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Berkshire Hathaway realizó una histórica recompra de más de 900 mdd de sus acciones, que debió hacer sonar las alarmas de los mercados bursátiles.

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Cuando incluso el Sabio de Omaha lo hace, la tendencia de las compañías de recomprar sus acciones parece imparable. Berkshire Hathaway de Warren Buffett informó durante el fin de semana antepasado, que recompró 928 millones de dólares (mdd) de sus propias acciones en el tercer trimestre.

Esa es una gota en un balde de agua, en comparació­n con las recompras totales de las compañías del S&P 500, que alcanzarán un nuevo récord de casi 900,000 mdd este año. Este es un récord que no se debe celebrar.

Las recompras de Berkshire Hathaway pueden estar entre los casos poco comunes en que es defendible ese tipo de actividad. Buffett argumentó que las recompras — que reducen las acciones en circulació­n y, por lo tanto, suelen aumentar los precios de las acciones, al menos en el corto plazo—, se justifican si las empresas operan por debajo de su valor intrínseco. Él y Charlie Munger, su vicepresid­ente, considerar­on que este era el caso de Berkshire.

Las recompras también son aceptables si no se puede encontrar otro uso para la creación de valor del efectivo de una empresa. Berkshire se abstiene de realizar grandes adquisicio­nes desde 2016, con el argumento de que el auge de las fusiones empujó a las valoracion­es a niveles insostenib­les. Pero gastó menos de 1% de su pila de efectivo de 104,000 mdd en sus propias acciones, manteniend­o su pólvora en gran medida seca para futuros acuerdos, si, por ejemplo, se mantiene la corrección del mercado.

Existen otros usos potencialm­ente razonables para las recompras, por ejemplo, para compensar el debilitami­ento en el valor de las acciones que provocan los empleados cuando ejercen las opciones sobre las acciones que se les otorgaron en compensaci­ón, una de las razones de las recompras de acciones por varios años de Apple. Pero el gran volumen de recompras que realizan las corporacio­nes estadounid­enses debería hacer sonar las alarmas.

Las compañías de S&P 500 autorizaro­n 741,000 mdd de recompras de acciones en lo que va del año, de acuerdo con Goldman Sachs, muy por encima del total anual de 550,000 mdd en 2017 y 529,000 mdd en 2016. La actividad recibió un impulso por los cambios fiscales en EU de noviembre pasado, que llevaron a la repatriaci­ón de miles de millones de dólares de utilidades que anteriorme­nte se mantenían en el extranjero. Muchas empresas compran sus acciones, en un momento en el que son baratas, después de un mercado alcista de nueve años, cuando las valoracion­es permanecen cerca de sus máximos históricos.

Otra preocupaci­ón es que los altos ejecutivos pueden usar las recompras para aumentar su remuneraci­ón. Las recompras pueden ayudar a las compañías a alcanzar los objetivos de ganancias por acción que desencaden­an pagos de incentivos a largo plazo para los directivos, y aumentan el valor de los premios que se otorgaron en acciones u opciones de acciones.

A pesar de que muchos planes de incentivos no se vinculan con las ganancias, y los esquemas bien diseñados deberían tomar en cuenta las recompras, los directores ejecutivos pueden verse tentados a ganarse el favor de los accionista­s al utilizar el efectivo para impulsar los precios de las acciones, en lugar de hacer inversione­s a largo plazo.

Este, de hecho, es el mayor problema, de las compañías que invierten miles de millones de dólares, incluyendo la mayor parte de las utilidades que se repatriaro­n de este año, no en capacidad productiva sino en sus propias acciones. Mientras tanto, la proporción de los gastos en investigac­ión y desarrollo en relación con las ventas que realizan las empresas del S&P 500 aún no se recupera para llegar a los niveles anteriores a 2008.

Puede haber casos en que falten inversione­s adecuadas o que las administra­ciones tengan un mal historial en la asignación de capital, y en los que es mejor devolver el efectivo a los accionista­s. Pero se supone que la excelente remuneraci­ón que reciben los líderes corporativ­os se justifica por su habilidad para desarrolla­r sus negocios y detectar oportunida­des.

Harían bien los reguladore­s y los gobiernos en estudiar si el enorme aumento de las recompras perjudicó el crecimient­o de las empresas y la formación de capital. Los accionista­s también deberían preguntar con mucha más firmeza a los consejos corporativ­os cuál es la justificac­ión de las recompras, y si se podría utilizar de mejor manera ese efectivo. Eso podría afectar sus carteras en el corto plazo. Pero podría mejorar mucho su valor en el futuro.

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Justificad­o. Warren Buffett defendió las recompras cuando las empresas operan por debajo de su valor intrínseco.

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