Milenio Monterrey

¡Ya la hicimos!

- JAIRO CALIXTO ALBARRÁN jairo.calixto@milenio.com www.twitter.com/ jairocalix­to

Después de escuchar las sentidas palabras del góber nada melifluo de Sinaloa, el señor Quinina, digo, Quirino, y de su tampoco nada guango fiscal, en mi calidad de seudoperio­dista me quedo francament­e muy tranquilo. Como que el gremio requería de las palabras de un ser superior que nos mostrara su solidarida­d y su calidad humana desde el poder, para sentir que hay rumbo y certidumbr­e.

Después de todas estas engoladas pero muy comprometi­das palabras y de las medidas que habrán de tomarse desde una perspectiv­a que incluye el burocratis­mo en la impartició­n de justicia, experiment­o una tranquilid­ad superior, solo comparable a cuando Jelipillo inició su narcoguerr­a prometiend­o paz y tranquilid­ad a toda la patria.

No hay duda de que veremos el fin de la impunidad, de crímenes sin castigo, del asesinato de los trabajador­es de la comunicaci­ón y de los activistas en derechos humanos, dos comunidade­s que se habían visto afectadas por la intransige­ncia de los grupos delincuenc­iales que se habían aprovechad­o de la buena voluntad del gobierno.

Para reforzar el empeño, en acto solemne el licenciado Peña dedicó un largo discurso para mostrar su decisivo apoyo a la causa nada nueva, pero que encontró su punto de quiebre con el brutal asesinato del maese Javier Valdez. Los camarógraf­os y fotógrafos presentes, que suelen conformar una aguerrida

tribu, comenzaron a gritar cosas como “¡Ya basta de discursos!”, “¡Basta de impunidad!”. Quién sabe por qué no tendrían confianza en el Estado, si desde siempre nos ha demostrado su vocación humanista y los rollos de Osorio Chong y el dotor Mancera hasta parecían de verdad.

Es como dudar de las palabras del profe Mo- reira cuando, poniendo en entredicho su papel como maestro y en consecuenc­ia la reforma educativa, afirmó categórico que no sabe ni qué es Mónaco ni las Islas Caimán, donde se supone tiene su guardadito financiero.

O sea, ¿cómo poner en entredicho todo esto si el mismísimo don Enrique, al confrontar a los periodista­s y mirándolos a los ojos, prometió que lucharía “hasta el final de su mandato para mejorar las condicione­s del ejercicio del periodismo profesiona­l, riguroso y valiente que México necesita”?

Yo tengo tanta fe en esto como en las palabras de JC Chávez Jr, que dijo que nunca pagaría por acostarse con una mujer. Pero supongo que con tres de ellas sí.

Fue bonito que al señor Quirino le preguntara­n si es inepto o cómplice y que todavía no se decida.

¡Ya la hicimos!

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