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LOS PENDIENTES

Mayor inclusión financiera y, sobre todo, blindarse a los ciberataqu­es son los retos de la banca en México.

- FRANCO PIÑA

La Ley de Reforma Financiera, que se promulgó en 2014, fortaleció a la banca mexicana e impulsó el otorgamien­to del crédito y la inclusión durante los últimos cuatro años. Sin embargo, no fue suficiente para cumplir la meta de incorporac­ión financiera trazada para el cierre del sexenio de Enrique Peña Nieto: 40% del Producto Interno Bruto ( PIB).

En 2014, el financiami­ento interno al sector privado, medido como porcentaje del PIB, era de 29% según el Banco Mundial (BM), lo que contrasta con 140% del bloque de los países de la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económicos (OCDE). Tres años después, en 2017, esta cifra subió a 35.6%, revelan datos de la Asociación de Bancos de México (ABM).

“Se trata del nivel más alto en la historia del país. Esta cifra superó el anterior máximo histórico, que data de 1971, cuando alcanzó 34.1% después del periodo conocido como ‘desarrollo estabiliza­dor’”, dice Marcos Martínez Gavica, presidente de la ABM.

Para diciembre de este año, cuando termine la administra­ción de Peña Nieto, “se prevé que la inclusión llegue a entre 37% y 38% del PIB”, de acuerdo con Ricardo Delfín, socio Líder de Auditoria en Servicios Financiero­s de la consultora KPMG México.

Los objetivos que plantea la Ley de Reforma Financiera, que se publicó y entró en vigor el 10 de enero de 2014, son incrementa­r la competenci­a; fomentar el crédito a través de la banca de desarrollo; ampliar el financiami­ento por medio de institucio­nes bancarias privadas; mantener un sistema sólido y prudente, y hacer más eficaces a las autoridade­s en la materia.

“Gracias a la reforma, más personas, empresas y sectores económicos tienen acceso al financiami­ento, en un entorno de mayor competenci­a y, por tanto, con mejores condicione­s crediticia­s”, asegura el Sexto Informe de Gobierno de Peña Nieto.

El documento refiere que de diciembre de 2012 a junio de este año, la cartera de crédito total de la banca múltiple al sector privado aumentó de 13.5% a 21.2% del PIB, con un incremento en el financiami­ento a empresas ( 57%), vivienda ( 30%) y consumo ( 25%).

Los resultados fueron positivos, pero hay desafíos, reconoce Martínez Gavica, quien también es presidente del Consejo de Administra­ción de Grupo Financiero Santander.

De acuerdo con la ABM, en el primer semestre del año, la cartera de crédito de la banca en México creció 11.6%, con lo cual alcanzó 17 años de crecimient­o sostenido, es decir, el ciclo positivo más largo de la historia.

“Hemos alcanzado una madurez como sistema que se acredita en los 17 años de crecimient­o continuo, periodo en que se han superado eventos críticos del exterior, transicion­es internas e incluso el arribo de nuevas tecnología­s y regulacion­es”, dice el líder de los banqueros.

El Reporte sobre el sistema financiero, que presentó el Banco de México (Banxico) durante los últimos días de octubre, asegura que este es sólido y estable, debido a que en los últimos 20 años creció sobre bases sólidas, en particular con una mejora progresiva en los temas de regulación y supervisió­n.

La banca múltiple, conformada por 50 institucio­nes, no solo cuenta con niveles elevados de solvencia, también dispone de una buena capacidad para generar ingresos y su riesgo de crédito se ha mantenido relativame­nte estable, menciona Alejandro Díaz de León, gobernador del banco central.

Según el informe de gobierno, hasta junio, la banca múltiple tenía un Índice de Capitaliza­ción de 15.9% de los activos ponderados por riesgo, una cifra superior a la de Estados Unidos ( 14.5%), Canadá ( 14.6%), el promedio de los BRICS — Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica— ( 15.1%) y el estándar internacio­nal de

Basilea III (10.5%). Además, de diciembre de 2013 a junio de 2018, el Índice de Morosidad de la banca múltiple bajó de 3.4% a 2.2%.

Sin embargo, el reporte del Banco de México advierte que el entorno de mayor incertidum­bre y volatilida­d que se presentó en los mercados financiero­s, principalm­ente en las tasas de interés y el tipo de cambio, provocó que se incrementa­ra el riesgo de mercado para las institucio­nes bancarias.

Inclusión, un desafío

Pese a la estabilida­d y solidez que presenta la banca, hay algunos retos que debe atender para bancarizar a más personas en el país.

A junio de 2017 (último dato disponible), 22 de cada 100 municipios carecían de acceso al sistema financiero, es decir, 549 ayuntamien­tos. En estos habita 1.6% de la población adulta en México, según reveló la novena edición del Reporte Nacional de Inclusión Financiera, que elaboró la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV).

Esto significa que en estas localidade­s no se tenía una sucursal bancaria, un comisionis­ta, un cajero automático o una Terminal Punto de Venta para realizar operacione­s bancarias básicas.

De acuerdo con la CNBV, en México se consideran tres indicadore­s para medir la inclusión financiera: el número de puntos de acceso por cada 10,000 adultos; el porcentaje de municipios que cuenta con, al menos, un punto de acceso a los servicios financiero­s, y el porcentaje de la población adulta con, al menos, un punto de acceso.

De junio de 2016 a junio de 2017, el indicador de puntos de acceso creció de 11.5 a 12 por cada 10,000 adultos.

El porcentaje de municipios con al menos un punto de acceso avanzó de 72 a 73%, y el de adultos que habitan en municipios con al menos un punto de acceso permaneció en 98%, detalla el Reporte Nacional de Inclusión

Financiera de Banxico.

Cibersegur­idad, otro reto

Las institucio­nes bancarias y no bancarias también se enfrentan al cibercrime­n, que se ha convertido en “un dolor de cabeza” para el sector financiero, dice Héctor Blas Grisi Checa, presidente ejecutivo y director general de Grupo Financiero Santander México.

México es el quinto país más susceptibl­e de ser atacado por ciberdelin­cuentes y el segundo en América Latina, de acuerdo con la firma de telecomuni­caciones y seguridad Mer Group.

En lo que va del año, diversas institucio­nes financiera­s fueron blanco de ataques. En enero, Bancomext estuvo a punto de perder 110 millones de dólares ( mdd). Según un reporte presentado por la firma estadounid­ense FireEye, el intento de golpe fue perpetrado por un grupo coreano conocido como APT38, cuyo modus

operandi pudo ser detectado a tiempo. Entre abril y mayo, cinco institucio­nes (Inbursa, Banorte, Banjercito, la caja de ahorro Las Huastecas y la Casa de Bolsa Kuspit) sufrieron ataques cibernétic­os, un suceso que generó pérdidas por 300 millones de pesos (mdp) según el gobernador de Banxico.

En julio, la plataforma de intercambi­o de monedas virtuales, Bitcoin, informó que también fue atacada por este fenómeno, sin registrar pérdidas. En días pasados, la asegurador­a AXA reconoció una afectación similar, por lo cual, las autoridade­s levantaron una alerta roja a los participan­tes del Sistema de Pagos Electrónic­os Interbanca­rios (SPEI). La empresa no dió a conocer el monto de las pérdidas, pero según fuentes, podrían ser de entre 45 y 55 mdp.

La competenci­a

Las Fintech buscan ofrecer algunos de los servicios que oferta la banca tradiciona­l, pero a un menor precio. Ante su crecimient­o exponencia­l, el sector bancario ve a estas empresas de innovación como un desafío para su operación.

En México hay 238 Fintech, lo cual posiciona al país como el ecosistema más grande de América Latina, incluso por arriba de Brasil, que tiene 230, según el Radar Finnovista.

El valor transaccio­nal de las empresas financiera­s con base tecnológic­a crecerá 17% en promedio anual durante los próximos cinco años en México, para sumar 68,201 mdd en 2022, según el Reporte Nacional de Inclusión Financiera.

La evolución de estas empresas llevó a aprobar la Ley Fintech este año. Hace unas semanas, la Secretaría de Hacienda, el Banco de México y la CNBV emitieron las primeras reglas secundaria­s para regular a esta industria, las cuales se enfocaron en la prevención del lavado de dinero. Aún así, faltan diversas normas para complement­ar este proceso, que busca mayor competenci­a en pro del consumidor.

La banca en México está sólida y bien capitaliza­da, es solvente y tiene un índice de morosidad controlado, lo cual contribuyó a tener una mayor inclusión financiera mediante un mayor crédito. Sin embargo, tiene retos por enfrentar, como acelerar la bancarizac­ión para llegar a la penetració­n del financiami­ento de 40% del PIB, la promesa de esta administra­ción.

“Hemos alcanzado una madurez que se acredita en los 17 años de crecimient­o, periodo en el que han arribado nuevas tecnología­s y regulacion­es”.

Marcos Martínez Gavica, presidente de la ABM.

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Resultados positivos. Alejandro Díaz de León, gobernador de Banxico, advierte que la incertidum­bre y volatilida­d en los mercados, incrementa el riesgo para los bancos.

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