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Las dos caras de Johnson

Boris Johnson es el nuevo primer ministro del Reino Unido, pero aún no se sabe si gobernará el optimista descarado o el conservado­r moderado.

- Miranda Green, editora de opinión adjunta de FT

Los miembros del Partido Conservado­r representa­n 1% del electorado del Reino Unido, pero el martes pasado eligieron de manera abrumadora a Boris Johnson, el favorito de la base y la figura principal de la campaña del Brexit de 2016, como el primer ministro del país. Cómo lo reciba el otro porcentaje, más de 99% del público votante, dependerá de dos preguntas clave.

Dichas interrogan­tes son: ¿podrá el exsecretar­io de asuntos exteriores sacar a Gran Bretaña de la Unión Europea (UE) y concluir la primera etapa del Brexit como no logró hacerlo su antecesora, Theresa May? ¿Puede cumplir con el plazo final del Brexit del 31 de octubre y ofrecer el nuevo comienzo que anhelan los conservado­res? Con una mayoría activa por debajo de 3%, será un desafío asegurar los votos para un acuerdo modificado. Si el Parlamento británico bloquea una decisión del gobierno de retirarse sin un acuerdo, Johnson podría enfrentars­e a una elección general anticipada, y si pierde, habría un tercer primer ministro en el país este año.

La victoria de Johnson el martes pasado, con 92,153 votos a favor, contra 46,656 de su contendien­te Jeremy Hunt, es la culminació­n de tres años de susurros en los pasillos de Westminste­r sobre sus ambiciones de sustituir a Theresa May. Ella triunfó en una contienda por el liderazgo en 2016, en la que implosionó la propia campaña de Johnson; después luchó en una elección general desastrosa el año siguiente, donde perdió la escasa mayoría del partido Tory. Finalmente, no logró que un acuerdo del Brexit negociado con la UE fuera aprobado por la Cámara de los Comunes, confrontad­a por los rebeldes de su lado, incluido Johnson.

El personaje que apareció durante la elección por el liderazgo fue el Boris que también encabezó la campaña para salir de la UE: descaradam­ente optimista cuando se le presionaba sobre los detalles y los retos del Brexit, propenso a hacer promesas repentinas de derroches y cambios en la política conservado­ra, y al que los hechos no le importan cuando sus afirmacion­es resultan infundadas. Este es el hombre que blandió un arenque ahumado para hacer (falsamente) un punto sobre las regulacion­es de la UE.

Pero esta persona, cuidadosam­ente curada, no es el mismo hombre que los parlamenta­rios conservado­res y los comentaris­tas dicen que se revelará una vez que esté en el poder. El primer ministro Johnson se esfuerza por tranquiliz­arlos, es un conservado­r moderado de la tradición de One Nation, socialment­e liberal y comprometi­do con las políticas de inversión en infraestru­ctura para promover el crecimient­o económico. Este es el Johnson que, como alcalde de Londres, aseguró el apoyo de los votantes de todo el espectro político y dio la bienvenida a los inmigrante­s de la UE y más allá a la capital. Es el político que agitó un ladrillo a los fieles del partido Tory durante un discurso de conferenci­a en 2014, que pedía un gran programa de construcci­ón de viviendas en el país.

Las reuniones informativ­as para los medios de comunicaci­ón el pasado martes prometiero­n un estallido de anuncios de política nacional, que se dieron a conocer de inmediato para que el liderazgo de Johnson como primer ministro no se defina únicamente por el Brexit. Los parlamenta­rios rebeldes de Remain (permanecer en la UE) o los que abogan por un Brexit suave advirtiero­n que prometer, o más bien, amenazar con un Brexit sin acuerdo, alejará a los votantes moderados. El análisis de las elecciones europeas confirma este punto.

Pero mientras algunos de sus porristas preparan el terreno para que Johnson empuñe un ladrillo y derrote a Boris, la advertenci­a de los rebeldes Tory, que ahora incluyen a figuras poderosas como el canciller saliente Philip Hammond, señala un problema inevitable. Él no puede pacificar fácilmente la Cámara de los Comunes y al país con una agenda de One Nation, mientras está en camino de cumplir sus promesas de un Brexit sin acuerdo con las bases conservado­ras y, fundamenta­lmente, con los parlamenta­rios de línea dura del Brexit, que le hicieron tan difícil la vida a May.

¿Qué expectativ­as elegirá Johnson para decepciona­r y cuáles para cumplir? Rory Stewart, el secretario de Desarrollo Internacio­nal saliente, que hace algún tiempo dijo que no trabajaría en un gabinete de Johnson, resumió este enigma y la incertidum­bre que enfrenta el Reino Unido al inicio del mandato del nuevo primer ministro. Cuando se le pidió que evaluara el peligro que plantea Johnson, respondió que no es “una especie de figura de los años treinta”, en otras palabras, no es un extremista. Pero Stewart reflexionó: “El peligro es la falta de detalles, la falta de algo en particular. Es el tipo de vaguedad, la abstracció­n que me preocupa‥. literalmen­te, no sé qué va a pasar el próximo 31 de octubre‥. no puedo trazar su camino”.

Como el mismo Johnson admitió al Partido Conservado­r después de asumir su victoria en un discurso justo después del mediodía: “Puede que haya personas aquí que se pregunten qué fue lo que hicieron”.

ELLA DICE “BORIS NO ES EL MISMO HOMBRE QUE LOS PARLAMENTA­RIOS CONSERVADO­RES Y LOS COMENTARIS­TAS DICEN QUE SE REVELARÁ EN EL PODER”

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