Milenio Monterrey

Alianza de grandes firmas, contra el cambio climático

Aunque únicamente dos altos ejecutivos renunciaro­n al consejo presidenci­al, son notables las críticas abiertas de un grupo amplio de la industria privada

- FT View Elon Musk, cofundador de SpaceX y Tesla.

Donald Trump afi rma que defiende los empleos y la industria de Estados Unidos al abandonar el esfuerzo internacio­nal para enfrentar el cambio climático.

Las empresas multinacio­nales estadunide­nses se apresuraro­n a distanciar­se de esta decisión. De Silicon Valley a Wall Street, desde campeones industrial­es como GE y General Motors, hasta empresas de bienes de consumo, condenaron de manera unánime e hicieron una declaració­n de intencione­s de que seguirían adelante con las iniciativa­s de energía limpia. Incluso las grandes petroleras instaron a Trump a mantenerse en el camino.

Aunque solo dos ejecutivos—Elon Musk de Tesla y Bob Iger de Walt Disney— fueron tan lejos como renunciar al consejo de asesores presidenci­ales, tal vez por temor a la reacción en contra de los clientes consciente­s del medio ambiente, las críticas abiertas de un grupo muy amplio de la comunidad corporativ­a es notable. Refleja tanto el disgusto por la dirección de la política de Estados como el grado en el que abandonar el acuerdo de París amenaza los intereses comerciale­s. Algunos temen una pérdida de oportunida­des.

Las industrias verdes cada vez son más capaces de prosperar sin subsidios. Pero si la energía renovable y otras formas de tecnología limpia quieren ser industrias de crecimient­o a nivel mundial, los países con una regulación predecible a favor de las energías renovables y los incentivos para innovar le darán a los sectores privados una ventaja competitiv­a.

No sólo son los pioneros verdes son los que tienen algo que perder: los conglomera­dos tradiciona­les como GE realizaron enormes inversione­s en eficiencia energética y grupos de alta tecnología en Silicon Valley invirtiero­n fondos en la generación de energía renovable para alimentar los centros de datos que consumen mucha electricid­ad.

Incluso la industria de gas y petróleo tiene interés en ayudar a los mercados emergentes como la India para que hagan la transición del carbón producido en su país, al gas más limpio y de importació­n.

Retirarse de los compromiso­s que se hicieron en el acuerdo de París no es a favor de sus intereses. Otros temen represalia­s por parte de gobiernos que tienen la determinac­ión de impedir que EU obtenga una ventaja.

Los impuestos fronterizo­s al carbono probableme­nte todavía sean una amenaza remota, debido a las complejida­des prácticas, pero sin duda se pueden diseñar otro tipo de sanciones.

Una preocupaci­ón persistent­e puede ser que Beijing pueda aprovechar la excusa de delincuenc­ia ambiental de EU para sacar empresas de mercados que ya en sí son muy difíciles de penetrar. Independie­ntemente de que se haga realidad esta amenaza, cualquier empresa estadunide­nse con exposición internacio­nal tendrá que cumplir con los estándares ambientale­s en los países donde opera.

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MARIO ANZOUN/REUTERS

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