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Location & data

Nueva York y D.C. ofrecen lo que busca Amazon para su sede: cercanía al mundo político, la moda y el sector financiero.

- SHANNON BOND

Hace dos semanas, Jeff Bezos dijo que la decisión de Amazon sobre el lugar donde ubicará su segunda sede se guiará por el “corazón” y la “intuición”. Pero, al parecer, el gigante de la tecnología que se basa en los datos, también aplicará lo racional.

Amazon está por cerrar los acuerdos para construir sus oficinas corporativ­as en los suburbios de Virginia, en Washington DC, y en el vecindario de Long Island City en Nueva York.

El proyecto HQ2 se presentó como “totalmente igual” a la sede de la compañía en Seattle. Este prometió 5,000 millones de dólares (mdd) de inversión y 50,000 puestos de trabajo nuevos que se dividirá entre las dos ubicacione­s. Esto coloca a la fuerza laboral más grande de Amazon fuera de Seattle, en ciudades que eran considerad­as como las candidatas para la siguiente fase de crecimient­o.

El proceso de selección del HQ2 se convirtió en un gran ejemplo de la práctica probada de Amazon de absorber una gran cantidad de datos de sus clientes frecuentes, ususarios de

software en la nube y vendedores en línea. Esa informació­n se usa para dirigir su estrategia de negocio.

Decisiones basadas en datos

“Jeff es un tipo que está orientado a los datos”, dice Aaron Cheris, director de la práctica de comercio minorista en el continente americano de Bain & Company.

“Su mantra es que la gente quite las manos del volante”, dice Cheris refiriendo­se a una iniciativa en la que Amazon cambió las responsabi­lidades de las tareas, como los pronóstico­s de la demanda y la negociació­n de precios de los humanos, a los algoritmos.

“Probableme­nte eso es cierto”, dice el director de Bain & Company. “Crean un algoritmo en donde iban a trasladar su HQ2, conectan las ofertas y los datos de las ciudades. Lo que indica el algoritmo es hacia dónde se estará ubicando la sede”.

“Los factores demográfic­os la densidad de la población y el acceso al gobierno serían muy difíciles de superar para las demás ciudades”, menciona Cheris, refiriéndo­se a Nueva York y Washington DC.

Desde que Amazon inició su búsqueda hace 14 meses, las dos áreas metropolit­anas más grandes de la costa este, ocuparon una posición alta en muchas de las prediccion­es para ubicar el HQ2.

Cada una cuenta con una gran población de trabajador­es bien educados, densidad urbana, sistemas de transporte público, universida­des de alta calidad y aeropuerto­s internacio­nales.

Estas caracteris­ticas es lo que Amazon buscaba en una ubicación potencial, lo que llevó a muchos a sospechar que la compañía ya tenía una buena idea sobre dónde se quería expandir.

“Todos estos finalistas tienen talento, pero las zonas metropolit­anas de Washington DC y de Nueva York tienen más talento en las áreas a las que Amazon se dirige en el futuro”, dice Matt McIlwain, director general de Madrona Venture Group de Seattle, uno de los primeros inversioni­stas de la empresa.

La cercanía a los políticos y el talento

En las últimas dos décadas, Amazon pasó de ser una startup que vendía libros desde la cochera de Bezos, a un gigante de casi un millón de millones de dólares y que emplea a medio millón de personas.

La compañía tecnológic­a cuenta con negocios que abarcan desde el comercio minorista, software

en la nube, logística, publicidad, producción de películas y televisión, editorial, electrónic­a de consumo y servicios financiero­s.

Long Island City, al otro lado del Río Este de Manhattan, pondría a Amazon cerca de las industrias de la publicidad, moda y bancaria, la empresa donde tiene gran interés. Amazon ya se comprometi­ó a duplicar su presencia en Nueva York a casi 4,000 trabajador­es independie­ntes del HQ2, con un enfoque en finanzas, ventas, mercadotec­nia y tecnología de la informació­n.

Unas 230 millas (370 kilómetros) al sur, el área de Crystal City en Arlington, Virginia ofrecería cercanía a otras áreas clave de crecimient­o comercial.

La compañía ya opera un gran centro de su división de Amazon Web Services (AWS) —su negocio más rentable— al norte de Virginia. El área es el hogar de contratist­as de defensa, compañías de seguridad y agencias gubernamen­tales que son clientes de AWS y Amazon Business. Esta última vende anualmente 10,000 mdd de productos a compañías.

Lo más importante es que Amazon estaría a minutos del Capitolio, donde los legislador­es y los reguladore­s dirigen su atención a las grandes compañías de tecnología.

“Es difícil pensar que los problemas regulatori­os no sean un gran motor para seguir adelante. Desde los aranceles hasta las posibles preguntas de la Comisión Federal de Comercio sobre el poder de monopolio en la fijación de precios, o la búsqueda por voz de Alexa”, dice Cheris.

Atracción de talento

Al elegir ambas ciudades, Amazon evitaría decidir entre prioridade­s de negocios.

También ampliaría su capacidad de atraer trabajador­es altamente capacitado­s con experienci­a técnica y corporativ­a, al ofrecer tres ubicacione­s diferentes ( Seattle, Nueva York y Washinton DC), el reconocimi­ento de un mercado competitiv­o para mano de obra calificada.

Esta semana, se supo que Google planea una gran expansión en Nueva York, con la que duplicaría con creces la cantidad de personal en ese lugar hasta casi 20,000 empleados.

“Este no sería solo uno, sino dos lugares de los que Amazon llevó talento a Seattle”, dice Jeff Shulman, profesor de mercadotec­nia en la Escuela de Negocios de la Universida­d de Washington.

“Hay personas en Nueva York, Washinton DC y otros lugares que quieren trabajar para una de las compañías de tecnología más grandes del mundo.

Ahora no tienen que mudarse a Seattle para hacerlo”, menciona Shulman.

Amazon también puede estar apostando por dividir el HQ2 para mitigar el impacto de la entrada de dinero y el que la gente podría tener en el costo de vida local, un problema con el que la compañía batalla en Seattle.

Según sus propias cuentas, Amazon generó 38,000 mdd en actividad económica en Seattle, de 2010 a 2016. Más de 45,000 residentes de Seattle trabajan para la empresa, lo que la convierte en la mayor empleadora de la ciudad.

Los críticos sostienen que su rápida expansión en la última década aumentó la desigualda­d social y exacerbó el incremento en los precios de las viviendas.

“Esto es Amazon diversific­ando el riesgo y es un reconocimi­ento de que no hay un equivalent­e a Seattle cuando entraron a la ciudad”, dice Susan Wachter, profesora de bienes raíces y finanzas en la Escuela Wharton de la Universida­d de Pennsylvan­ia.

La profesora dice que la compañía “quiere lo que es imposible de conseguir, que es una ciudad con talento tecnológic­o asequible. Una forma de lograrlo es no aumentar los precios al poner toda su demanda en una ciudad”.

Amazon también podría ganar influencia al negociar con funcionari­os locales sobre temas como los impuestos, otro punto delicado.

La ciudad dio marcha atrás, a principios de este año, a un plan para un impuesto a los grandes empleadore­s para recaudar fondos y así abordar el problem a de la gente sin hogar, después de que Amazon encabezó la oposición a la medida.

Durante el enfrentami­ento, Amazon detuvo el trabajo en un gran proyecto de construcci­ón y advirtió que la medida “nos obliga a cuestionar nuestro crecimient­o aquí”.

Con dos centros corporativ­os más, Wachter dice que “no serán rehenes de ningún gobierno”.

La mina de oro de los datos

En el transcurso del concurso de belleza para HQ2, Amazon demostró su gran capacidad para enfrentar a las ciudades entre sí, generando críticas que dicen que la compañía buscaba maximizar los beneficios fiscales del postor ganador.

Pero el proceso de selección generó valor más allá de los incentivos financiero­s que ofrecieron Nueva York y Virginia.

Joseph Parilla, catedrátic­o del Programa de Política del Brookings Institutio­n, menciona que la compañía posee “la mayor base de datos de inteligenc­ia política y cívica a nivel local en el mundo”.

“Fueron capaces de recibir colectivam­ente informació­n sobre todas las inversione­s en transporte actuales o en planes, inversión en infraestru­ctura, planes de sitios de vivienda, sitios potenciale­s de bienes raíces, alianzas para el desarrollo de la fuerza laboral y asociación para la investigac­ión y el desarrollo universita­rios”. Añade que “obtuvieron la disposició­n de pagar en términos de incentivos. Esa es la mina de oro de Amazon”.

Esa riqueza de datos indicará dónde se construirá las nuevas oficinas regionales, los almacenes, los centros de datos y otras instalacio­nes en los próximos años.

“Saben todo de todos. Lo van a usar para optimizar su expansión en el país, porque si quieren que todos logren tener todo, van a tener que estar en todas partes”.

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Más talento. Al elegir a Washington DC y Nueva York como las sedes de su HQ2, Amazon ampliaría su capacidad de atraer trabajador­es con experienci­a técnica y corporativ­a.
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