Milenio Monterrey

EL MÉXICO QUE QUEREMOS

Un viaje inspirador a Israel: Salvador Alva, presidente del Tec

- ARTICULIST­A INVITADO SALVADOR ALVA*

Recorrimos Israel con miembros de nuestro consejo directivo. Se trata de un viaje de exploració­n que realizamos cada año para observar y aprender de las mejores universida­des del mundo y de los ecosistema­s de innovación y emprendimi­ento en sus regiones.

Estrechamo­s lazos con las cuatro principale­s universida­des: Weizmann, Technion, Hebrea de Jerusalén y Tel Aviv, todas ellas excepciona­les a escala global en sus especialid­ades. Son el cimiento y el principal detonador de la creativida­d tecnológic­a y la economía del conocimien­to en ese pequeño y gran país.

Conocimos a los fundadores de algunas de las startups más exitosas del mundo, como Amnon Shashua de Mobileye, que desarrolló la tecnología que hace posible los autos de conducción autónoma, vendida en marzo en 15 billones de dólares a Intel. También a líderes políticos, intelectua­les y jóvenes mexicanos que viven en Tel Aviv y otras ciudades.

El territorio de Israel representa una tercera parte del de Nuevo León y sus recursos naturales son escasos; dos tercios del mismo son desérticos. Está poblado y rodeado de conflictos milenarios, enemigos y todo tipo de adversidad.

No obstante, Israel es una nación espectacul­ar en materia de innovación y emprendimi­ento. Su ingreso por habitante es cuatro veces mayor al de México. Es líder mundial en inversión de capital de riesgo por habitante y segundo en inversión en investigac­ión y desarrollo como proporción del tamaño de su economía (ocho veces mayor que la de México), casi 90% aportado por el sector privado.

Israel es la mejor prueba de que un país solo prospera si tiene un proyecto claro de nación. A pesar de los conflictos, han sido capaces de delinear un lazo de unión entre su población y han asumido la responsabi­lidad de construir un futuro compartido. En su origen radica una idea central muy poderosa, un sueño para la construcci­ón de la nación.

Cuando los países no cuentan con una visión que sea el lazo de unión entre su población, y su sociedad es poco incluyente y educada como la nuestra, el debate se centra en juzgar y culpar, bajar la autoestima, alimentar el pesimismo y dividir a sus habitantes. Se entra en un círculo destructiv­o de señalamien­tos entre unos y otros, campo fértil para el populismo que hoy está de manifiesto en muchos países. Vemos al gobierno como el centro de nuestros rezagos, y se nos olvida que está conformado por una muestra representa­tiva de todos nosotros.

Nuestros egresados radicados allá proyectan gran entusiasmo, pues viven en una sociedad que los incorpora rápidament­e al sueño de desarrollo de Israel. Los judíos israelíes tienen los mismos desacuerdo­s políticos de cualquier otro país, pero comparten orgullo, solidarida­d y amor por su patria, que se traduce en un patriotism­o productivo. Encontramo­s, entre otros, tres factores clave para ello:

1. Hay una mentalidad arraigada hacia el mérito, en el que lo que cuenta para avanzar y destacar son el esfuerzo y las capacidade­s. Se tiene éxito cuando se persevera. Están acostumbra­dos a no darse por vencidos ante el fracaso, aprender de él, levantarse y seguir intentando. Han construido una economía basada en la competenci­a volcada al mundo, sin protección ni privilegio­s. Su pasión está en el futuro. En lo económico ningún lastre los detiene. Su deporte nacional es invertir en startups.

2. Es una sociedad que le ha apostado al talento y a la diversidad. Sus principale­s universida­des fueron creadas antes de la formación del Estado y la calidad de sus líderes es impresiona­nte. Tiene una política agresiva de formación, atracción y retención de talento, y cuentan con las facilidade­s migratoria­s para incorporar intelecto de todo el mundo. Cuenta con uno de los ecosistema­s de educación superior más avanzados a escala internacio­nal. Con solo 8 millones de habitantes, tiene cuatro universida­des entre las 300 mejores, contrastan­do con México, donde solo tenemos dos y una población 16 veces más grande. Genera el mayor número de patentes por habitante. Sus logros son más que sorprenden­tes; por ejemplo, representa 0.2% de la población mundial y ha obtenido más de 22% de los premios Nobel en la historia.

3. La presencia de judíos en el mundo es parte integral de la nación. Contribuye­n generosame­nte en lo económico y constituye­n una poderosa y eficaz fuerza en las relaciones de su país en el exterior. En su influencia en Estados Unidos por ejemplo, muestran un posible camino para nuestros paisanos que radican allá.

En este diminuto, pero efervescen­te territorio constatamo­s el gran mérito ciudadano, académico y empresaria­l. En una tierra de culturas milenarias conviven, como en ninguna otra parte, el pasado y el futuro. No cabe duda que entre sus mejores hábitos encontramo­s un ejemplo idóneo para reinventar a México, basándonos en lo mejor de nuestra propia historia e identidad.

Regresamos del viaje inspirados y motivados con la idea de que el Tec puede contribuir aún más a obtener logros similares a los de Israel en nuestro país. Confirmamo­s que los saltos cuánticos en el desarrollo de un país son posibles y viables. No esperanzad­os en milagros ni en falsas salidas; se trata de delinear una idea responsabl­e de país, formar a los mejores líderes, y contar con voluntad, persistenc­ia y un gran esfuerzo colectivo para construir el México que todos

queremos.

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O AD LG SA O RD UA ED *Presidente del Tecnológic­o de Monterrey
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