Milenio Monterrey

Lista, guerramund­ial de Trump por el acero

Con cláusula comercial que data de los años 60 se menguará la importació­n argumentan­do motivos de seguridad nacional

- Shawn Donnan

No hay duda de que el dominio que tiene Trump de Twitter llevó las interaccio­nes presidenci­ales hacia una nueva era de comunicaci­ón masiva. Pero en su camino de regreso de la reunión del G7 del mes pasado en Sicilia, los tuits del presidente estadunide­nse se dirigieron a una audiencia más limitada: los expertos en el tema de comercio.

El “análisis 232” que menciona se refiere a la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial de 1962 y a dos investigac­iones que inició el gobierno de Trump a principios de este año sobre las importacio­nes de acero y aluminio.

Se espera que los resultados de la investigac­ión de acero, de acuerdo con funcionari­os del gobierno, surjan esta semana. Y con eso se prevé que Trump actúe para restringir las importacio­nes de acero y realizar lo que, a pesar de toda su arenga contra el comercio hasta el momento, probableme­nte sea su medida proteccion­ista más significat­iva a la fecha.

Los expertos esperan que su medida por lo menos provoque represalia­s de otros países y lo que podría convertirs­e en una nueva ronda de las guerras mundiales del acero. Pero algo que potencialm­ente es más preocupant­e es lo que podría significar para el estado de derecho en el sistema comercial global.

La Sección 232 le permite a los presidente­s estadunide­nses restringir las importacio­nes de productos que llegan a EU si se considera que representa­n una amenaza para la seguridad nacional. En el mundo del comercio, esto se convierte en una “opción nuclear”. La razón es que las reglas de la Organizaci­ón Mundial del Comercio (OMC) contienen una excepción que le permite a los países miembros construir barreras comerciale­s por motivos de seguridad nacional.

Pero parece que Trump se prepara para echar a andar la prueba más importante de tiempos de paz de esa excepción en los más de 70 años de existencia de la OMC y de su predecesor, el GATT. Sin rodeos: cuando los expertos en comercio piensan sobre cómo Trump podría hacer estallar las reglas que sostienen el sistema mundial de comercio desde que terminó la Segunda Guerra Mundial, este es uno de los lugares en los que empiezan. La excepción de seguridad nacional de la OMC se diseñó para que se invocara solamente en tiempos de guerra y cubrir cosas como sanciones. Pocas veces se utiliza y realmente nunca se puso a prueba legalmente en la OMC.

Estados Unidos, de hecho, invocó por última vez la Sección 232 en 1982, cuando decidió aplicar una prohibició­n sobre las importacio­nes de petróleo libio por razones de seguridad nacional, con el argumento de que bajo el mandato de Muamar el Gadafi, el país del norte de África era un proveedor de crudo poco confiable.

La última vez que consideró hacerlo fue en 2001, el presidente George W Bush decidió que incluso después de los ataques del 9/11 había poca probabilid­ad de que fuera productivo emprender una ofensiva contra el hierro y el acero.

Pero Trump, y Wilbur Ross, su secretario de Comercio, ahora amenazan con revertir todo eso. Al anunciar la apertura de esas investigac­iones, Ross señaló el pequeño número de plantas que quedan en Estados Unidos que producen el tipo de acero o aluminio que necesita el ejército de EU para construir barcos, tanques última vez en 1982, al prohibir importacio­nes del petróleo de Libia y cosas parecidas. Ese tipo de argumentos encajan con el tema que presentó anteriorme­nte Peter Navarro, el polémico economista, y que busca una línea dura con China que dirige la Oficina de Comercio y Manufactur­a de la Casa Blanca.

La industria de acero de EU también insta a tener una interpreta­ción más amplia de la seguridad nacional. Argumenta que si no se puede proteger de la competenci­a china o de otros países y ser una industria nacional viable de Estados Unidos, entonces no podría suministra­r el acero que podría necesitar el ejército de Estados Unidos en tiempos de guerra. O las barras de acero que se utilizan para construir los ductos para transporta­r el petróleo que se necesita para alimentar al ejército. No es difícil sentir un poco de compasión con ese argumento. Pero lo que es más probable que ocurra si Trump sigue adelante con aranceles generaliza­dos bajo el argumento de la seguridad nacional es lo que mantiene preocupado­s a los expertos de comercio.

Los principale­s socios comerciale­s de EU podrían tomar represalia­s. La Unión Europea, que tiene sus propios problemas con el acero, podría introducir sus propias restriccio­nes sobre el acero estadunide­nse. China podría decidir utilizar el tema de seguridad nacional como excusa para prohibir las importacio­nes de granos y otros productos de Estados Unidos. Peor aún podría generar una impugnació­n legal en la OMC que al final podría terminar socavando el sistema.

Cualquier afirmación de un panel de la OMC sobre el derecho de EU a imponer aranceles generales por razones de seguridad nacional abriría la puerta para que otros países hagan lo mismo. Cualquier rechazo al derecho de Washington a hacerlo le daría a Trump una excusa para retirarse del organismo mundial de comercio.

Donald Trump tal vez todavía podría empezar con una guerra comercial con China. Aún podría decidir hacer estallar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte que sostiene un billón de dólares de comercio que tiene EU con Canadá y México cada año.

Pero, por el momento, la mayor amenaza que plantea al sistema mundial de comercio se encarna en un tuit.

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STEVEN SHI/REUTERS

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