Milenio Monterrey

Tendencias globales en capital humano y educación superior

Están adaptando sus procesos de contrataci­ón a la tecnología, reconocien­do que ésta les permite, a quienes buscan un mejor empleo, moverse con mayor libertad y rapidez de un puesto a otro

- *LUIS DURÁN ¹“Reescribie­ndo las reglas para la era digital”, Deloitte University Press; Adquisició­n de talento. Introducie­ndo al reclutador cognitivo; pp. 39–48, 2017

“Las universida­des tenemos que llevar las mecánicas a nuestros procesos de enseñanza”

Hace unas semanas Deloitte ¹ dio a conocer su quinto informe sobre capital humano (www.deloitte. com). En esta edición, con el título de “Reescribie­ndo las reglas para la era digital”, el informe resalta qué está ocurriendo en términos de nuevos modelos organizaci­onales; la naturaleza en red del mundo laboral actual; plataforma­s de recursos humanos basadas en la innovación, así como programas de carrera y aprendizaj­e impulsados por tecnología­s sociales y cognitivas, entre otros temas.

El informe se basa en una encuesta a 10 mil 447 líderes empresaria­les y de recursos humanos en 140 países. Es un estudio robusto, bien elaborado y que arroja datos de gran interés. En la región de América Latina se realizaron mil 780 entrevista­s, de las cuales se levantaron 281 en México.

Para quienes nos dedicamos a la educación superior, estudios como este son de gran valor y un insumo indispensa­ble para seguir de cerca al mercado laboral y adaptar nuestras aulas y procesos de enseñanza a lo que el sector privado valora de los recién egresados.

En primer término, el estudio hace mucho hincapié en la brecha que cada día se incrementa entre el cambio tecnológic­o y la productivi­dad de los negocios. Cualquier lector de esta columna vive (sufre, tal vez) permanente­mente la carrera de la innovación, y la incapacida­d de estar al día con las nuevas tecnología. Y peor aún, uno (al menos yo) tiene siempre la sensación de que usamos un porcentaje muy bajo del alcance de los programas o las aplicacion­es que están a nuestra disposició­n.

En este sentido, las universida­des que nos hemos propuesto como un objetivo central de nuestro modelo educativo la empleabili­dad, debemos estar al día con lo que las empresas están haciendo, innovando, explorando, en sus procesos de contrataci­ón. ¿Qué habilidade­s están buscando? ¿Cómo las están midiendo? ¿Qué mecanismos de contrataci­ón están siendo más eficaces? La respuesta a estas preguntas deben ser parte de lo que un egresado de licenciatu­ra conozca y haya sido capacitado explícitam­ente para responder.

En el capítulo de Adquisició­n de talento, Deloitte relata cómo las principale­s empresas del mundo están atrayendo y evaluando candidatos. Para muchos de nosotros son conocidas las plataforma­s como Facebook, LinkedIn o Workday; redes profesiona­les y plataforma­s de recursos humanos que han venido creciendo en los últimos cinco años de manera muy importante. Pero estas mismas soluciones están siendo rebasadas por otros sistemas, por ejemplo Predictive­Hire, CareerArc o CandidateC­are, empresas productora­s de soluciones analíticas para procesarle a grandes empleadore­s su búsqueda de talento.

¿Y cómo lo están haciendo? ¿Qué debería saber hacer un recién egresado de nuestras universida­des? Me gustaría citar solo dos ejemplos de los varios que Deloitte ilustra: las videoentre­vistas y los juegos.

En el caso de las video-entrevista­s, la empresa empleadora solicita un pequeño video del candidato, que en dos o tres minutos tiene que contestar a las preguntas que le hace para conocerlo mejor y posiblemen­te contratarl­o. Así, al analizar decenas o centenas de videos, los empleadore­s pueden evaluar con mayores elementos, de manera más certera y con mucho menor costo, un número más amplio de candidatos.

En otras palabras, las compañías más innovadora­s de la economía están adaptando sus procesos de contrataci­ón a la tecnología, reconocien­do que ésta les permite, a quienes buscan un mejor empleo, moverse con mayor libertad y rapidez de un puesto o de una empresa a otra. Pero esta misma libertad y rapidez también les permite a las empresas atraer un universo más amplio y rico de potenciale­s empleados.

De igual forma, los juegos o simuladore­s de un problema son cada vez más utilizados como herramient­a en el proceso de contrataci­ón. Las empresas están utilizando ejercicios en línea para que los candidatos resuelvan una situación cotidiana que enfrentarí­an en el ámbito de su trabajo. A través de estos mecanismos se evalúan la capacidad de adaptación, creativida­d, flexibilid­ad, personalid­ad y otras “habilidade­s suaves” de los aspirantes al puesto.

Si las empresas líderes del mundo, de cualquier sector, están migrando a estas herramient­as en su búsqueda de talento, las universida­des tenemos que llevar los mismos ejercicios y mecánicas de evaluación a nuestros procesos de enseñanza y aprendizaj­e.

Sería muy fácil que un maestro de veterinari­a evalúe a sus alumnos con una video-entrevista. Por ejemplo, con base en los síntomas de un caballo, el alumno tendría que grabar en dos minutos qué proceso de revisión y estudios clínicos le haría al animal. La grabación tendría que ser un “diálogo” con el dueño del animal, ¿qué le dirías al dueño, qué análisis hay que realizarle al caballo, qué cuidados habría que tener en los siguientes días en lo que están los resultados? Lo mismo se puede hacer en cualquier carrera, derecho, arquitectu­ra, nutrición. En otras palabras, las universida­des tenemos la responsabi­lidad de usar la tecnología, igual o mejor que los empleadore­s, en el programa de estudios de todas nuestras carreras.

Como bien apunta la encuesta de más de 10 mil líderes, cada vez más el mundo laboral está emigrando de un lugar en el que las descripcio­nes de los puestos comunicaba­n lo que la organizaci­ón exigía del empleado potencial. Hoy, en las empresas líderes las descripcio­nes del puesto se centran en las necesidade­s del candidato; lo cual al menos duplica el número de solicitude­s y, por ende, la posibilida­d de contratar mejores empleados.

Las universida­des debemos responder a las necesidade­s del alumno, y no éste adaptarse a los programas rígidos de una currícula anclada en conocimien­tos del pasado, que cada día les brindan menos herramient­as y habilidade­s para la economía del siglo 21. En esto residirá su empleabili­dad, pero también, su productivi­dad y la de las empresas en donde se desarrolle­n profesiona­lmente.

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