Nuestra política se rige por profundos aforismos. Razón de estado: zafín zafadas no son perdonadas. Pinchi Yunes: tira de uñita. Oigan este proyecto de nación: A Yunes le gusta la cocacola en rebanadas; Liópez es ojéis. O sea, ideas serias para el México
il ha notado que los debates electorales alcanzan alturas conceptuales dignas de academias y ateneos. Yunes le ha dicho a Liópez: “¡No le saques, lagarto! Nos vemos mañana”. Ah, los viejos pleitos: nos vemos a la salida y te rompo la madre. ¡El que escupa primero! Pero
Liópez le había dicho a Yunes: “No manches, Yunes”, burlándose de que a Eva Cadena le hubieran ofrecido dinero para exhibirla y así taladrar la fama de incorruptible de
Liópez: “Soy peje, pero no lagarto”. Ah, el refinamiento conceptual; ah, los proyectos de nación; ah, la clase política mexicana. Yunes, el memorioso (no manchemos al clásico con comparaciones odiosas), le dijo a Liópez: “Como soy un caballero le digo cuáles son las preguntas que le haría en un debate. Le pregunto: ¿de qué vive? ¿Cuánto pagó de impuestos en 2015 y 2016? ¿De qué viven sus hijos mayores de edad?”.
Ni perezoso ni tardo, Liópez le respondió. “Zafo. No debato con él porque no quiero perder la cartera. Eres muy ladrón Yunes”. Nuestra política se rige por profundos aforismos. Razón de estado: zafín zafadas no son perdonadas. Pinchi Yunes: tira de uñita. Oigan este proyecto de nación: A Yunes le gusta la cocacola en rebanadas; Liópez es
ojéis. O sea, ideas serias para el México del siglo XXI. Oigan este proyecto económico: “pollos, gallinas, puercos, cochinos, ma- rranos”. Un grito desgarrador se oyó en el amplísimo estudio: ay, mis hijos, cultos y académicos.
La verdad sea dicha (muletilla pagada por Morena y Liópez), nadie en su sano juicio le creería una palabra a Yunes. El actual gobernador de Veracruz, la lectora y el lector lo saben, militó en el PRI desde 1969. Con el tiempo y un ganchito pragmático del PAN cambió, pero no cambió. Eso sí, el góber fue director del Issste en los tiempos en que Elba Esther Gordillo era la reina de la SEP, cuando Reyes Tamés, secretario de Educa- ción, remojaba polvorones en su café con leche y llevaba a cabo todas las órdenes de Gordillo. Ah, lebeauxtours, perdón, jours.
Hace algún tiempo, Gil escribió esto, para que parafrasearlo si ya esta publicado: “¿Yunes y la limpieza? Gamés sospecha que la historia política de Yunes es tan negra como la de Javier Duarte, y que la de Liópez, sin ser la luz de la honestidad con la que pretende llegar a 2018, no tiene nada que ver con los robos a mansalva de esos dos pillos. Cierto, a Duarte le urgía debilitar a Yunes, su perseguidor, apoyando a Morena, pero todavía hay negro y blanco. Quién lo diría, Gilga en defensa de Liópez. Sones jarochos con el tradicional rasgueo de la jarana, denuncias en juzgados, improperios y en fon, pregones con sextas y novenas. Ambos, Yunes y Duarte se han arrojado al rostro ilegalidades, robos a mansalva, propiedades millonarias en dólares fuera de México, propiedades millonarias en pesos dentro del país, prestanombres, nombres sin préstamo. Gamés no ha podido quitarse de la cabeza la idea de que ambos tengan razón. Según las lecturas de sus periódicos, hay una alta probabilidad de que estos dos políticos sean especulares (gran palabra de alcurnia poética), uno el espejo del otro”. Fin de la cita. La maestra, un testamento En esas andaba Gil, meditando y recordando (ah, los gerundios), cuando leyó en sus periódicos que el SNTE y la CNTE apoyan a Delfina Gómez en su camino a la gubernatura del Estado de México. La candidata de Morena ha recibido el apoyo de los maestros. El ex secretario general del SNTE Rafael Ochoa expuso, en una histórica alocución, que los maestros se tirarían de un precipicio con Delfina, si fuera necesario. Se dice en los mentideros que la maestra Gordillo dio instrucciones para esa entrega total, una venganza, una revancha contra el PRI.
Gil caminó sobre la duela de cedro blanco y se llevó los dedos índice y pulgar al nacimiento de la nariz. Veamos: Liópez le ha dicho a Yunes unas verdades, las bárbaras terribles, y se da de bofetadas con este personaje imperdonable, operador de Elba Esther Gordillo, a morir, durante años. Correcto. Por otro lado, Liópez promueve, admite, acepta el apoyo del sindicato del que fue dueña absoluta la maestra Gordillo. O sea, para volverse loco. Gamés pasa a retirarse a sus habitaciones. Los políticos mexicanos deberían usar, todos, camisa de fuerza.
Una voz interior le repitió a Gil el viejo proverbio árabe: Si un hombre te dice que pareces un camello, no le hagas caso; si te lodicendos, mírateenunespejo.