ltimamente muchos amigos chismosos me advierten de distintos asuntos que huelen a corrupción. Generalmente se trata de abusos y tranzas en licitaciones que, al principio, eran solo de servicios de tecnologías de información, pero que al paso de los meses supe de otros contratos en los cuales el chanchullo era la constante.
Primero eran empresas que se querían pasar de listas, pero duele decir que también mencioné universidades públicas. Por eso confío que en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) tengamos una explicación al titipuchal de rarezas que hay alrededor de la administración del dinero por parte de la rectoría.
Tengo información sobre los gastos de la rectoría general de la UAM de enero a septiembre de 2016, obtenida mediante la Plataforma Nacional de Transparencia, y se ven cosas muy raras. Aquí la austeridad es un mito, pues tan solo en ocho meses la oficina del rector general, Salvador Vega, y del secretario general,
Norberto Manjarrez, tuvieron gastos millonarios en viajes, renta de autos, dulces, cigarros, tarjetas bancarias y víveres.
Se observan gastos de representación pagados con tarjeta American Express que en ocho meses sumaron más de 360 mil pesos. Entre viajes y viáticos, la rectoría erogó más de 2 millones 500 mil pesos. En abril de 2016 se reportó la compra de un auto por 371 mil pesos y en marzo de ese mismo año rentó otro por 247 mil 148 pesos y hasta se ve un gasto en la tienda de colchones Spring Air por más de 35 mil pesos. Por concepto de “vale de víveres con comprobante” pagados a diversos proveedores suma 6 millones de pesos durante los ocho meses.
Hay muchos gastos raros (como el pago por el concepto de “dulces y cigarros”, por casi 25 mil pesos en mayo), pero aquí no se incluye la investigación de la Auditoría Superior de la Federación por un presunto perjuicio a la hacienda pública federal por no acreditar el uso de más de 253 millones de pesos, destinados a obras de construcción y remodelación en la UAM.
No me chupo el dedo y sé que todo esto viene con la próxima elección del nuevo rector en junio y en la cual el secretario general,
Norberto Manjarrez, aspira a ocupar el puesto, impulsado por el mismo rector Vega. Desconfío de la honorabilidad de muchos servidores públicos, pero tampoco soy la cachiporra de los grupos de interés. Por eso me dicen el conciliador, porque siempre creo que hay explicación a varias inconsistencias que tienen toda la pinta de abuso y tranza. Ojalá y sea el caso, pues tengo muuucha información.
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Por cierto, la constructora Odebrecht amanece esta semana con un nuevo presidente a escala global, se trata de Luciano Nitrini Gui
dolin, de solo 44 años y quien viene de ser vicepresidente de inversiones del grupo. m