¡Ya la hicimos!
Después de escuchar las sentidas palabras del góber nada melifluo de Sinaloa, el señor Quinina, digo, Quirino, y de su tampoco nada guango fiscal, en mi calidad de seudoperiodista me quedo francamente muy tranquilo. Como que el gremio requería de las palabras de un ser superior que nos mostrara su solidaridad y su calidad humana desde el poder, para sentir que hay rumbo y certidumbre.
Después de todas estas engoladas pero muy comprometidas palabras y de las medidas que habrán de tomarse desde una perspectiva que incluye el burocratismo en la impartición de justicia, experimento una tranquilidad superior, solo comparable a cuando Jelipillo inició su narcoguerra prometiendo paz y tranquilidad a toda la patria.
No hay duda de que veremos el fin de la impunidad, de crímenes sin castigo, del asesinato de los trabajadores de la comunicación y de los activistas en derechos humanos, dos comunidades que se habían visto afectadas por la intransigencia de los grupos delincuenciales que se habían aprovechado de la buena voluntad del gobierno.
Para reforzar el empeño, en acto solemne el licenciado Peña dedicó un largo discurso para mostrar su decisivo apoyo a la causa nada nueva, pero que encontró su punto de quiebre con el brutal asesinato del maese Javier Valdez. Los camarógrafos y fotógrafos presentes, que suelen conformar una aguerrida
tribu, comenzaron a gritar cosas como “¡Ya basta de discursos!”, “¡Basta de impunidad!”. Quién sabe por qué no tendrían confianza en el Estado, si desde siempre nos ha demostrado su vocación humanista y los rollos de Osorio Chong y el dotor Mancera hasta parecían de verdad.
Es como dudar de las palabras del profe Mo- reira cuando, poniendo en entredicho su papel como maestro y en consecuencia la reforma educativa, afirmó categórico que no sabe ni qué es Mónaco ni las Islas Caimán, donde se supone tiene su guardadito financiero.
O sea, ¿cómo poner en entredicho todo esto si el mismísimo don Enrique, al confrontar a los periodistas y mirándolos a los ojos, prometió que lucharía “hasta el final de su mandato para mejorar las condiciones del ejercicio del periodismo profesional, riguroso y valiente que México necesita”?
Yo tengo tanta fe en esto como en las palabras de JC Chávez Jr, que dijo que nunca pagaría por acostarse con una mujer. Pero supongo que con tres de ellas sí.
Fue bonito que al señor Quirino le preguntaran si es inepto o cómplice y que todavía no se decida.
¡Ya la hicimos!