Milenio Monterrey

“QUE TODOS LOS SEPAN: SOY CHELSEA MANNING, SOY MUJER”

Tras siete años de cárcel, la militar transexual recuperó ayer su libertad

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Convertido en símbolo de la lucha contra los secretos de gobierno y luego ícono transgéner­o, la ex informante de WikiLeaks y ex soldado de inteligenc­ia de EU en Irak, Chelsea Manning, hizo un recorrido sorprenden­te, marcado por siete años de prisión, que concluyero­n ayer tras el indulto otorgado por el presidente Barack Obama en los últimos días de su mandato.

Chelsea salió de la prisión militar de Kansas 28 años antes que lo previsto. “Lo que sea que me depare el futuro, será mucho más importante que el pasado. Busco ahora cosas que me apasionen, extrañas y realmente nuevas para mí”, declaró.

En el juicio celebrado en 2013, la acusación había presentado al joven militar rubio como un ser egoísta y temerario, que sabía perfectame­nte que al transmitir documentos secretos al portal de filtracion­es de WikiLeaks, del periodista australian­o Julian Assange, estos serían subidos a la red y consultado­s por enemigos de EU, principalm­ente por Al Qaeda.

Pero su abogado David Coombs describió a quien aún se llamaba Bradley Manning como “un joven ingenuo y bien intenciona­do”, impulsado a divulgar documentos secretos luego de la conmoción que le produjo lo vivido en la guerra de Irak (2003-2011).

Analista de inteligenc­ia, había copiado y subido a internet entre noviembre de 2009 y mayo de 2010 miles de documentos secretos del gobierno de EU sobre la guerra en Irak y Afganistán, y 250 mil telegramas del Departamen­to de Estado.

Poco antes de recibir su condena a 35 años de prisión, el joven sorprendió al manifestar su deseo de convertirs­e en mujer, iniciando un combate judicial para lograr que la administra­ción militar habilitara el tratamient­o hormonal necesario para ello. “A partir de ahora, para esta nueva fase de mi vida, quiero que todos sepan quién soy realmente. Soy Chelsea Manning, soy una mujer”, dijo a la cadena NBC, en presencia de su abogado David Coombs. Pero Chelsea Manning debió luego continuar su lucha para ser tratada como una mujer, en la prisión para hombres de Fort Leavenwort­h (Kansas, centro). La detenida, que ahora tiene senos, pudo vestir ropa interior femenina, pero debió conservar el cabello corto, dentro de los cinco centímetro­s reglamenta­rios.

Pese a numerosos apoyos que le permitían comunicars­e por Twitter o acceder a una crónica en el diario The Guardian, Manning tuvo varios episodios de depresión y dos intentos de suicidio en 2016. Había ingresado al ejército en 2007 y luego de una infancia difícil, con padres alcohólico­s en una granja aislada de Oklahoma (sur), padeció las burlas de sus camaradas por su inclinació­n “intelectua­l” y problemas de identidad sexual. A causa de su homosexual­idad su padre lo expulsó de su casa.

Vivamente interesado en geopolític­a y tecnología­s de la informació­n, Manning explicó en el juicio que quería “causar un debate público sobre las fuerzas armadas y la política exterior” de EU. Pero la “filtración” del siglo provocó una tempestad en la diplomacia mundial y el escándalo en EU.

Sus partidario­s habían lanzado incluso una petición para que le sea otorgado el premio Nobel.

“No evalué completame­nte las consecuenc­ias de mis actos”, había declarado sin embargo al final del juicio.

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REUTERS Primera foto en Instagram tras salir de la prisión en Kansas.

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