,000 dólares, que ayudan a la inyección de plástico en los tableros de automóvile­s que fabrica la compañía alemana.

“Estamos transfirie­ndo algunas de las actividade­s más sencillas, como el empaque de las piezas, a los robots colaborati­vos. El objetivo es optimizar los recursos y asignar todo el tiempo disponible de los operadores para actividade­s con valor agregado”, dice Fernando Mireles, líder de procesos en el área de Inyección de Plásticos de Continenta­l. Además, estas actividade­s incluyen la inspección de piezas para detectar cualquier defecto de fábrica.

El directivo dice que las inyectoras de plástico de la compañía trabajan 24 horas, los siete días de la semana, y los cobots ayudan a que ese ritmo de trabajo no se interrumpa, pues el personal tiene un descanso y un tiempo para comer, lo que se traducía en tiempos muertos de 2.5 horas al día.

La empresa está en proceso de instalar un cuarto robot en el área de moldeo, al que podrían sumarse dos más, asimismo, iniciará el business case para invertir en cobots para el área de soldado.

Aunque los robots colaborati­vos pueden llevar a cabo las tareas sencillas, Continenta­l no prescindir­á de sus colaborado­res, que actualment­e suman 25,500 en todo el país. No obstante, la industria 5.0 obliga al personal a “estar más capacitado y tener un conocimien­to adicional para darle un valor agregado a su actividad”, dice Mireles.

En el caso de UR, la filosofía de la empresa es que no fabrica ni vende un cobot hasta comprobar que la tarea que realizará no la puede llevar a cabo un ser humano. “Son pocas las compañías de robótica que se esfuerzan por llevar su conocimien­to y tecnología más allá de sus clientes y de quien quiera comprarles”, dice Manuel Sordo, director de Latinoamér­ica de UR. “Nosotros creemos que la manera de que esta tecnología llegue a las pequeñas y medianas empresas, es conociéndo­la y sabiendo manejarla”, añade el directivo.

El directivo añade que “no hay otro centro igual en la región, que esté abierto a quienes deseen tomar los cursos que ofrecemos, ya sean clientes, distribuid­ores o estudiante­s”.

La compañía de origen danés detalla que sus máquinas llevan a cabo tareas monótonas y peligrosas dentro de la industria manufactur­era, sin desplazar a la mano de obra. De hecho, muchos de los robots de UR pueden estar trabajando junto al personal, que se dedica a tareas más complicada­s y minuciosas. En 80% de los casos, los cobots operan sin resguardo de seguridad, después de una evaluación de riesgos.

Transforma­ción digital

La robótica colaborati­va es uno de los elementos de la transforma­ción digital que están llevando a cabo empresas de todos los ramos alrededor del mundo, y que incluye la implementa­ción de otras tecnología­s como big data, servicios en la nube e inteligenc­ia artificial.

Aprovechar la tecnología puede ser muy redituable para la industria manufactur­era en el mundo, que podría generar entre 519,000 y 685,000 mdd en ingresos adicionale­s para 2020, con el desarrollo y la venta de dispositiv­os inteligent­es, de acuerdo con el reporte Digital Engineerin­g: The new growth engine for discrete manufactur­ers (Ingeniería Digital: El nuevo motor de crecimient­o para fabricante­s discretos) de la consultora Capgemini.

No obstante, para capitaliza­r esta oportunida­d de negocio, las empresas también deben reorientar sus inversione­s en tecnología e innovación.

Los fabricante­s que están emprendien­do la transforma­ción digital fueron responsabl­es de 58% del gasto global en investigac­ión y desarrollo en 2017, asimismo, cerca de 50% planea invertir más de 100 millones de euros en soluciones digitales en los próximos dos años, señala el reporte de Capgemini.

A pesar de los gastos millonario­s que realizan en tecnología, solo 21% de las compañías encuestada­s por la consultora se encuentra en una etapa avanzada de transforma­ción, y apenas 19% figuró en la lista de Forbes de las empresas más innovadora­s de 2018. Esto da cuenta de “la necesidad de replantear los enfoques actuales de innovación e ingeniería de servicios y productos”, añade el estudio.

Para Natalia Sanchon, líder de Marketing de la empresa de telecomuni­caciones Avaya en Latinoamér­ica y Caribe, la transforma­ción digital sin un complement­o humano se convierte en “distopía digital” (un escenario indeseable). “Los seres humanos son especialme­nte adecuados para hacer lo que la tecnología no puede, y eso es lo que fomenta conexiones y relaciones increíbles”, dice Sanchon.

“... la tecnología por sí sola no es suficiente. Eso es porque no crea una cultura de confianza, responsabi­lidad e integridad, la gente en sí. La verdadera transforma­ción, desde la iniciación hasta el cambio sostenible a largo plazo, depende de la cultura correcta y las personas adecuadas", añade Chris McGugan, vicepresid­ente senior de Soluciones y Tecnología de Avaya.

La mayoría de los profesiona­les de más de 22 años quiere trabajar para empresas digitales. Estos empleados constantem­ente están buscando nuevas oportunida­des profesiona­les y, por esta razón, las compañías no solo tendrán que atraer su talento, sino también retenerlo, señala la consultora Deloitte en su estudio Strategy, not technology, drives digital transforma­tion (La estrategia, y no la tecnología, dirige la transforma­ción digital).

Por esta razón, empresas como Continenta­l apuestan por la transforma­ción digital con robots colaborati­vos, sin descuidar a su talento de carne y hueso.

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Disruptivo. Como líder de la industria 5.0, Universal Robots ha vendido 25,000 robots colaborati­vos alrededor del mundo, que se fabrican en su planta de Odense, Dinamarca.
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