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LA ESPERA

Los países europeos necesitan un mejor plan que esperar a que Donald Trump conserve el orden mundial basado en reglas.

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Estados Unidos (EU) habló. Sus amigos en Europa están algo entusiasma­usiasmados. Si la diplomacia permitiera tiera la franqueza, la mayoría de los socios ocios de Washington en la alianza de la a OTAN admitirían que esperaban que las elecciones de mitad de periodo de EU le hubieran dado un golpe mucho o mayor al presidente Donald Trump. En estos días, aceptan lo que pueden conseguir. nseguir.

En menos de dos años, después del mandato de Trump, lo extraordin­aaordinari­o se ha vuelto algo común y corriente. orriente. No hace mucho los europeos s tenían bastante clara la jerarquía de las as amenazas para su continente. El unilateran­ilateralis­mo belicoso de la política exterior de EU Primero del presidente te estadounid­ense, enterró desde entonces ntonces esas antiguas certezas.

El revanchism­o ruso de Vladimir Putin ocupaba un lugar destacado en cualquier lista de amenazas. Lo mismo ocurría con el peligro del terrorismo islamista. En el fondo, estaban las ambiciones estratégic­as de China, las presiones de la migración y el desafío existencia­l del cambio climático.

Haga la misma pregunta el día de hoy y la mayoría de los líderes europeos agregaría a Trump a ese grupo. Los adversario­s potenciale­s quieren eliminar las reglas y las institucio­nes que mantienen segura a Europa desde 1945. EU, aliado y arquitecto de este mismo orden europeo, ahora parece dispuesto a tirar todo por completo.

El presidente estadounid­ense prefiere acuerdos sobre los aliados, el poder militar y las normas. La guerra fría se la ganó por una política occidental arraigada tanto en valores, como en la fortaleza militar. Con Trump en la Casa Blanca, esos valores ya no se comparten.

Los países europeos esperaba de las elecciones de mitad de periodo de EU, una clara señal de que Trump se dirigía a una derrota en 2020. Entonces, el plan podría ser “esperar a que salga” y que el próximo presidente regrese a EU al acuerdo de París y que los incendios de las guerras comerciale­s se pudieran contener.

El problema es que este tipo de elecciones pocas veces ofrecen una guía confiable de las siguientes campañas presidenci­ales. Ronald Reagan, Bill Clinton y Barack Obama sufrieron derrotas en las elecciones de mitad de periodo antes de lograr una victoria para un segundo mandato.

En el caso de Trump, las elecciones de la semana pasada sirvieron en gran medida para iluminar las profundas divisiones en la sociedad estadounid­ense. Los demócratas tomaron el control de la Cámara de Representa­ntes, pero la campaña frenética y nativista de Trump fortaleció el control que tienen los republican­os en el Senado.

Los europeos deberían entender que el presidente está lejos de ser el único que piensa que a EU le va mejor cuidándose a sí mismo, que preocupánd­ose por las opiniones y los problemas de sus aliados extranjero­s.

El control de los demócratas en la Cámara de Diputados, efectivam mente pone fin a cualquier esperanza de que Trump pudiera tener de hacer av avanzar legislacio­nes nacionales ante tes de 2020. No hay duda, también de qu que, aumentará la presión sobre la Ca Casa Blanca, así como las investigac­io ciones de los asuntos financiero­s y la ca campaña del presidente.

Sin embargo, lo que el Congreso no puede hacer, es imponer una gran lim limitación a las incursione­s de Trump en el extranjero. Y, si el presidente de decide iniciar más guerras comerciale les, recibirá los aplausos de algunos de demócratas, así como de republican­os.

Esto no quiere decir que la política ex exterior será más fácil para Trump. Durante los primeros dos años, esto comprendió sobre todo una serie de gestos. En algún momento se espera que muestre a dónde lleva, si es que lleva a algún lado. Realizar una cumbre con Kim Jong Un de Corea del Norte es una cosa. Es evidente que Kim no tiene intención de desmantela­r el programa de armas nucleares de su país. El presidente de estadounid­ense también hizo una gran apuesta en Irán. La reintroduc­ción de las sanciones estadounid­enses, supone, pondrá de rodillas al régimen de Teherán.

La política exterior llevó al presidente Donald Trump a elegir a Arabia Saudita para su primera visita al extranjero. Esa es otra decisión que se ve claramente raída tras el asesinato en Estambul del periodista saudita Jamal Khashoggi. En cuanto a las guerra comerciale­s, sería ingenuo subestimar la determinac­ión de China.

Dicho esto, esperar que las cosas mejoren difícilmen­te tiene sentido para una estrategia por parte de Europa. Por sí mismo no es evidente que el sucesor de Trump en la Casa Blanca —ya sea en 2021 o más adelante— hará que EU regrese al acogedor multilater­alismo.

Europa no puede liberarse de su dependenci­a hacía EU. Y es justo decir que incluso a Trump a veces se le puede convencer de que los aliados son útiles, incluso tal vez de que la OTAN opera como línea de avanzada de la defensa estadounid­ense.

Los europeos deben estar preparados para un compromiso más laxo. Conservar lo que se pueda conservar del orden mundial basado en reglas va a requerir de una mayor contribuci­ón de Europa y colaboraci­ones más estrechas con democracia­s con ideas afines, como Canadá, Japón y Australia.

“Entonces el plan podría ser ‘esperar a que salga’... el próximo presidente regresará a EU al acuerdo de París y los incendios de las guerras comerciale­s se pudieran contener”.

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