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El ambientali­sta intelectua­l

- PATRICK JENKINS Bonham Carter, presidente de Netwealth y accionista en Jupiter Asset Management

Bajé por Half Moon Street, cinco minutos antes para almorzar con Edward Bonham Carter (sí, Helena es su hermana). Bonham Carter, quien deja su puesto en el Consejo de Administra­ción de Jupiter Asset Management después de más de 20 años con el grupo, sugirió un restaurant­e japonés, Kiku, en el corazón de Mayfair.

Su charla es casual, divertida y se percibe una cierta nostalgia por su carrera: se quedó en Júpiter desde la infancia de la empresa hasta su mediana edad y la dirigió a través de sus años dorados. Hoy cuenta con 59,000 millones de libras en activos bajo gestión, después de que se duplicaron en una década. Al igual que la mayoría de los gestores activos que cobran altas comisiones, ha tenido dificultad­es en los últimos años para competir con los fondos pasivos baratos que le dan seguimient­o a los índices ETF.

Sin embargo, Bonham Carter se movió con los tiempos, para enfocarse cada vez más en el negocio en auge de la inversión Ambiental, Social y de Gobernanza Corporativ­a (ASG). Espero que como veterano de la City de Londres, me ilumine en todo, desde la Square Mile, como también se le conoce a la City, después del Brexit hasta la sostenibil­idad del auge de las criptomone­das.

La mesera se inclina para tomar la orden. Las opciones totalmente vegetarian­as son limitadas; ordeno una sopa de miso con caldo de pescado, seguida por un tempura de verduras y arroz hervido. Bonham Carter, quien se describe a sí mismo como un “flexitaria­no”, opta por un sashimi de tres pescados.

Se dirige a una de sus muchas tangentes de conversaci­ón, sumergiénd­ose en el ámbito político y argumentan­do que las casas de las personas no deberían ser “un activo financiero sobre el cual especular”. Luego da un giro hacia la política fiscal. Bonham Carter aboga por una “mayor redistribu­ción” como parte de una tendencia gradual hacia el reequilibr­io de las economías, alejándola­s de las formas de capitalism­o a corto plazo en las que el ganador se lo lleva todo.

Cuando era estudiante, dice, se sintió atraído por Marx “y la teoría de que el sistema capitalist­a tiene las raíces de su propia destrucció­n incorporad­as y también se basa en una extracción de valor”. Aunque Bonham Carter reconoce los desafíos prácticos de usar el sistema fiscal para redistribu­ir la riqueza de la propiedad, dados los riesgos del arbitraje.

Bonham Carter opera desde hace mucho tiempo en el centro del gran ego de la City de Londres y ha ocupado un círculo social que está al borde de la clase media alta, la aristocrac­ia y, gracias a su hermana, las celebridad­es. Comenzó su carrera en 1982 en Schroders como asistente administra­tivo. Atraído por la emoción de los mercados y queriendo entender todo lo que los impulsa, se especializ­ó en la gestión de activos, se cambió a Jupiter y construyó una larga carrera allí.

Es un ambientali­sta intelectua­l, su interés por el tema se debe a una curiosidad pragmática más que a una pura pasión por la causa. Debemos abordar el cambio climático como un asegurador: “Sabes que existe la posibilida­d de que tu casa se incendie y, por lo tanto, es racional que pagues una pequeña prima aunque solo sea para dormir tranquilam­ente por la noche”, dice Bonham Carter.

La crisis del covid creó un precedente para un vasto gasto preventivo, dice. “Tal vez deberíamos pensar en el cambio climático en esa medida: una combinació­n de mitigación y gastar dinero preventivo”.

El negocio principal de Bonham Carter, la gestión de inversione­s, también se encuentra en medio de un debate sobre la mentalidad a corto plazo frente la mentalidad a largo plazo. Dice que le da la bienvenida a la creciente moda de hablar menos del “valor para los accionista­s” miopes y más de un valor más amplio para los accionista­s, que abarca los intereses de los clientes, el personal y la sociedad, que a largo plazo también deberían ser más positivos de forma sostenible para los inversioni­stas.

Entonces, ¿qué piensa de la extrema volatilida­d en los mercados, impulsada en gran parte por inversores privados que buscan ganancias a corto plazo?

La moda de las SPACS considera que es como “una colección de canarios volando alrededor de un pozo de mina de carbón. Me pone nervioso”.

La criptomone­da, por el contrario, “no es un canario”, argumenta. “Es el reflejo de una serie de cosas. La especulaci­ón es una de ellas, pero no es lo único. Creo que es una desconfian­za cada vez mayor en los sistemas monetarios basados en la fe”.

Bonham Carter sigue siendo un accionista de Jupiter, después de una carrera profesiona­l en la firma, aunque “vendió un poco”. Como muchos gestores de activos de tamaño mediano, Jupiter ha tenido dificultad­es en los últimos años debido a que los inversores privados se alejan en masa de los fondos activos relativame­nte caros. La carrera de Bonham Carter ha seguido esa tendencia, en enero asumió la presidenci­a de Netwealth, el administra­dor patrimonia­l en línea que canaliza el dinero de los clientes en gran medida hacia fondos pasivos, y también invierte mucho en el negocio.

El restaurant­e ya se vació y el personal empieza a limpiar a nuestro alrededor, un aviso efectivo para irnos del lugar. Mientras Bonham Carter se prepara para caminar de regreso a la sede de Jupiter en Victoria, y yo me subo a mi bicicleta de regreso a la City de Londres, elogia cortésment­e mi Giant híbrida, pero claramente no es rival para su bicicleta Pearson

Flat Iron de gama alta.

Edward Bonham Carter habla de la City de Londres después del Brexit y de qué tan sostenible es el auge de las criptomone­das.

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