La historia de América Móvil y de Telmex parece la de dos novios indecisos. Primero estaban juntos. Después, por mutuo acuerdo, decidieron separarse para que cada quien siguiera su camino. Posteriormente decidieron regresar. Ahora viene una segunda posible separación, con la diferencia de que esta vez no es voluntaria.
En un afán de fomentar la competencia, el Instituto Federal de Telecomunicaciones, el regulador del sector, ordenó recientemente a América Móvil a realizar una “separación funcional” de Telmex de su estructura legal. La idea es que se forme una nueva empresa que opere y mantenga los activos de telefonía fija de Telmex, con ejecutivos y consejo directivo distintos.
La apuesta del regulador es que la separación funcional de Telmex estimule la competencia en telefonía fija y, más importante aún, en banda ancha. Actualmente 60 por ciento de la telefonía fija y 55 por ciento de la banda ancha fija está en manos de América Móvil.
América Móvil ya echó a andar su poderoso aparato legal para detener la medida del Ifetel. Pero de concretarse la división, el daño puede ser significativo. Sus ingresos en México puede caer casi 10 por ciento en los próximos años de acuerdo a algunos estimados. Más importante aún es que la pérdida de Telmex podría impactar el número de suscriptores de banda ancha residencial de América Móvil.
América Móvil lleva años buscando que el gobierno le autorice ofrecer video. Este es un componente clave de su estrategia futura, el cual le ayudaría a atraer más clientes así como aumentar sus ingresos por usuario. Hasta ahora el gobierno le ha negado dicha autorización, pero es probable que en un futuro se la otorgue. Aquí es donde entra la importancia estratégica de la banda ancha.
La forma de distribuir video se da cada vez más a través de conexiones de banda ancha, por lo que entre más conexiones se tenga, mayor será el éxito potencial en video. El problema es que la pérdida de Telmex puede recortar la cuota de mercado en banda ancha residencial de América Móvil a la mitad de acuerdo a algunos especialistas, lo que dañará sustancialmente su capacidad de ofrecer video.
Aun cuando la defensa legal de América Móvil fracase y tenga que cumplir con el fallo del regulador, la separación funcional de Telmex tardaría un par de años en concretarse. Puede parecer poco tiempo, pero en términos tecnológicos es una eternidad. Mucho puede cambiar en ese periodo. Más que la regulación, son las fuerzas de la tecnología y del mercado las que acaban cambiando el comportamiento de las empresas dominantes.
Habrá que ver qué pasa.