Hermandad de sangre
los afroamericanos James, Linwood y Anthony Briley les gustaba coleccionar mascotas peculiares, como tarántulas, pirañas y boas. Gozaban cuando veían a su reptil devorar un ratón. De ahí en fuera, los hermanos vivían una vida normal en un hogar estable.
Sin embargo, la imagen pública de la familia no correspondía con la realidad, ya que el papá de los Briley dormía por las noches con la puerta de su habitación cerrada con candado.
¿Qué atemorizaba al señor Briley? Sus hijos seguramente no, si eran, a los ojos de los demás, unos ángeles que ayudaban a reparar los autos de sus conocidos y a podar el pasto no solo de su casa sino también el de otros miembros de la comunidad.
La verdad de quiénes eran los hermanos Briley la anunció Linwood en 1971, cuando, a los 16 años, decidió experimentar qué se sentía matar a una persona. Eligió a Orline Christian, una señora de la tercera edad, quien falleció dentro de su casa unos días después de que su esposo muriera.
Los familiares de la señora Christian pensaban que un infarto había sido el causante del repentino deceso. Solo que dos de ellos vieron una marca extraña en la espalda de la mujer. Un nuevo examen arrojó que la herida había sido producto de un arma de pequeño calibre. Desde la ventana de la señora Christian, un detective utilizó una madera para determinar que el disparo provino de una de las habitaciones de la casa de al lado. Linwood, el agresor, señaló: “He oído que tenía problemas de corazón, hubiera muerto de cualquier manera”. Linwood, el mayor de los hermanos Briley, fue enviado a un reformatorio, donde purgó una condena de un año por el homicidio. Su hermano James sufrió un destino similar al herir con un arma de fuego a un policía que lo perseguía. El deterioro moral de Linwood y James Briley era evidente. En 1979 invitaron a Duncan Meekins a unirse “a la diversión”, formando así, junto con otro de los hermanos, Anthony, una pandilla que del hurto de cosas de bajo costo se convirtió en un grupo despiadado que anteponía el pretexto del robo para cumplir su verdadero objetivo: matar. Su primer ataque ocurrió el 12 de marzo del año mencionado. El matrimonio formado por William y Virginia Bucher fue amordazado por Linwood, James y su cómplice. Tras robar cosas de valor, el trío rocío gasolina en los muebles y les prendió fuego. El señor Bucher logró librarse de sus ataduras y escapar, junto con su esposa, de las llamas.
William y Virginia Bucher fueron las únicas dos personas que sobrevivieron la furia de los Briley. Los tres hermanos y su cómplice impusieron durante siete meses un estado de sitio en la localidad de Richmond, Virginia, Estados Unidos, a principios de los años 80.
Un vendedor, un adolescente, un DJ, una enfermera, estuvieron entre las víctimas mortales de la pandilla.
Nadie sobrevivía a los Briley: mataban lo mismo a balazos que con objetos contundentes.
El peor ataque que realizó esta sociedad fue contra el matrimonio joven de los Wilkerson. La mujer, embarazada de cinco meses, fue violada y después asesinada junto con su esposo y su hijo de cinco años. Fue en el único homicidio en el que participó Meekins.
La pandilla fue detenida después de 12 homicidios. Linwood y James Brilley fueron condenados a muerte.
El 12 de octubre de 1985, Linwood Briley fue ejecutado en la silla eléctrica. Un año después, en la misma sala de la prisión, el cuerpo de James Briley se sacudió ante el impacto de 2 mil 300 voltios durante 55 segundos.
Anthony Briley y Duncan Meekins recibieron una breve condena, el primero porque no participó en los homicidios, y el segundo por ser quien delatara a los hermanos.